"El poder tiene miedo de Internet"
S i alguien ha estudiado las interioridades de la sociedad de la informaci¨®n es el soci¨®logo Manuel Castells (Hell¨ªn, 1942). Su trilog¨ªa La era de la informaci¨®n: econom¨ªa, sociedad y cultura ha sido traducida a 23 idiomas. Es uno de los primeros cerebros rescatados: volvi¨® a Espa?a, a dirigir la investigaci¨®n de la Universitat Oberta de Catalunya, en 2001, despu¨¦s de haber investigado e impartido clases durante 24 a?os en la Universidad de California, en Berkeley. Una de sus investigaciones m¨¢s reciente es el Proyecto Internet Catalu?a, en el que durante seis a?os ha analizado, mediante 15.000 entrevistas personales y 40.000 a trav¨¦s de la Red, los cambios que Internet introduce en la cultura y la organizaci¨®n social, y acaba de publicar, con Marina Subirats, Mujeres y hombres, ?un amor imposible? (Alianza Editorial), donde aborda las consecuencias de estos cambios.
Internet amplifica la m¨¢s vieja brecha social de la historia, que es el nivel de educaci¨®n
Pregunta. Esta investigaci¨®n muestra que Internet no favorece el aislamiento, como muchos creen, sino que las personas que m¨¢s chatean son las m¨¢s sociables.
Respuesta. S¨ª. Para nosotros no es ninguna sorpresa. La sorpresa es que ese resultado haya sido una sorpresa. Hay por lo menos 15 estudios importantes en el mundo que dan ese mismo resultado.
P. ?Por qu¨¦ cree que la idea contraria se ha extendido con ¨¦xito?
R. Los medios de comunicaci¨®n tienen mucho que ver. Todos sabemos que las malas noticias son m¨¢s noticia. Usted utiliza Internet, y sus hijos, tambi¨¦n; pero resulta m¨¢s interesante creer que est¨¢ lleno de terroristas, de pornograf¨ªa... Pensar que es un factor de alienaci¨®n resulta m¨¢s interesante que decir: Internet es la extensi¨®n de su vida. Si usted es sociable, ser¨¢ m¨¢s sociable; si no lo es, Internet le ayudar¨¢ un poquito, pero no mucho. Los medios son en cierto modo la expresi¨®n de lo que piensa la sociedad: la cuesti¨®n es por qu¨¦ la sociedad piensa eso.
P. ?Por miedo a lo nuevo?
R. Exacto. Pero miedo, ?de qui¨¦n? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnol¨®gica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonom¨ªa, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de informaci¨®n y comunicaci¨®n. Pero esto se acaba. Porque Internet no se puede controlar.
P. Vivimos en una sociedad en la que la gesti¨®n de la visibilidad en la esfera p¨²blica medi¨¢tica, como la define John J. Thompson, se ha convertido en la principal preocupaci¨®n de cualquier instituci¨®n, empresa u organismo. Pero el control de la imagen p¨²blica requiere medios que sean controlables, y si Internet no lo es...
R. No lo es, y eso explica por qu¨¦ los poderes tienen miedo de Internet. Yo he estado en no s¨¦ cu¨¢ntas comisiones asesoras de gobiernos e instituciones internacionales en los ¨²ltimos 15 a?os, y la primera pregunta que los gobiernos hacen siempre es: ?c¨®mo podemos controlar Internet? La respuesta es siempre la misma: no se puede. Puede haber vigilancia, pero no control.
P. Si Internet es tan determinante de la vida social y econ¨®mica, ?su acceso puede ser el principal factor de exclusi¨®n?
R. No, el m¨¢s importante seguir¨¢ siendo el acceso al trabajo y a la carrera profesional, y antes el nivel educativo, porque, sin educaci¨®n, la tecnolog¨ªa no sirve para nada. En Espa?a, la llamada brecha digital es por cuesti¨®n de edad. Los datos est¨¢n muy claros: entre los mayores de 55 a?os, s¨®lo el 9% son usuarios de Internet, pero entre los menores de 25 a?os, son el 90%.
