La 'Resi' se queda hu¨¦rfana
Ten¨ªa 103 a?os, pero no por esperada duele menos la noticia de que Jos¨¦ Bello Lasierra -Pep¨ªn para todos sus amigos- nos ha dejado. Estaba ya muy cansado, se quer¨ªa marchar, pero hasta el final conserv¨® inc¨®lumes la mente y su hombr¨ªa de bien. Fue el ¨²ltimo referente de aquella espl¨¦ndida floraci¨®n generacional de la Residencia de Estudiantes a quien pod¨ªamos acudir, confiados, en busca del dato escurridizo ("?d¨®nde estaba el Oro del Rhin, Pep¨ªn?"). Raconteur como pocos, escucharle era un privilegio, una gozada. Su risa s¨®lo se pod¨ªa comparar a la del pintor Manuel ?ngeles Ortiz. Tozudo como incumb¨ªa a un aragon¨¦s de Huesca, se negaba a abandonar su piso madrile?o de Santa Hortensia y vivir con sus sobrinos, que con tan inmenso cari?o le cuidaron a lo largo de los a?os. As¨ª era ¨¦l. Me dicen que muri¨® mientras dorm¨ªa, y que ten¨ªa el semblante tranquilo. ?Larga paz!
Pep¨ªn emanaba alegr¨ªa y pose¨ªa como nadie el don de la amistad. Si no hubiera sido por la que tuvo, honda, con Lorca, Dal¨ª y Bu?uel, nuestro conocimiento de la vida y obra de cada uno de ellos ser¨ªa mucho m¨¢s pobre. No s¨®lo por la aportaci¨®n oral de su prodigiosa memoria, tan generosamente puesta a disposici¨®n de los estudiosos, sino por las cartas recibidas de los tres, de un valor biogr¨¢fico incalculable, que conserv¨® como oro en pa?o.
"Ni pintor ni poeta, Pep¨ªn Bello era, sencillamente, nuestro amigo inseparable, dice Bu?uel en Mi ¨²ltimo suspiro. Pero el oscense dibujaba muy bien y no le faltaba inventiva literaria. Contribuy¨® lo suyo a la creaci¨®n de los putrefactos y carnuzos que tanto transitaron por el imaginario de los residentes de aquellos a?os. Y parece innegable que Un Chien andalou le deb¨ªa m¨¢s de una ocurrencia ("todas nuestras cosas en la pantalla", le escribi¨® Bu?uel en 1929, poco antes de iniciar el rodaje de la explosiva cinta surrealista).
Por suerte la personalidad y los recuerdos de Pep¨ªn han quedado puestos a salvo en numerosos documentales y entrevistas de radio, prensa y televisi¨®n, que es de esperar se re¨²nan en el archivo de la Residencia de Estudiantes para gozo e instrucci¨®n de futuros investigadores. En algunos de ellos acompa?a a Bello su cordial amigo y ex¨¦geta, m¨¢ximo especialista en el joven Dal¨ª, Rafael Santos Torroella, a quien llevamos cinco a?os a?orando. Ya lo sabemos, el r¨ªo se lo lleva todo por delante. La Resi est¨¢ hoy hu¨¦rfana bajo una lluvia pertinaz, pero harto consuelo y mucha gratitud nos deja la memoria de uno de sus hijos m¨¢s simp¨¢ticos y m¨¢s preclaros.
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