Militares y derechos
Deber¨ªa regularse el ejercicio de algunas libertades de los miembros del Ej¨¦rcito
La Pascua Militar de ayer, la ¨²ltima de la actual legislatura, ha coincidido con el 70? cumplea?os del Rey y, por eso, ha servido para valorar el papel del Monarca tras la dictadura y para hacer un balance de la pol¨ªtica militar del Gobierno de Zapatero. En estas d¨¦cadas, don Juan Carlos ha desempe?ado un papel determinante para solventar el hist¨®rico problema del intervencionismo militar en la vida pol¨ªtica espa?ola.
El jefe del Estado ha moderado, sin interferir, esa larga transici¨®n que arranc¨® de verdad cuando los Gobiernos empezaron a dirigir la pol¨ªtica militar. Como culminaci¨®n del proceso, en esta legislatura se han materializado una profunda integraci¨®n de los ej¨¦rcitos en el sistema de seguridad internacional y la plena profesionalizaci¨®n de los militares.
En ambos terrenos, los sucesivos Gobiernos han seguido una l¨ªnea similar, s¨®lo rota dram¨¢ticamente con la intervenci¨®n en Irak. El trauma de semejante paso en falso, rectificado en el arranque de esta legislatura, debe considerarse ya superado en el ¨¢mbito militar, sobre todo cuando en estos a?os se ha consolidado el objetivo pacificador de las Fuerzas Armadas espa?olas en otros pa¨ªses, como L¨ªbano o Afganist¨¢n.
Superados esos traumas, es hora de plantear desaf¨ªos m¨¢s normales. El refuerzo del papel del Parlamento en las misiones militares en el exterior o la profundizaci¨®n en la preparaci¨®n profesional de los miembros de las Fuerzas Armadas han tenido claros impulsos en esta legislatura con las leyes de Defensa, Tropa y Carrera Militar. Ahora, a ese militar profesional, que reconoce la primac¨ªa del poder civil y que se ha incorporado a las misiones que exige la posici¨®n internacional de nuestro pa¨ªs, hay que darle su Estatuto de Derechos y Deberes.
Los miembros del Ej¨¦rcito tienen limitado el ejercicio de algunos derechos, precisamente por el car¨¢cter de la funci¨®n que cumplen en un sistema democr¨¢tico. En cualquier caso, gozan de ellos, por lo que deber¨ªan ser adecuada y razonablemente regulados. No caben en el mundo militar organizaciones sindicales, aunque s¨®lo sea porque la sociedad no admitir¨ªa una huelga en los cuarteles. Pero ya ser¨ªa tiempo de regular la libertad de expresi¨®n o el derecho de asociaci¨®n de los militares. Sin miedo, con normalidad.
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