P. ?Es, pues, s¨®lo una cuesti¨®n de tiempo?
R. Cuando mi generaci¨®n haya desaparecido, no habr¨¢ brecha digital en el acceso. Ahora bien, en la sociedad de Internet, lo complicado no es saber navegar, sino saber d¨®nde ir, d¨®nde buscar lo que se quiere encontrar y qu¨¦ hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educaci¨®n. En realidad, Internet amplifica la m¨¢s vieja brecha social de la historia, que es el nivel de educaci¨®n. Que un 55% de los adultos no haya completado en Espa?a la educaci¨®n secundaria, ¨¦sa es la verdadera brecha digital.
P. En esta sociedad que tiende a ser tan l¨ªquida, en expresi¨®n de Zygmunt Bauman, en que todo cambia constantemente, y que cada vez est¨¢ m¨¢s globalizada, ?puede aumentar la sensaci¨®n de inseguridad, de que el mundo se mueve bajo nuestros pies?
R. Hay una nueva sociedad que yo he intentado definir te¨®ricamente con el concepto de sociedad-red, y que no est¨¢ muy lejos de la que define Bauman. Yo creo que, m¨¢s que l¨ªquida, es una sociedad en que todo est¨¢ articulado de forma transversal y hay menos control de las instituciones tradicionales.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Se extiende la idea de que las instituciones centrales de la sociedad, el Estado y la familia tradicional, ya no funcionan. Entonces se nos mueve todo el suelo a la vez. Primero, la gente piensa que sus gobiernos no la representan y no son fiables. Empezamos, pues, mal. Segundo, piensan que el mercado les va bien a los que ganan y mal a los que pierden. Como la mayor¨ªa pierde, hay una desconfianza hacia lo que la l¨®gica pura y dura del mercado le pueda proporcionar a la gente. Tercero, estamos globalizados; esto quiere decir que nuestro dinero est¨¢ en alg¨²n flujo global que no controlamos, que la poblaci¨®n se ve sometida a unas presiones migratorias muy fuertes, de modo que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil encerrar a la gente en una cultura o en unas fronteras nacionales.
P. ?Qu¨¦ papel desempe?a Internet en este proceso?
R. Por un lado, al permitirnos acceder a toda la informaci¨®n, aumenta la incertidumbre, pero al mismo tiempo es un instrumento clave para la autonom¨ªa de las personas, y esto es algo que hemos demostrado por primera vez en nuestra investigaci¨®n. Cuanto m¨¢s aut¨®noma es una persona, m¨¢s utiliza Internet. En nuestro trabajo hemos definido seis dimensiones de autonom¨ªa, y hemos comprobado que cuando una persona tiene un fuerte proyecto de autonom¨ªa, en cualquiera de esas dimensiones, utiliza Internet con mucha m¨¢s frecuencia e intensidad. Y el uso de Internet refuerza a la vez su autonom¨ªa. Pero, claro, cuanto m¨¢s controla una persona su vida, menos se f¨ªa de las instituciones.
P. Y mayor puede ser su frustraci¨®n por la distancia que hay entre las posibilidades te¨®ricas de participaci¨®n y las que ejercen en la pr¨¢ctica, que se limitan a votar cada cuatro a?os, ?no cree?
R. S¨ª, hay un desfase enorme entre la capacidad tecnol¨®gica y la cultura pol¨ªtica. Muchos municipios han puesto puntos Wi-Fi de acceso, pero si al mismo tiempo no son capaces de articular un sistema de participaci¨®n, sirven para que la gente organice mejor sus propias redes, pero no para participar en la vida p¨²blica. El problema es que el sistema pol¨ªtico no est¨¢ abierto a la participaci¨®n, al di¨¢logo constante con los ciudadanos, a la cultura de la autonom¨ªa, y, por tanto, estas tecnolog¨ªas lo que hacen es distanciar todav¨ªa m¨¢s la pol¨ªtica de la ciudadan¨ªa.
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