Amsterdam, un plan perfecto
Ruta por canales, caf¨¦s y librer¨ªas para un fin de semana sin parar
Poca piedra y mucho ladrillo: esa mezcla de agua y tierra que en feliz amalgama son tambi¨¦n los Pa¨ªses Bajos. Y, como sal o espuma, la pintura blanca de marcos de ventanas y puertas de sus casas. Calles h¨ªbridas -de ayer y hoy, l¨ªquido y s¨®lido- en Amsterdam.
?Qu¨¦ hacer aqu¨ª? Por ejemplo, ir al Bloemenmarkt, a orillas del Singel, mercado de flores con todo tipo de bulbos y plantas en abigarrada muestra. O a alguna tienda antigua con aromas de ultramar que trajo la Compa?¨ªa de las Indias Orientales: pimienta, clavo, nuez moscada, canela. Tambi¨¦n al Museo Van Gogh, del arquitecto Gerrit Rietveld (con a?adido de Kurokawa), que alberga la m¨¢s amplia colecci¨®n de obras del pintor, lo que lo hace imprescindible.
El centro de arte moderno Stedelijk estrena piezas de creadores como Martin Kippenberger, Luc Tuymans o el Atelier Van Lieshout. Un aperitivo para una ciudad que es toda ella un museo al aire libre.
Museo cuya arquitectura tambi¨¦n regala la vista con bien diferente estilo es el neog¨®tico Rijksmuseum, que ya dentro hace que uno se explique lo boyante de las aseguradoras holandesas, a tenor de las riquezas que ¨¦ste alberga: como bot¨®n de muestra, La ronda nocturna, de Rembrandt, o La lechera, de Vermeer. Cerca de los anteriores, el Stedelijk, entregado al arte moderno, ahora en obras pero con sede provisional en el antiguo edificio de Correos, el Post CS, y una exposici¨®n que abrir¨¢ el d¨ªa 19 con las nuevas adquisiciones, entre ellas un tr¨ªptico monumental de Martin Kippenberger.
Por la tarde se puede ir al Filmmuseum y su caf¨¦ con terraza a la orilla del Vondelpark, que, por estar fuera del anillo de los canales, es amplio. Pero dejemos los grandes edificios. Lo mejor de Amsterdam son las hileras de casas que ribetean los canales. No suelen superar las cuatro plantas, y son de natural profundas y estrechas, una angostura de la que es posible hacerse idea recordando que suelen tener s¨®lo dos o tres ventanas por piso, y ¨¦stas siempre m¨¢s verticales que apaisadas. No faltan las poleas, muy ¨²tiles cuando de subir mercanc¨ªas o muebles se trata, dado lo reducido de las escaleras. A esta costumbre de subir las cosas por el exterior se debe tambi¨¦n que no pocas paredes muestren alg¨²n grado de inclinaci¨®n, as¨ª edificadas con objeto de que aquello que se hac¨ªa subir no fuera chocando con las ventanas. Qu¨¦ cat¨¢logo de hastiales, los v¨¦rtices que rematan las fachadas: los hay simplemente triangulares, escalonados, acampanados, rematados con una concha...
Tambi¨¦n hay otras construcciones que no est¨¢n todo el d¨ªa mir¨¢ndose en los m¨¢s o menos turbios espejos acu¨¢ticos. As¨ª, Begijnhof, una manzana de tranquilidad aldeana junto a calles muy comerciales, con sus peque?as y deliciosas casas dispuestas alrededor de un jard¨ªn en el que no falta, para dar esa imagen de mundo de ayer, una iglesia, la Engelese Kerk, o para hacerla m¨¢s a?eja, una mansi¨®n de madera del siglo XV que maravilla que haya perdurado, pues en tiempos lleg¨® a prohibirse este tipo de edificaci¨®n, mont¨®n de le?a apilada para incendios.
Tambi¨¦n hay viviendas flotantes atracadas en canales de nombres, o m¨¢s bien t¨ªtulos, aristocr¨¢ticos: Herengracht (canal de los Caballeros), Prinsengracht (de los Pr¨ªncipes) y Keizersgracht (del Emperador). En verano se desarrolla un festival en ellos, que se hacen canales de m¨²sica, un pentagrama que se curva siguiendo el plano de la ciudad.
