Argentina vive en la penumbra
La crisis energ¨¦tica deja a cientos de miles de argentinos sin luz ni agua en Nochevieja y Reyes, y a merced del calor sofocante en pleno verano austral
Cientos de miles de personas sin luz ni agua a veces durante d¨ªas, repentinas subidas de tensi¨®n que queman los electrodom¨¦sticos y protestas ciudadanas ante una situaci¨®n que cada vez se repite con m¨¢s frecuencia. La presidenta Cristina Fern¨¢ndez se ha encontrado sobre la mesa con un tema que, aunque se ve¨ªa venir desde hace meses, sus funcionarios esperaban poder paliar discretamente. Argentina sufre una grav¨ªsima crisis energ¨¦tica.
En el pa¨ªs suramericano, la llegada del nuevo a?o se celebra con fuegos artificiales. Y ¨¦sa fue la ¨²nica luz que tuvieron cientos de miles de personas en Buenos Aires y sus alrededores -que concentran a unos 14 millones de habitantes de los 40 millones que tiene el pa¨ªs- debido a un apag¨®n masivo acaecido poco antes de que expirara 2007. En paralelo, el agua dej¨® de circular por las ca?er¨ªas, en una situaci¨®n que se ha prolongado durante varios d¨ªas de la semana pasada -con temperaturas que han superado los 30? en pleno verano austral- entre las protestas de los afectados, las promesas del Gobierno y las explicaciones de las empresas encargadas de los servicios.
El Gobierno sube la tarifa de la luz y reparte bombillas de bajo consumo
Hasta el s¨¢bado muchas personas esperaban el retorno definitivo del suministro de luz y agua, no s¨®lo en las zonas menos favorecidas en los suburbios de la capital, sino en algunos casos en pleno Buenos Aires como en el c¨¦ntrico barrio de Caballito. Familias enteras recurr¨ªan a los domicilios de familiares para poder lavarse y los propietarios de comercios de alimentos ve¨ªan c¨®mo se perd¨ªa su mercanc¨ªa al dejar de funcionar los refrigeradores. A veces era peor que llegara la electricidad, porque lo hac¨ªa con unas subidas de tensi¨®n que quemaban los electrodom¨¦sticos. En diversas zonas de la capital y los suburbios, los vecinos cortaron las calles para atraer la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n.
El Gobierno niega machaconamente la existencia de una crisis energ¨¦tica, pero la cuesti¨®n ha centrado algunas de las primeras medidas de la presidenta Fern¨¢ndez, quien ha anunciado una subida de las tarifas de la luz, el empleo a gran escala de bombillas de bajo consumo -25 millones de ellas ser¨¢n canjeadas por bombillas viejas en poder de los usuarios- y el cambio oficial de hora para aprovechar la luz solar, que se materializ¨® el 30 de diciembre. Adem¨¢s, el Gobierno ha decretado que se apague la iluminaci¨®n de edificios p¨²blicos y monumentos y prohibido que en los edificios oficiales el aire acondicionado se ponga por debajo de los 24?.
Los argentinos, acostumbrados a que la sociedad civil vaya por un lado mientras el Gobierno va por otro, ya han comenzado a poner sus propias soluciones. As¨ª, los edificios que se construyen incorporan desde hace un par de a?os casi por sistema sus propios equipos electr¨®genos y bombas de agua que garantizan un m¨ªnimo de suministro en caso de falta de fluido el¨¦ctrico. Adem¨¢s, se venden peque?os transformadores que protegen a los electrodom¨¦sticos en caso de subida inesperada de tensi¨®n.
Hace exactamente un a?o se produjo otro masivo apag¨®n tras el cual el Gobierno impuso fuertes multas a las compa?¨ªas el¨¦ctricas suministradoras, Edenor, de capital franc¨¦s, y Edesur, propiedad de la espa?ola Endesa. La situaci¨®n se repite sistem¨¢ticamente desde mucho antes de eso, desde 2001, cuando en verano, el calor dispara la demanda de electricidad.
Oficialmente, ambas empresas han asegurado que sus fallos de suministro son concretos, pero sus t¨¦cnicos manejan cifras que apuntan a que el consumo el¨¦ctrico en Argentina funciona al m¨¢ximo de su capacidad. El tope oscila entre los 18.000 y los 19.000 megavatios y la demanda en d¨ªas de calor sofocante o fr¨ªo intenso supera con creces los 17.000. Y lo peor es que en un pa¨ªs con un alt¨ªsimo crecimiento econ¨®mico -en torno al 9% anual-, no hay proyectos a medio plazo que puedan paliar esta situaci¨®n.
Se busca a quien culpar
La falta de suministro de agua tiene otro origen pero es mucho m¨¢s significativa. En una ciudad donde las calles no se barren sino que se riegan todas las ma?anas, los consumidores no tienen sensaci¨®n de que el agua sea un bien escaso, todo lo contrario. Los fallos en la distribuci¨®n provocan descontento entre el p¨²blico, una indignaci¨®n que en 2006 aprovech¨® el ex presidente N¨¦stor Kirchner para retirar la concesi¨®n a una empresa mixta de la francesa Suez y la espa?ola Aguas de Barcelona.
Se trataba de la primera vez en que se proced¨ªa de esta manera contra una empresa privatizada con capital extranjero durante los a?os noventa y Kirchner lo present¨® como un paso hacia la argentinizaci¨®n de las industrias y acus¨® a franceses y espa?oles de poner su ¨¢nimo de lucro por encima de las necesidades de los argentinos y de no realizar inversiones.
Con capital p¨²blico el Gobierno form¨® la empresa Aysa e integr¨® en su direcci¨®n a destacados l¨ªderes piqueteros que hab¨ªan participado en los conflictos laborales contra la direcci¨®n franco-espa?ola. Un a?o despu¨¦s la situaci¨®n sigue igual o peor.
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