Cocinero en lugar de bocadillos
El Madrid, con una nueva dieta, es el ¨²nico de Primera que come en su ciudad deportiva
Te esperas a una persona algo mayor, con mucha barriga, el rostro serio y pocas ganas de bromear. Pero Jes¨²s Gonz¨¢lez, Chechu para todos, tiene s¨®lo 36 a?os, es muy flaco y no para de sonre¨ªr y moverse de un lado a otro.
El cocinero, que trabajaba en un hotel, se enter¨® del empleo por Internet
"Cannavaro me ha ayudado a afinar la cocci¨®n de la pasta", cuenta Chechu
Los jugadores comen ahora m¨¢s platos calientes y pizzas tras los partidos
"Tengo que estar subiendo y bajando escaleras continuamente para coordinar el trabajo y controlarlo todo", dice. Sube y baja de la segunda a la primera planta de la ciudad deportiva del Madrid. Viste un delantal negro con el escudo blanco y sus iniciales. Chechu es el ¨²ltimo fichaje del club de Chamart¨ªn y es cocinero. ?l es el culpable de que la plantilla del Madrid -la ¨²nica de la Liga que lo hace- se quede despu¨¦s del entrenamiento a comer en Valdebebas. A las 7.45 ya est¨¢ en marcha para preparar los men¨²s bajo la supervisi¨®n de Luis Serratosa, el nutricionista del club. ?Y el objetivo de esta iniciativa? "Despu¨¦s de un esfuerzo la recuperaci¨®n es fundamental. Y la base de una buena recuperaci¨®n es la alimentaci¨®n y el descanso", explica Serratosa.
Los jugadores llegan a las 10 de la ma?ana, y la mayor¨ªa de ellos abandonan las instalaciones sobre las 3 o 4 de la tarde, listos para la siesta. Pasan un total de seis horas en la ciudad deportiva, algo que empieza a parecerse al modelo de convivencia de la Premier League. "M¨¢s que un modelo es algo de sentido com¨²n. Todo esto no es obligatorio. Hemos decidido que sea una cosa voluntaria porque es mejor hacer las cosas por convencimiento que por imposici¨®n. Se est¨¢ quedando el 80% de la plantilla y los que no se quedan es por cuestiones familiares o personales. Algunos d¨ªas s¨ª que est¨¢n todos", explica Javier Lozano, el responsable de las relaciones entre el club y la plantilla. Fabio Cannavaro, por ejemplo, que antes sal¨ªa corriendo a recoger a sus hijos al cole, es uno de los fijos del comedor. Tambi¨¦n lo son Codina, Miguel Torres y Metzelder. "Christoph es siempre el ¨²ltimo en irse. Le encanta quedarse a leer libros", desvela el cocinero. Se enter¨® por Internet de que el Madrid buscaba un hombre para los fogones y ¨¦l, que empez¨® ayudando a su abuela y su madre con 10 a?os, se apunt¨® enseguida. Se declara adicto a la cocina, pero no al f¨²tbol. "No soy nada fan¨¢tico. No soy del Madrid, pero tampoco antimadridista", dice.
Los jugadores le hacen bromas continuamente. "Despu¨¦s de las primeras selecciones quedamos s¨®lo seis. Cada uno de nosotros prepar¨® un men¨² t¨ªpico de concentraci¨®n [pasta, verdura, carne y pescado] y los jugadores eligieron su favorito", recuerda. Dicen que la pasta fue clave para ganarse a la plantilla. "Cannavaro me ha ayudado a afinar un poco la cocci¨®n y si hay que ponerle m¨¢s o menos sal. A los jugadores les vuelven locos las pastas y los arroces", confiesa el cocinero.
"Todos sabemos que somos lo que comemos. Es muy importante estar en peso, tener un equilibrio entre los porcentajes de grasas e hidrataci¨®n y certificarlo todo 24 horas al d¨ªa. Pero tampoco tiene que ser tan aburrido. As¨ª que a la verdad cient¨ªfica hemos decidido ponerle un cocinero", matiza Alfonso del Corral, jefe de los servicios m¨¦dicos del Madrid. "El organismo se adapta a lo que le eches y los jugadores saben que si comen sano y ligero rinden mucho m¨¢s". La comida sana entr¨® definitivamente en los h¨¢bitos de la plantilla madridista en noviembre. "Es una filosof¨ªa distinta para intentar cambiar la tradicional rutina del f¨²tbol. Ahora podemos controlar el 80% de la alimentaci¨®n de cada jugador sin fastidiarle mucho, pero s¨ª haci¨¦ndole un favor", comenta el preparador f¨ªsico Walter di Salvo. Pero la alimentaci¨®n no se cuida solamente en la ciudad deportiva sino tambi¨¦n en las concentraciones. Los famosos bocadillos que se distribu¨ªan en el autocar han sido sepultados por una bandeja con comida caliente: sopa y pasta. "Los jugadores agradecen mucho los platos calientes. Los primeros 45 minutos despu¨¦s del encuentro son fundamentales para reponer energ¨ªas ya que cada uno consume de media 1.500 calor¨ªas. Para ello son fundamentales los hidratos de carbono porque favorecen la r¨¢pida recuperaci¨®n de los m¨²sculos", explica Luis Serratosa. "En el Bernab¨¦u no hay problemas, con las toallas todav¨ªa puestas los jugadores se reparten pizzas gigantes. Cuando juegan fuera se suben al autocar y tienen su propia bandeja", a?ade.
Mientras los jugadores salen hacia el estadio, Chechu se pone manos a la obra. "Cuatro d¨ªas antes del partido suelo enviar los men¨²s al hotel donde se concentra el equipo para que vayan comprando los productos. Yo suelo viajar el d¨ªa antes para coordinarlo todo", cuenta. ?l, que hasta hace pocos meses trabajaba en una cocina de un hotel, dice que le ha costado un poco adaptarse a la cocina deportiva. "Antes cocinaba para una multitud y ahora para 30 personas. Est¨¢n prohibidas las salsas, la carne de cerdo y el picante. Pero bueno, es igual de divertido porque nunca repito men¨²", dice.
Chechu deja la comida lista para las 13.15 y abandona las instalaciones sobre las tres de la tarde. "Soy del dicho de los tres ochos. Ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de ocio", asegura antes de desaparecer en la cocina.
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