En ¨¦l se ve que ¨¦sta es tela de ara?a que nos prende con su belleza y sus atracciones, y a¨²n dir¨¢ alguno que lo ha enredado cuando confiese haber dado cuenta del hach¨ªs en una de sus coffee-shops, o de hongos alucinatorios en los comercios de ellos que han surgido tambi¨¦n como champi?ones (prohibidos desde octubre pasado), o del abrazo de prostitutas en los nada discretos establecimientos del ramo, con escaparates que no dejan escapatoria y que no, no albergan figuras de cera (¨¦stas se hallan en el Museo de Madame Tussaud, en el Dam).
Un paseo por Jordaan
Pero otros cuerpos menos peligrosos e igualmente visibles (aqu¨ª se desconocen las cortinas) son los de los rollizos gatos que se ovillan tras los cristales de viviendas del barrio del Jordaan, donde es placentero hacer una parada en el caf¨¦ De Tuin. Por aqu¨ª se despliega los lunes y s¨¢bados, junto al Lindengracht (que fue un canal, hoy soterrado), el mercado al aire libre de Noordermarkt, que se remonta al primer tercio del siglo XVII.
Se llega simplemente andando por Henrenstraat, pero para alcanzar otras partes de Amsterdam se pueden tomar los tranv¨ªas, que casi todos parten de Central Staation (otro edificio de ladrillo rojo, el m¨¢s mastod¨®ntico de todos), donde es digno de verse el impresionante aparcamiento de bicicletas por millares, esa metempsicosis de minas enteras cuyo metal se ha transformado en chasis y de interminables bosques de caucho amaz¨®nicos que han reencarnado en ruedas. Adem¨¢s de los ubicuos cruceros tur¨ªsticos est¨¢ el llamado canalbus, una versi¨®n local de los vaporetti venecianos, al que se puede subir y bajar cuantas veces se quiera en el mismo d¨ªa, aunque es menos pr¨¢ctico y barato, y sencillamente ignorado por los nativos.
Cuatro grandes y excelentes librer¨ªas destacan en Amsterdam, y dos de ellas est¨¢n pensadas para el p¨²blico anglolector (hablar ingl¨¦s aqu¨ª lo allana todo): The American Book Center y Waterstone's. Las otras son Scheltema, sin duda la m¨¢s elegante y de m¨¢s moderno dise?o, y Athenaeum, donde 4 de cada 10 libros son importados. Todas est¨¢n a poca distancia unas de otras, lo que permite el delicioso pasatiempo del ojeo de libros en diferentes comercios y luego el hojeo, o la lectura, sentado en alg¨²n caf¨¦ pr¨®ximo. Tambi¨¦n hay numerosas librer¨ªas anticuarias y de segunda mano, con mapas y grabados a mansalva, y una saturaci¨®n de molinos de viento y planos de cuando la ciudad era m¨¢s peque?a.
Para los que prefieran otro tipo de entretenimiento, hay garitos de toda laya y, ojo a su programaci¨®n, salas de conciertos por las que pasan artistas para todos los gustos, unos internacionales y otros abor¨ªgenes, como el grupo Van Halen o, si se me permite la humorada, ese holand¨¦s ap¨®crifo, Van Morrison.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo irVuelos de ida y vuelta a Amsterdam (tasas y gastos incluidos). KLM (www.klm.es; 902 22 27 47), desde 155 euros. Vueling (www.vueling.com), desde Madrid, 116,93 euros; tambi¨¦n vuela desde Barcelona, Sevilla, M¨¢laga y Valencia. Iberia(902 400 500; www.iberia.com), desde Madrid, por 160 euros. Transavia (www.transavia.com), desde Madrid, 134,71 euros; desde Barcelona, por 114,71; tambi¨¦n vuela desde Alicante, Fuerteventura, La Palma, Gran Canaria, M¨¢laga y Tenerife.Visitas e informaci¨®n- Museo Van Gogh (0031 20 570 52 00; www.vangoghmuseum.com). Entrada, 10 euros.- Rijksmuseum (0031 20 674 70 00; www.rijksmuseum.nl). Diez euros.- Stedelijk Museum (0031 20 573 29 11; www.stedelijk.nl). 12,50 euros.- Filmmuseum (0031 20 589 14 00; www.filmmuseum.nl). Dos euros la exposici¨®n, y 7,80, ver una pel¨ªcula.- www.holland.com.- www.amsterdamtourist.nl.- www.visitamsterdam.nl.
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