Aprobado general
El Sevilla y el equipo de Rijkaard muestran su car¨¢cter competitivo al recuperar su mejor juego el filo de las bandas
La Copa deja muy poco margen para la especulaci¨®n y, a estas alturas de competici¨®n, informa de los retos que impone con menos antelaci¨®n de la que se necesitar¨ªa para prepararlos de manera espec¨ªfica. La Copa es un examen a la solidez de los distintos principios de los equipos. Ni al Sevilla ni al Barcelona les apetec¨ªa desnudar su f¨²tbol en estos momentos. Y menos que nada enfrent¨¢ndose mutuamente. En ambos conjuntos faltaban ayer varios de los jugadores que catalizan, que rentabilizan y que pueden llegar a decidir el plan y el ritmo de juego de sus respectivos equipos. Sin muchos de los virtuosos, todo lo que pudiera suceder depend¨ªa del trabajo de la orquesta y del director.
SEVILLA 1 - BARCELONA 1
Sevilla: De Sanctis; Alves, Mosquera, Dragutinovic, Crespo; Adriano (Navas, m. 54), Poulsen, Maresca (Renato, m. 54), Capel; Chevant¨®n (Kerzhakov, m. 69) y Luis Fabiano. No utilizados: Vargas y Fazio.
Barcelona: Vald¨¦s; Puyol, M¨¢rquez, Milito, Abidal; Xavi, Edmilson (Thuram, m. 73), Iniesta; Giovani (Bojan, m. 90), Eto'o (Gudjohnsen, m. 85) y Henry. No utilizados: Oier y Zambrotta.
Goles: 0-1. M. 23. M¨¢rquez asiste en largo a Henry, que bate por raso a De Sanctis. 1-1. M. 43. Capel remata un saque de esquina lanzado por Chevant¨®n.
?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Dragutinovic, M¨¢rquez, MIlito, Capel, Giovani, Navas, Abidal y Puyol.
S¨¢nchez Pizju¨¢n: 42.000 espectadores.
La crisis de juego y hasta de afecto que envuelve al Barcelona desde el pasado curso ha tenido esta semana uno de sus m¨¢s delirantes debates. Unas declaraciones del camerun¨¦s Eto'o en las que recomendaba la preponderancia de la efectividad sobre el estilo acab¨® en una discusi¨®n sobre si el equipo deb¨ªa de jugar feo y ganar o bonito y perder. Rijkaard y su concepto de f¨²tbol le parecieron a muchos incompatibles con el ¨¦xito. El holand¨¦s eligi¨® para esta peculiar rev¨¢lida una alineaci¨®n que en nada traicionaba las ideas con las que lleg¨® al equipo. Y, en la primera mitad, funcion¨®.
Eto'o en el centro del ataque, Giovani por la derecha y Henry por la izquierda, fueron veloces y generosos. Los tres atacantes se mov¨ªan para ofrecer alternativas de pase a los centrocampistas y la defensa parec¨ªa el destinatario inevitable de los balones que los sevillistas intentaban hacer llegar al enrachado Luis Fabiano. Hasta una cl¨¢sica jugada que con Ronaldinho en el campo sirve de desahogo frente a la presi¨®n adelantada de los contrincantes se convirti¨® en el gol que abri¨® el marcador. M¨¢rquez levant¨® la cabeza y en vez de un jugador pegado a la cal vio a uno corriendo m¨¢s que el defensor, el bal¨®n vol¨® hac¨ªa su compa?ero que no lo embrid¨® para darse tiempo de pensar y ejecutar ning¨²n pase de fantas¨ªa, sino que lo enfoc¨® para chutarlo a la red con el siguiente toque. El trabajo de Henry, en ¨¦sta y en casi todas las dem¨¢s acciones que protagoniz¨®, llev¨® de manera inevitable al contraste con el del Ronaldinho reciente.
