El gran fiasco de Emmanuel y las FARC
La guerrilla supo al menos hace un mes que el hijo de la reh¨¦n no estaba en su poder, pero mantuvo la negociaci¨®n con Ch¨¢vez para entregarle secuestrados
"?Hasta ahora las FARC no me han mentido!", proclam¨® Hugo Ch¨¢vez el 31 de diciembre. La guerrilla colombiana acababa de suspender la liberaci¨®n de tres rehenes que hab¨ªan prometido entregarle. Entre ellos estaba la abogada Clara Rojas y su hijo de tres a?os, Emmanuel, fruto de la relaci¨®n con uno de sus captores. Furioso, Ch¨¢vez acus¨® a su hom¨®logo colombiano, ?lvaro Uribe, de frustrar la operaci¨®n. El presidente venezolano ha tenido que tragarse sus palabras: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia [FARC] reconocieron ayer que el hijo de Clara se encontraba, en realidad, en un orfanato de Bogot¨¢, tal y como hab¨ªa adelantado Uribe y ha confirmado despu¨¦s una prueba de ADN.
El plan organizado por Ch¨¢vez es el ¨²ltimo rev¨¦s para el l¨ªder venezolano
El ni?o ten¨ªa paludismo, leishmaniasis y un brazo paralizado
Las FARC reconocen que el ni?o de Clara Rojas est¨¢ en Bogot¨¢
El Gobierno colombiano acusa a la guerrilla de mantener mentiras
El hombre que entreg¨® al beb¨¦ es ahora testigo protegido
Tres Gobiernos han intentado acordar liberaciones de rehenes
El fiasco de la Operaci¨®n Emmanuel, organizada por Ch¨¢vez para resta?ar su vapuleada imagen internacional, ha sido el ¨²ltimo rev¨¦s en su particular annus horribilis, jalonado con el enfrentamiento con el rey Juan Carlos y la derrota en el refer¨¦ndum constitucional. En su obsesi¨®n por acorralar a Uribe, a quien llama "lacayo de Washington y pe¨®n del Imperio", Ch¨¢vez ha acabado siendo v¨ªctima de las mentiras de las FARC.
Como si de una venganza involuntaria y conmovedora se tratara, un ni?o de tres a?os ha desenmascarado a una vieja guerrilla marxista que hoy, al cabo de 43 a?os, vive del narcotr¨¢fico y engrosa la lista de organizaciones terroristas de la UE.
La trama arranca el 16 de junio de 2005 en el hospital de San Jos¨¦ del Guaviare, una regi¨®n del sureste de Colombia surcada por r¨ªos y selvas. Un hombre se present¨® en urgencias con un beb¨¦ en brazos. En sus a?os de enfermera en el municipio, Mar¨ªa hab¨ªa visto muchos ni?os "en situaci¨®n precaria". Pero el cuadro que presentaba aquella criatura "de mirada triste" era cr¨ªtico. Estaba desnutrido. Padec¨ªa paludismo y leishmaniasis, una peligrosa parasitosis de la selva. Ten¨ªa el brazo izquierdo inm¨®vil, por una fractura mal curada, y gateaba arrastrando la cadera. Lo milagroso es que aquel ni?o de apenas 11 meses, hubiera sobrevivido a tanto sufrimiento.
El hombre que lo llev¨® al hospital, Jos¨¦ Crisanto G¨®mez, explic¨® vagamente que su sobrino Juan David hab¨ªa estado hasta hac¨ªa poco al cuidado de una familia ind¨ªgena. Las alarmas del f¨¦rreo sistema de protecci¨®n infantil colombiano se activaron ante un caso tan evidente de "maltrato cr¨®nico". El Instituto de Bienestar Familiar asumi¨® la custodia del ni?o, que fue enviado a Bogot¨¢.
