Los medios p¨²blicos de persuasi¨®n en Catalu?a
Durante los 23 a?os de gobierno nacionalista conservador, los medios p¨²blicos de la Generalitat de Catalu?a (TV-3 y Catalunya R¨¤dio) fueron instrumentalizados para promover una visi¨®n nacionalista conservadora en la que los enormes problemas sociales de Catalu?a (en la medida en que se reconoc¨ªa su existencia) se atribu¨ªan al Gobierno central, ubicado en Madrid, que discriminaba a Catalu?a. La fortaleza de esta visi¨®n nacionalista se basaba en un hecho real: la existencia de un balance fiscal negativo para Catalu?a con el resto de Espa?a y un d¨¦ficit de inversiones p¨²blicas por parte del Gobierno central. Otro factor que contribu¨ªa al crecimiento de este nacionalismo conservador era el nacionalismo espa?ol, que es el ¨²nico que no se define a s¨ª mismo como tal. Suele llamarse constitucionalista y, al negar el car¨¢cter plurinacional de Espa?a, alimenta los nacionalismos perif¨¦ricos. De ah¨ª que no fuera infrecuente que aparecieran en los medios p¨²blicos de informaci¨®n de la Generalitat las voces de este nacionalismo espa?ol (incluso en su visi¨®n extrema, la COPE) a fin de identificar al resto de Espa?a con esta visi¨®n nacionalista espa?ola que reforzaba al nacionalismo catal¨¢n.
Desde 2003 ha habido cambios en los medios catalanes, pero son minor¨ªa las voces de izquierda no nacionalistas
Detr¨¢s de estos nacionalismos, en teor¨ªa adversos pero en la pr¨¢ctica complementarios, hab¨ªa unos intereses comunes de clase social que explicaban el profundo conservadurismo de tales nacionalismos, bien definido en aquel eslogan, que tales medios difund¨ªan, seg¨²n el cual Espa?a iba bien, a lo cual los medios nacionalistas conservadores en Catalu?a a?ad¨ªan que Catalu?a iba incluso mejor. Los datos ignorados, cuando no ocultados, en aquellos medios mostraban que ni Espa?a iba bien (el gasto p¨²blico social por habitante en inversiones p¨²blicas, tanto en infraestructuras como en servicios p¨²blicos, era el m¨¢s bajo de la UE-15) ni Catalu?a iba mejor; en realidad, en muchas ¨¢reas iba peor (el gasto p¨²blico social por habitante estaba por debajo del promedio de Espa?a). Este ¨²ltimo d¨¦ficit se atribu¨ªa en los medios de persuasi¨®n nacionalista conservadora al d¨¦ficit fiscal, lo cual era cierto s¨®lo en parte, puesto que hab¨ªa otras dos causas ignoradas en aquel argumento. Una de ellas eran las propias prioridades del Gobierno nacionalista conservador de la Generalitat de Catalu?a, que prioriz¨® temas identitarios (como la creaci¨®n de los Mossos d'Esquadra) sobre temas sociales tales como el desarrollo de la educaci¨®n o la sanidad p¨²blica, dando prioridad a los servicios privados a costa de los servicios p¨²blicos. La evidencia de ello era abrumadora (v¨¦ase L'Estat del benestar a Catalunya 2003).
La causa mayor del subdesarrollo social y de infraestructura de Catalu?a (y de Espa?a), sin embargo, era y contin¨²a siendo el bajo gasto p¨²blico en todo el Estado espa?ol. Mientras que las luchas interterritoriales sobre la distribuci¨®n de la tarta espa?ola (estimuladas por nacionalismos centrales y perif¨¦ricos) ten¨ªan y tienen una enorme visibilidad en aquellos medios nacionalistas catalanes y espa?oles, el problema mayor -que es el peque?¨ªsimo tama?o de la tarta- era y contin¨²a ignorado. Espa?a tiene el gasto p¨²blico por habitante m¨¢s bajo de la UE-15. En realidad, aunque Catalu?a recibiera el 18% de la inversi¨®n total del Estado espa?ol en infraestructuras (tal como instruye el Estatut), Catalu?a todav¨ªa tendr¨ªa un gasto p¨²blico en infraestructuras por habitante menor del que le corresponder¨ªa por su nivel de desarrollo econ¨®mico.
El baj¨ªsimo gasto p¨²blico (y la escasa visibilidad de este tema en los medios de persuasi¨®n) responde al poder de clase, es decir, al enorme poder pol¨ªtico y medi¨¢tico que tiene en Espa?a y en Catalu?a el 35% de la poblaci¨®n de renta superior, y su gran resistencia a aumentar los impuestos, sobre todo si ¨¦stos van a mejorar los servicios p¨²blicos utilizados predominantemente por el 65% restante de la poblaci¨®n, es decir, por las clases populares. Env¨ªan a sus hijos a las escuelas privadas (cuyo gasto por alumno es superior al de la escuela p¨²blica), utilizan la sanidad privada (donde el tiempo de visita promedio es de 18 minutos, en comparaci¨®n con ocho minutos en la p¨²blica) y se benefician m¨¢s del AVE que de los trenes de cercan¨ªas.
Los cambios de gobierno en 2003 en Catalu?a y en 2004 en Espa?a diluyeron poco el discurso nacionalista, tanto perif¨¦rico como central. Ni que decir tiene que ha habido cambios en tales medios catalanes, pero en su totalidad han sido menores. El an¨¢lisis de poder de clases y sus implicaciones en las pol¨ªticas p¨²blicas contin¨²a excluido, siendo extraordinariamente minoritarias las voces de izquierda no nacionalistas, realidad negada, como era predecible, por los apologistas de tales medios, que dominan el clima intelectual del pa¨ªs.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Pompeu Fabra.
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