La pol¨ªtica de Juan Palomo
La agenda pol¨ªtica en este arranque del nuevo a?o est¨¢ sin duda marcada por las iniciativas de la derecha m¨¢s belicosa en su versi¨®n eclesi¨¢stica. Los desahogos doctrinarios de la alta jerarqu¨ªa cat¨®lica espa?ola -con la eminente contribuci¨®n de nuestro intr¨¦pido cardenal Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco- no s¨®lo han nutrido de material incandescente el universo medi¨¢tico, sino que tambi¨¦n han a?adido le?a a la pira con que se intenta socarrar la democracia, v¨ªctima a su entender de la ola laicista que nos invade y del acoso socialista a la familia tradicional, lo que no dejan de ser dos solemnes trolas. Nada nuevo, por otra parte, en boca de estos santos varones, incluso muy coherente con su pr¨¦dica habitual, tan extravagante a la par que contradictoria con los anacr¨®nicos privilegios constitucionales y fiscales que la sostienen.
No obstante, hay que reconocerle -decimos de la aludida derecha- una sutil habilidad para ocupar el centro esc¨¦nico y condensar en sus capelos y sermones -?o ser¨¢n panfletos?- el foco de la actualidad, para enfado del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero y de sus parciales, lo que resulta obvio, pues sienten que les muerden la mano que ha otorgado y prolongado tantos favores. Pero tambi¨¦n para mortificaci¨®n de esa otra iglesia silente, silenciada y dolida por estos atavismos eclesiales que tan eficazmente abonan el anticlericalismo y su propia desaz¨®n. Por fortuna, las aludidas soflamas no han ca¨ªdo en el bald¨ªo y se les ha replicado tanto desde el partido socialista, el m¨¢s directamente involucrado por su condici¨®n de pieza a batir electoralmente, como desde tribunas rigurosas, confesionales o no, pero cr¨ªticas o ajenas a este persistente alud de beater¨ªo.
Tenemos, sin embargo, la impresi¨®n de que este episodio es lejano y en todo caso distinto en este momento a la realidad pol¨ªtica valenciana, a pesar del protagonismo estelar de nuestro p¨ªo prelado. Por estos pagos auton¨®micos el gobierno del PP, que ya cumpli¨® con la familia mediante el congreso mundial que promovi¨® en julio de 2006 al amparo papal de Benedicto XVI, ha emprendido una deriva aparentemente centrista y dialogante que choca con la desde?osa arrogancia con que ha venido tratando a la oposici¨®n. Ahora propone pactos sociales con los sindicatos y sobre el urbanismo al tiempo que habla de desarrollo sostenible, lo que tiene visos de sarcasmo a la vista de la pol¨ªtica territorial llevada a cabo y de la misma campa?a que ha emprendido contra las desaladoras. La proximidad electoral y su hegemon¨ªa en las urnas permiten a los populares dar estos bandazos, pues gobiernan como Juan Palomo: a su aire y sin apenas perrito que les ladre.
En esas estamos en el Pa¨ªs Valenciano desde hace m¨¢s de un decenio, pero es en episodios como este -decimos de la recidiva del sarampi¨®n reaccionario- cuando m¨¢s se acusa la larga crisis y se echa en falta una oposici¨®n de izquierda consistente que denuncie cu¨¢nto hay de impostura y de excesos en la derecha, ya sea estatal o ind¨ªgena, de laicos o cl¨¦rigos. En contrapunto, ¨²nicamente contamos con un partido ac¨¦falo, el PSPV, pilotado por una gestora presidida por el infungible Joan Lerma que no dice esta boca es m¨ªa, lo que puede tomarse como un indicio de prudencia propio de una "persona intelectualmente fant¨¢stica", a juicio del pintoresco dirigente popular Ricardo Costa. Hay piropos e iron¨ªas realmente crueles.
Ante este panorama no nos extra?a que la candidata y vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega se sienta alarmada por el desvalimiento de la tropa socialista que ha de dar pr¨®ximamente el do de pecho electoral. Por fortuna para ella comparece con un alto cr¨¦dito pol¨ªtico personal que le autoriza a confiar m¨¢s en su propia capacidad movilizadora que en la del partido. Adem¨¢s, le favorece la inquina destemplada con que la ha recibido el PP -"con la bayoneta en la boca"-, pues contribuye a dotarle de un perfil progresista que ella no parece interesada en cultivar, ni tampoco se desprende hasta ahora del discurso que desgrana, pero que lo requiere la clientela m¨¢s af¨ªn al partido que representa, el PSOE.
?Y la otra izquierda, la menos unida, qu¨¦? Pues bien, pero irrelevante para la agenda que nos ocupa. Esa izquierda sigue a la gre?a y en su cris¨¢lida. Prodigio ser¨¢, pero no imposible, que salve su esca?o por Valencia.
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