Claroscuros de Simone de Beauvoir
La cr¨ªtica a su figura marca el centenario de la intelectual feminista
Fadela Amara, actual secretaria de Estado para la Ciudad del Gobierno Sarkozy-Fillon, ha encabezado sus felicitaciones de Navidad con la siguiente frase: "Ser libre es querer la libertad de los dem¨¢s". Es una cita de Simone de Beauvoir. Que una ministra de un ejecutivo que tiene entre sus objetivos "acabar con el pensamiento de Mayo del 68", cite a Beauvoir, fundadora del feminismo moderno, mao¨ªsta eventual y que se autodefin¨ªa como "totalmente de izquierdas" y "deseosa del derrumbe del capitalismo", casa mal con el lema sarkozysta de "trabajar m¨¢s para ganar m¨¢s", horizonte insuperable del actual presidente de la Rep¨²blica.
Simone de Beauvoir (Par¨ªs, 1908-1986) fue novelista, ensayista y militante pol¨ªtica, aunque esa ¨²ltima faceta tardara en manifestarse. "Lamento que haya sido necesaria la guerra para hacerme comprender que viv¨ªa en el mundo y no fuera de ¨¦l", escribe en 1985, refiri¨¦ndose al periodo de la ocupaci¨®n alemana, a?os en los que ella y su compa?ero Jean-Paul Sartre apenas manifestaron ninguna inquietud pol¨ªtica, convencidos, ya en 1941, de que los estadounidenses iban a sacarles las casta?as del fuego y lo mejor era esperar en casa, junto a la estufa, escribiendo novelas, obras de teatro o reflexiones filos¨®ficas, todo salpicado de "amores contingentes" -el que manten¨ªan Jean-Paul y Simone era un "amor necesario"-.
De Beauvoir es hoy una figura m¨¢s respetada en EE UU que en Francia
Hoy, a trav¨¦s de biograf¨ªas, testimonios y an¨¢lisis, la "pareja libre" que simbolizaron Sartre y Beauvoir es criticada por unos y otros. No fueron tan "resistentes" como dec¨ªan, no fueron tan "libres" como parec¨ªan, no tuvieron tanta raz¨®n como se cre¨ªa. Es m¨¢s, la Historia, la gran Historia, ha ridiculizado muchas de sus tomas de posici¨®n, buena parte de sus cr¨ªticas a Camus, Aron o Merleau-Ponty. El marxismo ya no es el sistema filos¨®fico, sino uno m¨¢s entre ellos, como ese existencialismo del que ellos fueron los profetas; los pa¨ªses comunistas cuya revoluci¨®n apoyaron con su presencia -Rusia, Cuba, China, Viet-nam- son hoy, o bien para¨ªsos del capitalismo salvaje, o bien ejemplos ruinosos de adonde puede conducir una teor¨ªa cuando se hace caso omiso de la realidad. Jacques-Pierre Amette, en el semanario Le Point, se atreve a preguntarse si "Sartre y Beauvoir no ser¨¢n los Ginger Rogers y Fred Astaire del existencialismo". Y sin embargo...