El dibujo de Rijkaard gan¨® l¨®gica con los movimientos de los delanteros y de los centrocampistas. Giovani ayer pareci¨® todo lo bueno que puede llegar a ser de nuevo y que algunos gestos de divismo hab¨ªan orillado. El joven mexicano se faj¨® y brill¨® en la primera mitad como se espera de su clase y edad. La primera oportunidad del Barcelona se la invent¨® ¨¦l. Primero, se escap¨® de dos sevillistas con sendos giros de cadera, pas¨®, y corri¨® mientras Xavi y Henry cocinaban las combinaciones que acabaron por abrir el hueco suficiente para que Giovani lo colonizara y desde el que chut¨®. No acert¨® con la porter¨ªa de De Sanctis por pocos cent¨ªmetros.
Mientras el Barcelona se quedaba con la pelota, el Sevilla se mantuvo dentro de unos m¨¢rgenes de tranquilidad bastante aceptables. Tanto, que no pod¨ªa ser otra cosa que algo previsto. Luis Fabiano se enredaba constantemente con Milito, Abidal, M¨¢rquez o Edmilson. En la banda izquierda habitaba Capel, cuya carrera de cabeza baja y hasta un punto desastrada ya no levanta rumores de desaprobaci¨®n en Nervi¨®n. Por la izquierda del ataque sevillista, Capel tropezaba con los zagueros barcelonistas cada vez menos y se les escapaba cada vez m¨¢s. En una de esas carreras, con un regate trabado, rebotado se hizo con una pelota que puso a la espalda de Vald¨¦s y que no lleg¨® a convertir en gol Chevant¨®n por un remate preparado con un salto con el tiempo mal medido.
Tres minutos despu¨¦s de esta jugada y dos antes del descanso, Capel marc¨® el gol que le cort¨® el aire y el partido al Barcelona. Un saque de c¨®rner que parec¨ªa demasiado pasado le lleg¨® al rubio sevillista que chut¨® con ganas pero al centro de la porter¨ªa de Vald¨¦s, bien colocado para blocar el remate pero no para hacerlo con el despeje fallido de Puyol.
Ah¨ª se acab¨® la alegr¨ªa barcelonista y apareci¨® el esp¨ªritu de estampida de los sevillistas cuando ven flaquear al contrario. Ambos conjuntos tuvieron sus ocasiones de ganar, pero ninguno las rentabiliz¨®. Ni Chevant¨®n a pase de Navas, ni Edmilson, que estrell¨® un chut lejano en el poste. Pero ninguno de los equipos sali¨® ayer da?ado de un examen al que tem¨ªan. El Barcelona demostr¨® que, aunque sea por unos minutos, puede seguir siendo honesto a su juego a la hora de competir y los sevillistas recuperaron filo y paciencia.
La respuesta de Henry
Henry apareci¨® cuando se le requiri¨®. "Espero que aguante la exigencia de la competici¨®n", le jale¨® Frank Rijkaard, t¨¦cnico del Bar?a, antes de batirse con el Sevilla. Cuestionado por la grada, inactivo durante un mes y medio por unas dolencias en la espalda, y ausente en el ¨²ltimo partido por una migra?a, Henry marc¨® en el S¨¢nchez Pizju¨¢n. Pero Capel le rest¨® protagonismo.En un recurso desconocido para el Bar?a, M¨¢rquez sali¨® de la defensa con el bal¨®n controlado y lanz¨® un pase largo al desmarque de Henry, sin pasos intermedios, vertical y directo. Y el delantero franc¨¦s, tras un control soberbio, bati¨® por raso al portero De Sanctis. Gol de Henry, que fue al banquillo a celebrarlo con el island¨¦s Gudjohnsen y que alz¨® la voz cuando el gui¨®n del partido se lo exigi¨®.Igual de respond¨®n sali¨® Capel, que pas¨® un a?o en las categor¨ªas inferiores del Bar?a -infantil B- pero que se march¨® por morri?a de su casa y de su familia. Dos goles; dos respuestas.
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