Colombia y el s¨ªndrome de Copenhague
El asalto al banco no sali¨® bien. Los ladrones que, en 1973, intentaron atracar el Kreditbanken de Estocolmo quedaron atrapados en el banco y tomaron como rehenes a varios empleados. La sorpresa no fue que los criminales tardasen seis d¨ªas en entregarse; fue que los rehenes se hicieron amigos de sus secuestradores. El episodio dio origen al llamado s¨ªndrome de Estocolmo: un extra?o proceso psicol¨®gico mediante el cual los secuestrados a veces desarrollan v¨ªnculos de solidaridad y simpat¨ªa con sus captores.
El caso de Colombia, pa¨ªs que es v¨ªctima de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), ilustra una pat¨¦tica variante del s¨ªndrome de Estocolmo. No se trata de que los colombianos simpaticen con las FARC, ya que el grupo armado que les hace sufrir desde 1964 es detestado por una abrumadora mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Se trata de la globalizaci¨®n del s¨ªndrome de Estocolmo: son los extranjeros, muchos de ellos en lejanos continentes, quienes sufren de un extra?o proceso que les lleva a simpatizar con asesinos y secuestradores.
En Dinamarca, por ejemplo, una organizaci¨®n llamada Fighters+Lovers vende camisetas con el s¨ªmbolo de las FARC y promete donarles parte de sus ventas. Debido a que las FARC es uno de los grupos terroristas que la Uni¨®n Europea proh¨ªbe financiar, el Gobierno dan¨¦s entabl¨® un juicio contra los vendedores de camisetas. Y lo perdi¨®. Los jueces de Copenhague no creen que las FARC sea una organizaci¨®n que aterroriza a un pa¨ªs entero. Seg¨²n esta l¨®gica, al no ser las FARC un grupo terrorista, los daneses que les env¨ªan dinero no cometen crimen alguno.
De esta manera, ahora al s¨ªndrome de Estocolmo podemos a?adir el s¨ªndrome de Copenhague: el raro proceso mediante el cual la ideolog¨ªa y la politiquer¨ªa se mezclan con la ingenuidad y la ignorancia para justificar cr¨ªmenes de lesa humanidad, siempre y cuando no sucedan en el pa¨ªs de los afectados por el s¨ªndrome.
Es f¨¢cil imaginar que los civilizados jueces de Copenhague hubiesen llegado a una opini¨®n muy diferente si las v¨ªctimas de las FARC fuesen daneses en lugar de colombianos. Basta averiguar un poco y con algo de honestidad para descubrir que las motivaciones ideol¨®gicas que alguna vez tuvieron las FARC ya no existen. Hoy en d¨ªa la ret¨®rica que iguala a las FARC con los movimientos de liberaci¨®n nacional s¨®lo sirve para ocultar el hecho de que se han convertido en una cruel fuerza mercenaria del narcotr¨¢fico.
Pero el s¨ªndrome de Copenhague no solo afecta a los jueces daneses. Hace poco, tres congresistas estadounidenses le escribieron una amable carta a Manuel Marulanda V¨¦lez, Tirofijo -el jefe de las FARC-, para expresar su complacencia por haberse dignado las FARC a ofrecer v¨ªdeos, por primera vez en siete a?os, que confirmaban que a¨²n no hab¨ªan asesinado a Ingrid Betancourt y otros secuestrados. "Fue un paso en la direcci¨®n correcta y quisimos mostrar nuestro aprecio", dijo Gregory Meeks, uno de los congresistas firmantes de la carta.
Otro estadounidense, el cineasta Oliver Stone, tampoco tiene dudas sobre qui¨¦n es qui¨¦n en esta tragedia: "Uribe miente, y debe asumir su responsabilidad ante el mundo", dijo, refiri¨¦ndose al presidente colombiano. Para Stone, las FARC resultan m¨¢s cre¨ªbles que el presidente democr¨¢ticamente electo de Colombia. ?sta es una convicci¨®n que comparte con el presidente de Venezuela: "Yo acuso al presidente de Colombia de estar mintiendo... y haber dinamitado el proceso de canje humanitario", dijo Hugo Ch¨¢vez al expresar su frustraci¨®n ante el hecho de que Clara Rojas y su hijo Emmanuel, as¨ª como Consuelo Gonz¨¢lez, no fuesen liberados antes de finalizar el a?o. ?La explicaci¨®n? Seg¨²n ellos, el Ej¨¦rcito colombiano llev¨® a cabo intensos operativos contra las FARC en las zonas donde se efectuar¨ªa el canje. Esto lo ha negado el presidente Uribe, recordando no s¨®lo el largo historial de mentiras y promesas incumplidas por la FARC, sino anunciando que las FARC no pod¨ªan liberar a los rehenes, puesto que uno de ellos, el ni?o Emmanuel, hab¨ªa sido entregado a una organizaci¨®n de protecci¨®n social.
Lo dif¨ªcil de explicar para Stone, Ch¨¢vez y otros cr¨ªticos del presidente Uribe, es por qu¨¦ les resulta tan dif¨ªcil a las FARC liberar a los rehenes si esto es algo que saben hacer muy bien: llevan d¨¦cadas haci¨¦ndolo de manera rutinaria, una vez que reciben los pagos que compran la libertad de sus inocentes v¨ªctimas. La negociaci¨®n y la eventual liberaci¨®n de rehenes es un proceso frecuente, secreto y misterioso. En miles de transacciones previas nunca antes las FARC hab¨ªan necesitado helic¨®pteros venezolanos, la presencia de observadores internacionales y de centenares de periodistas.
Detr¨¢s de todo esto no hay sino la cruel e inhumana explotaci¨®n del s¨ªndrome de Copenhague por parte de las FARC y sus facilitadores. Mientras que el s¨ªndrome de Estocolmo se produce por razones psicol¨®gicas, el de Copenhague es causado por c¨¢lculos pol¨ªticos muy crudos, donde las excusas humanitarias no son sino eso: excusas para actuar de la manera m¨¢s pol¨ªticamente conveniente pero m¨¢s hip¨®critamente inhumana.
Por eso, quienes simpatizan con las FARC deben exigir que se libere a todos los rehenes, tanto a los pocos ya famosos como a los muchos a¨²n an¨®nimos. Eso es algo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas saben hacer y pueden hacer si quieren. Ahora mismo. Sin circo. Y sin payasos.
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