Roma teme el contagio del modelo Zapatero
En enero de 2005, Juan Pablo II, enfermo ya de muerte, sorprendi¨® a un grupo de obispos espa?oles, de visita en Roma, con una pregunta que delataba la preocupaci¨®n del Vaticano. "Y Zapatero, ?qu¨¦ hace?". Todo el mundo pol¨ªtico italiano curioseaba entonces lo mismo. ?Qu¨¦ estaba haciendo el Gobierno Zapatero con la religi¨®n y por el laicismo? La cosa lleg¨® tan lejos que, meses m¨¢s tarde, la Mostra de Cine de Venecia present¨® en su sesi¨®n de clausura, con gran regocijo medi¨¢tico, el documental ?Viva Zapatero! Apenas hablaba de ¨¦l -era, sobre todo, una diatriba sat¨ªrica contra Berlusconi-, pero aquel manifiesto de Sabina Guzzanti hizo las delicias de tirios y troyanos, sobre todo por lo que insinuaba el t¨ªtulo. El cronista de EL PA?S escribi¨® ese d¨ªa que "los aplausos amainaron cuando al p¨²blico empez¨® a dolerle las manos".
Se equivoca el Gobierno si cree que los cardenales espa?oles predican a disgusto del Papa
Los italianos -no s¨®lo en el Vaticano- est¨¢n convencidos desde entonces de que Zapatero es un revolucionario izquierdoso, un fundamentalista de la laicidad, un comecuras. El Gobierno ha hecho esfuerzos para espantar esas impresiones -renunciando incluso a algunos de sus compromisos electorales m¨¢s celebrados, o cediendo al episcopado lo que negaron Gobiernos anteriores-. Pero una imagen no se borra con mil palabras. La informaci¨®n de los peri¨®dicos italianos sobre la concentraci¨®n del domingo pasado en Madrid, incluso en los cercanos a la izquierda, tuvo el lunes posos de aquel ?Viva Zapatero!: un cierto regocijo a manifiesto, como diciendo: de aquellos polvos vienen estos lodos, y en Italia puede suceder lo mismo.
Si eso es as¨ª en la Roma laica, imaginen las inquietudes del Vaticano. Se equivoca el Gobierno si cree que los cardenales espa?oles predican a disgusto del Papa. El Vaticano hace a?os que tiene a Espa?a en el punto de mira, como lugar de misi¨®n o territorio religioso en peligro. Roma, adem¨¢s, teme que el modelo Zapatero se contagie a Italia, donde el cat¨®lico Prodi, primer ministro de una coalici¨®n de izquierdas, va a dejar pronto el poder, casi con seguridad, a un ex comunista ateo, el alcalde de Roma, Walter Veltroni.
Dicho que Juan Pablo II pregunt¨® por lo que hac¨ªa Zapatero, hay que a?adir lo que ocurri¨® d¨ªas m¨¢s tarde. Ante el cardenal Rouco, aquel Papa ley¨® un solemne discurso proclamando que el Gobierno espa?ol "ignora y cercena" la libertad religiosa. Se recordar¨¢ el incidente porque, no por esa afirmaci¨®n sino porque tambi¨¦n se critic¨® all¨ª la paralizaci¨®n del Plan Hidrol¨®gico Nacional del ¨²ltimo Ejecutivo del PP -por "olvidar", dec¨ªa un Juan Pablo II casi moribundo, "el deber de compartir el uso del agua" y por azuzar "la confrontaci¨®n social"-, el Ejecutivo llam¨® a cap¨ªtulo al nuncio de la Santa Sede en Madrid, el arzobispo Monteiro. En el Ministerio de Exteriores, el prelado del Papa despach¨® aquel d¨ªa no con el ministro Moratinos, sino con uno de sus subsecretarios. Quiz¨¢ record¨® aquel trance extraordinario Benedicto XVI cuando, un a?o m¨¢s tarde, en Valencia, visitado por el presidente Zapatero y la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega, dirigi¨¦ndose a ¨¦sta dijo: "Ahora s¨¦ que estamos en buenas manos". Sucedi¨® el 9 de julio de 2006.
Por entonces, la revista Ecclesia, de la Conferencia Episcopal, ya hab¨ªa hecho esta afirmaci¨®n: "Desde hace m¨¢s de un a?o, Espa?a es en el Vaticano el problema n¨²mero uno entre los pa¨ªses occidentales". "Media docena de cardenales de la curia lo han hecho notar vigorosamente, tanto en Roma como en visitas a Espa?a, por lo que no se puede afirmar que la situaci¨®n es de normalidad democr¨¢tica", a?ad¨ªa Ecclesia.
No han cambiado de opini¨®n los obispos. Tampoco Roma. Conviene recordar c¨®mo se tomaron la legalizaci¨®n de las uniones entre personas del mismo sexo con el nombre de "matrimonio" para entender lo ocurrido desde entonces. Las execraciones fueron tan extravagantes que parec¨ªa como si no hubieran existido las catacumbas de Ner¨®n, la persecuci¨®n de Diocleciano, ni la Revoluci¨®n Francesa, ni la p¨¦rdida de los Estados Pontificios, ni el martirio de decenas de miles de cristianos... Seg¨²n los obispos, la legalizaci¨®n del matrimonio gay en Espa?a fue "el momento m¨¢s excepcional de la Iglesia cat¨®lica en sus 2.000 a?os de historia". Todav¨ªa m¨¢s: "Estamos en una situaci¨®n ¨²nica en la historia de la humanidad. La Iglesia nunca se encontr¨® con nada parecido".
Esto no lo dijo un cl¨¦rigo cualquiera, sino el portavoz de la Conferencia Episcopal, el jesuita Mart¨ªnez Camino. Reputado te¨®logo y ex director de la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe en Madrid, su superior en Roma durante d¨¦cadas fue el cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI. Lo acaba de hacer obispo auxiliar de Rouco en Madrid. Si el Gobierno no ignora estos datos, sabr¨¢ que Rouco y Mart¨ªnez Camino conocen lo que se piensa en Roma, y predican en consecuencia. Fue el cardenal de Madrid quien dijo que Espa?a es hoy un pa¨ªs de misi¨®n, casi en "situaci¨®n martirial".
El Papa dibuj¨® en el ¨²ltimo S¨ªnodo de Obispos un panorama apocal¨ªptico de Occidente, "una vi?a devastada por jabal¨ªes". En Espa?a, la devastaci¨®n, seg¨²n los obispos, afecta a su libertad de ense?anza, a la asignatura de religi¨®n y a las consabidas subversiones del sexo y la moral que, seg¨²n los prelados, trajo bajo el brazo el Gobierno Zapatero. Pero la ofensiva episcopal tambi¨¦n tiene mucho de batalla pol¨ªtica contra el PSOE. No enga?an. Por eso alzaron la voz contra las reformas estatutarias. Dicen que ponen en peligro "la unidad de la naci¨®n". Y, vaya por Dios, la unidad de Espa?a es tambi¨¦n "un bien moral". Lo dijo Ca?izares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal y primado de Toledo, cuando a¨²n era arzobispo. El Papa lo hizo inmediatamente cardenal, en su primer consistorio. Para que no haya duda de qui¨¦nes son sus hombres en Espa?a.
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