El 'comando Nieve' hel¨® la tregua
Los detenidos formaban parte de un grupo que ETA usaba en momentos clave del alto el fuego para subrayar que el ¨²nico camino era la violencia
El comando Elurra (nieve, en euskera), que actuaba a las ¨®rdenes de Jos¨¦ Antonio Aranibar, supuesto lugarteniente del jefe militar de ETA, Txeroki, ha sido empleado en momentos claves del frustrado alto el fuego permanente. Y siempre para enviar el mensaje que conoce bien el sector m¨¢s duro tanto dentro como fuera de la organizaci¨®n terrorista: "la lucha es el ¨²nico camino".
El 'comando' actuaba para demostrar "dentro y fuera" que la lucha es el camino
Internamente, el mensaje era para el sector que apostaba decididamente por una v¨ªa negociada, dirigido por Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. Externamente, al Ejecutivo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para dejar claro que seguir¨ªan luchando "con las armas en la mano hasta conseguir la independencia y el socialismo".
Dos de sus integrantes, Mart¨ªn Sarasola (detenido) y Jos¨¦ Iturbide (huido), seg¨²n la investigaci¨®n, participaron el 23 de septiembre de 2006 en las campas guipuzcoanas de Aritxulegi, en Oiartzun, durante el Gudari Eguna, encapuchados y portando sendos subfusiles, entregados por orden de Aranibar. Con ellos dispararon hasta siete veces. El comunicado de ETA le¨ªdo en el estrado por otro encapuchado en ese acto de homenaje a los etarras puso en negro sobre blanco la profundidad de la crisis del proceso de di¨¢logo. "La lucha no es el pasado, sino el presente y el futuro". Y los expertos policiales a ambos lados de la frontera interpretaron entonces que pod¨ªa ser una muestra del pulso interno. Una escenificaci¨®n de fuerza del sector que desde el verano hab¨ªa apostado por volver a las armas y arruinar un proceso en el que ya no cre¨ªa. Tras los tiros, los dos terroristas escondieron los subfusiles en los alrededores en un zulo, armas que recuperaron m¨¢s tarde y que no han sido encontradas en esta operaci¨®n.
El comando especial Elurra fue creado a finales de 2001 por el brazo derecho de Txeroki, Jos¨¦ Antonio Aranibar, detenido en julio pasado en Francia. Aranibar es natural de Bera de Bidasoa (Navarra), un municipio fronterizo situado a seis kil¨®metros de Lesaka, donde capt¨®, seg¨²n Interior, primero al ahora detenido Mart¨ªn Sarasola Yazabal, quien posteriormente anim¨® a entrar en ETA a sus amigos Igor Portu Juanena (detenido e ingresado en el hospital Donostia) y a Mikel San Sebasti¨¢n Gaztelumendi y Jos¨¦ Iturbide Otxoteko, ambos huidos.
Los cuatro integrantes legales (sin fichar) de ese grupo, seg¨²n Interior, comenzaron a operar como mugalaris -los que ayudan a los terroristas a pasar la frontera- en 2002 y dos a?os despu¨¦s, a transportar armas y explosivos y repartirlas entre los comandos. Esas tareas fundamentales en la log¨ªstica de ETA, se quedaron peque?as para el destino que el aparato militar etarra controlado por Garikoitz Aspiazu, Txeroki, decidi¨® encomendarles: involucrarles en los atentados y, despu¨¦s, dar el salto a ekintzas de envergadura como el de la T-4.
Seg¨²n la confesi¨®n de Mart¨ªn Sarasola ante la Guardia Civil, Aranibar les dio una cita para ayudar a la persona que coloc¨® el 21 de diciembre de 2005 un coche bomba contra la discoteca Bordatxo en Santesteban, municipio navarro situado a 19 kil¨®metros de Lesaka. A¨²n faltaban tres meses para que ETA declara el alto el fuego.
Tras los tiros de Aritxulegi y la ¨²ltima reuni¨®n entre ETA y los enviados del Gobierno en Suiza, en diciembre de 2006, en la que ya no particip¨® Josu Ternera, el sector duro se impuso. Y, emulando al IRA y a su bomba en Canary Wharf en 1996, ETA decidi¨® mandar un aviso definitivo ya directamente al Gobierno de Zapatero: el coche bomba colocado en la T-4 el 30 de diciembre. Y encomend¨® el trabajo al comando Elurra.
Seg¨²n el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, las tres personas que participaron en el atentado fueron el propio Mart¨ªn Sarasola, que dio todo tipo de detalles del brutal atentado en el que murieron dos personas, Portu y San Sebasti¨¢n. El atentado hel¨® la tregua; una nevada de cascotes que sepult¨® el proceso de paz definitivamente.
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