El "sin embargo" no est¨¢, exclusivamente, en los 1.200.000 ejemplares vendidos desde 1949 -s¨®lo en franc¨¦s- de El segundo sexo, libro de referencia del feminismo, ni en la influencia del mismo en la evoluci¨®n de la mentalidad contempor¨¢nea. Puede que tampoco est¨¦ en la calidad e inter¨¦s literario de la obra de Simone de Beauvoir, que son muy altos y necesitan de revaloraci¨®n. Todos los hombres son mortales (1946) es un gran ejemplo de "novela filos¨®fica", un g¨¦nero hoy mal visto, de la misma manera que lo es Los mandarines (1954), que pone en escena el antagonismo entre Sartre y Camus a trav¨¦s de personajes reales, que no son meros portadores de mensajes. Y Memorias de una joven formal (1958) es un libro bell¨ªsimo, aunque se toma ciertas libertades con la verdad. En ellas nos cuenta que "Sartre correspond¨ªa al deseo que formul¨¦ cuando ten¨ªa 15 a?os: era el doble en el que reencontraba, llevadas a la incandescencia, todas mis man¨ªas. Con ¨¦l siempre podr¨ªa compartirlo todo. Cuando nos separamos a principios de agosto sab¨ªa que nunca m¨¢s iba a salir de mi vida". Y aprendemos que tuvo como compa?eros de claustro a Maurice Merleau-Ponty y a Claude L¨¦vi-Strauss. "Les conoc¨ªa ya un poco a los dos. El primero siempre me hab¨ªa inspirado una lejana simpat¨ªa. El segundo me intimidaba por su flema pero se sab¨ªa servir de ella y le encontr¨¦ muy divertido cuando, con voz neutra y un rostro impenetrable, expuso ante nuestro auditorio la locura de las pasiones".
Todo un mundo intelectual es evocado en estas memorias y en los vol¨²menes siguientes -La fuerza de la edad (1960) y La fuerza de las cosas (1963)- y eso, sumado a esa actitud p¨²blica hoy tan criticada, as¨ª como la influencia de sus reflexiones feministas, han convertido a Simone de Beauvoir en un mito. Y un mito con el encanto de la proximidad. Algunos la aprovechan s¨®lo para descubrir que sus pies eran de barro. En efecto, de barro humano.
Como en el caso de Sartre, Simone de Beauvoir es hoy una figura mundial, m¨¢s respetada en Estados Unidos que en Francia. En su pa¨ªs no saben qu¨¦ hacer con ella. La televisi¨®n le dedicar¨¢ dos filmes, pero en canales minoritarios, como Arte o France5. ?Qu¨¦ lejos queda ese 1984 en que TF1 -a¨²n p¨²blica- emiti¨® una serie para
celebrar los 35 a?os de El segundo sexo! Un coloquio internacional reunir¨¢ en Par¨ªs, del 9 al 11 de enero, a especialistas del mundo entero para discutir la actualidad de su obra. Dani¨¨le Sallenave publica una biograf¨ªa cr¨ªtica -Castor de guerre- en Gallimard, editorial que tambi¨¦n publica un volumen hagiogr¨¢fico: Simone de Beuvoir, ¨¦crire pour temoigner, concebido por Jacques Deguy y Sylvie Le Bon de Beauvoir, hija adoptiva de la escritora. Y la misma editorial reedita de Beauvoir un texto de 1948 que estaba agotado: El existencialismo y la sabidur¨ªa popular. Y eso es todo lo que permite la ¨¦poca.
Sobre el feminismo de Beauvoir
- "Si ser feminista es ser un hombre como cualquier otro, tal y como quer¨ªa Beauvoir, ?entonces yo no soy feminista!". Antoinette Fouque, fundadora del Movimiento Liberaci¨®n Mujer, en Francia.
- "La lectura de su libro El segundo sexo me produjo la impresi¨®n de haberme puesto unas gafas con las que ver el mundo". Wendy Delorme, escritora, actriz y militante de las Panteras Rosa.
- "Es importante que haya demostrado que la masculinidad no estaba reservada a los hombres sino un signo cultural y social accesible a todas. Eso es lo revolucionario". Marie-H¨¦l¨¨ne Bourcier, estudiosa y cr¨ªtica de la obra de Simone de Beauvoir.
- "Tras leer El segundo sexo lo s¨¦ todo sobre la vagina de la autora. Es asqueroso". Fran?ois Mauriac, novelista.
- "La posici¨®n ¨¦tica de Beauvoir me apasiona por su radicalismo: prefiere cambiar el orden del mundo que cambiar de deseos". Dani¨¨le Sallenave, autora de la biograf¨ªa cr¨ªtica de Beauvoir Castor de guerre.
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