El pasado mes de diciembre, dos a?os despu¨¦s de aquel episodio, Jos¨¦ Crisanto se present¨® en las oficinas de Bienestar Familiar, en la capital colombiana. Estaba angustiado. Dijo que era el padre de Juan David, y que quer¨ªa recuperarlo. El d¨ªa 31, acabando el a?o, acudi¨® al defensor de la familia de San Jos¨¦ del Guaviare. El hombre se derrumba. "Ese ni?o es de las FARC. Si no lo entrego hoy, me matar¨¢n".
En ese momento, la atenci¨®n mundial estaba concentrada en Villavicencio, una ciudad de 350.000 habitantes, puerta de la Amazonia colombiana. Esa era la base log¨ªstica elegida por Hugo Ch¨¢vez para rescatar a Clara Rojas, a su hijo Emmanuel y a la congresista Consuelo Gonz¨¢lez. All¨ª, acalorados, esperaban desde hac¨ªa d¨ªas delegados de ocho Gobiernos escogidos por Ch¨¢vez (entre ellos Argentina y Francia), 200 periodistas, el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja y el cineasta Oliver Stone, invitado por Ch¨¢vez a filmar la gesta.
Dos meses antes, Uribe hab¨ªa suspendido la mediaci¨®n del presidente venezolano en la negociaci¨®n de un acuerdo con las FARC, que pretenden canjear a 45 de sus m¨¢s de 600 rehenes a cambio de 500 guerrilleros presos. A juicio del Gobierno colombiano, Ch¨¢vez estaba sirviendo a los intereses de la guerrilla. Pero ahora, de nuevo, Uribe se ve¨ªa obligado a ceder la batuta al venezolano y a aceptar la llegada de sus helic¨®pteros, mientras las familias de los rehenes esperaban en Caracas un reencuentro escasamente ¨ªntimo.
Pero algo falla. Los d¨ªas pasan y la guerrilla no entrega a Caracas las coordenadas del lugar donde liberar¨ªa a los rehenes. El 28, el Gobierno colombiano recibe una informaci¨®n de sus servicios de espionaje: las FARC no tienen a Emmanuel y est¨¢n intentando sacarlo de un centro de acogida. La fiscal¨ªa se lanza a investigar contrarreloj a los ni?os entregados al servicio social desde 2004 en el Guaviare, el departamento donde la guerrilla tiene a los secuestrados. Criban un centenar de expedientes.
Los ¨²nicos datos que se tienen de Emmanuel los hab¨ªa facilitado John Pinchao, un polic¨ªa que hab¨ªa compartido cautiverio con Clara Rojas y que logr¨® fugarse este a?o. El cr¨ªo habr¨ªa nacido en julio de 2004 en condiciones deplorables. Su brazo se hab¨ªa fracturado en el parto y ten¨ªa marcas de leishmaniasis. Su llanto molestaba a los guerrilleros. A los pocos meses se lo hab¨ªan arrebatado a su madre, que imploraba a gritos que se lo devolvieran. Su padre, de nombre Juan David y apodado Rigo, hab¨ªa sido castigado por la dirigencia de la guerrilla.
La descripci¨®n de Pinchao encajaba exactamente con el peque?o Juan David. "En ese momento comuniqu¨¦ a la Cruz Roja nuestras sospechas, pero decidimos no hacer nada, puesto que Ch¨¢vez insiste en que la liberaci¨®n de los tres rehenes es inminente", cuenta v¨ªa telef¨®nica el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
El d¨ªa 31, algunos medios publican que el Gobierno colombiano est¨¢ boicoteando la operaci¨®n. Uribe se enfurece y acude a Villavicencio. En el trayecto, una llamada de la fiscal¨ªa le alerta de que un hombre quiere sacar del orfanato al ni?o Juan David G¨®mez. "Eso termin¨® de cerrarnos el c¨ªrculo", dice Juan Manuel Santos. Uribe se re¨²ne con los delegados internacionales, encabezados por el ex presidente argentino N¨¦stor Kirchner. Durante el encuentro, el ministro de Defensa recibe una nota. "Ch¨¢vez est¨¢ en televisi¨®n, anunciando que las FARC suspenden la entrega por culpa de las maniobras militares".
