Un mundo en siete itinerarios
Para William Morris, "cada sociedad nos ense?a su perfil a trav¨¦s de la fisonom¨ªa de sus ciudades, de sus laberintos artificiales". Para Manuel Vicent, su Valencia del tranv¨ªa, un libro y una exposici¨®n fotogr¨¢fica realizados en colaboraci¨®n con su hermano Joan Antoni, que durante estos d¨ªas acaba de inaugurarse en el IVAM, "este libro pretende rescatar de la memoria la Valencia de los a?os cincuenta por medio de un texto y unas im¨¢genes que un d¨ªa tambi¨¦n se volver¨¢n amarillas, para convertirse en esa quintaesencia de la imaginaci¨®n que es la melancol¨ªa. Las calles, plazas, edificios, esquinas de aquella Valencia fueron en un tiempo lugares inici¨¢ticos para varias generaciones. Esos espacios constituyeron muchas veces la prolongaci¨®n de sensaciones y sentimientos que conformaron su alma colectiva".
Ocurre tambi¨¦n que lo local, lo personal y propio, cuando se realiza con talento, se convierte en universal, de tal modo que, por ejemplo, una novela del austriaco Robert Musil en la que nos relata las tribulaciones del joven T?rles, se convierte en una narraci¨®n universal de la iniciaci¨®n al mundo de un estudiante. O las andanzas de Alberto Fern¨¢ndez en el Colegio Militar Leoncio Prado, como magistralmente mostr¨® Vargas Llosa en su La ciudad y los perros, resultan tan conmovedoras para un lector europeo como para un latinoamericano. Fellini con su c¨¢mara tambi¨¦n nos sedujo a todos con sus recuerdos de pubertad en Amarcord. Vicent, en El tranv¨ªa a la Malvarrosa, que ¨¦l mismo califica como "una memoria sentimental de un tiempo de formaci¨®n y aprendizaje", lo que nos cuenta no es sino el proceso de madurez de un adolescente que llega a una Valencia a¨²n huertana en plena fiesta de los sentidos. La c¨¢mara fotogr¨¢fica de su hermano Joan Antoni deja constancia de aquella ciudad que fue y ya no es en un estupendo complemento visual a la melancol¨ªa literaria.
Siete son los itinerarios ciudadanos que nos proponen los hermanos Vicent, desde la llegada a Valencia de un joven estudiante hasta el tranv¨ªa a la Malvarrosa, el para¨ªso m¨¢s pr¨®ximo. Siete recorridos que son un mundo en el que se recogen tabernas, billares y horchater¨ªas con la misma pasi¨®n que los c¨ªrculos literarios, la universidad o los paseos nocturnos por un barrio chino "que sab¨ªa a flujo de cebollas que llegaban junto con el viento del sur", y en el que "en las escaleras de yeso pringoso de los prost¨ªbulos no se ve¨ªan marineros ni navegantes, sino labradores salidos, pero solventes; faunos del regad¨ªo que hac¨ªan cola sujet¨¢ndose la brida del propio caballo con la mano en el bolsillo". Siete rutas que son otros tantos momentos de ese estadio intenso y fugaz que es la juventud. Un batido en Balanza, con un pall mall en la mano y mirando desde el taburete a las chicas; un baile en Chacalay; una pel¨ªcula en el Olimpia, o un paseo por la Gran V¨ªa del Marqu¨¦s de Turia con el estruendo de los estorninos, los mismos que a?os m¨¢s tarde, en febrero de 1981, desaparecer¨ªan misteriosamente horas antes de que los tanques enviados por Milans del Bosch provocaran una alucinaci¨®n nacional.
Valencia del tranv¨ªa es en realidad la autobiograf¨ªa de un tiempo y un pa¨ªs que a¨²n no hab¨ªa descubierto la especulaci¨®n urbana o las m¨¢s de tres horas y media diarias ante el televisor. Eran unas gentes que asum¨ªan cotidianamente el espect¨¢culo extraordinario del mercado central, que hab¨ªan sobrevivido a un primate llamado Rios Capap¨¦, que les herv¨ªa la sangre con la eclosi¨®n del azahar y que soportaban estoicamente el cruel destino de que la joven a la que amaban secretamente no hubiera visto el arriesgado salto desde el trampol¨ªn de la piscina de Las Arenas.
'Valencia del tranv¨ªa. Manuel Vicent versus Joan Antoni Vicent'. Exposici¨®n fotogr¨¢fica en el IVAM, hasta el 24 de febrero.
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