Es entonces cuando Uribe decide hacer p¨²blica la informaci¨®n. "Fue un contrapunteo medi¨¢tico terrible, pero no pod¨ªamos callarnos", dice desde Bogot¨¢ Luis Carlos Restrepo, comisionado de Paz. Con los insultos de Ch¨¢vez como tel¨®n de fondo, un equipo forense toma muestras gen¨¦ticas a la madre y el hermano de Clara Rojas, que esperan angustiados en un hotel de Caracas. La secuencia de su ADN mitocondrial es la misma que la de Juan David.
Jos¨¦ Crisanto es acogido en el programa de protecci¨®n de testigos. En la aldea de El Retorno, a 25 kil¨®metros de San Jos¨¦ del Guaviare, sus vecinos no dan cr¨¦dito. "Se fue hace cuatro d¨ªas, con su mujer y sus cinco hijos", explica Arcenio Argumero, presidente del concejo municipal. "La gente comenta que su hermano estaba en las FARC. ?l era alba?il, muy trabajador".
"Es muy posible que los altos mandos de las FARC creyeran que el ni?o estaba con ellos", comenta Luis Carlos Restrepo. "Crisanto lo llev¨® al hospital porque se le mor¨ªa, pero no pens¨® que le retirar¨ªan la custodia. Quiz¨¢s no dijo nada, por miedo. Luego intentan sacar al ni?o del sistema de protecci¨®n social. Y sostienen la mentira hasta donde pueden. Creo que las FARC enga?aron a Ch¨¢vez. ?l est¨¢ ahora en una posici¨®n muy dif¨ªcil".
Inasequible al desaliento, la guerrilla acus¨® ayer al Gobierno "de haber secuestrado a Emmanuel en Bogot¨¢ con el infeliz prop¨®sito de sabotear su entrega", informa Pilar Lozano.
El Gobierno colombiano se declara abierto a nuevas negociaciones, pero se muestra cauto. "No es la primera vez que las FARC prometen liberar a Clara Rojas", recuerda el ministro Santos. "En diciembre del a?o pasado, pidieron un corredor en el Valle del Cauca. Lo despejamos. Entraron dos delegados de Francia y Suiza para recogerla. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, la guerrilla dijo que era un malentendido".
El Gobierno esgrime un nutrido historial de fracasos para justificar su escepticismo. Desde hace 13 a?os, tres presidentes (Ernesto Samper, Andr¨¦s Pastrana y ?lvaro Uribe) han intentado infructuosamente llegar a un acuerdo para el intercambio de rehenes. "Cuando quieren soltar secuestrados a cambio de rescates, lo hacen sin problemas. Pero con los 45 canjeables quieren territorio".
En esa categor¨ªa de rehenes las FARC incluyen a los pol¨ªticos y miembros de las fuerzas de seguridad. Para negociar su liberaci¨®n, la guerrilla exige el despeje de Florida y Pradera, dos municipios de 800 kil¨®metros cuadrados y 110.000 habitantes. El despeje significa la salida de las instituciones del Estado, desde la polic¨ªa a los jueces. Ya hay antecedentes. Andr¨¦s Pastrana les cedi¨® a las FARC, entre 1998 y 2002, un territorio del tama?o de Suiza en el departamento del Cagu¨¢n. El "laboratorio de paz" se convirti¨® en un infierno para sus habitantes, y la guerrilla se fortaleci¨®. "?En qu¨¦ pa¨ªs un Estado de derecho puede aceptar esto?", se pregunta el comisionado Restrepo. "?Vamos a dejar a 110.000 rehenes m¨¢s en manos de las FARC? Cada secuestro es un drama, pero no podemos aceptar el chantaje".
Emmanuel fue operado del brazo, y en estos dos a?os se ha recuperado de sus enfermedades. Su abuela Clara y su t¨ªo Iv¨¢n no pueden esperar el momento de abrazarlo y cuidarlo hasta que regrese su madre.
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