El marco perfecto de arte y ladrillo

Quiz¨¢ no exista nadie en el mundo del arte como Jorge P¨¦rez (Buenos Aires, 1949). El coleccionista y mecenas tiene arte incluso en el vestidor de su casa. Dentro del armario. Unas pinturas peque?as de Lynne Drexler (1928-1999). Justo en la parte superior donde descansan los zapatos en su ¨¢tico de Miami. Vive en el piso m¨¢s alto de un edificio dise?ado por la firma de arquitectura OMA en Coconut Grove. ¡°Me gusta ver arte hasta cu¨¢ndo me calzo los zapatos¡±, narra. La casa alberga unas 300 obras, 1.000 metros cuadrados y una vista circular de 360? sobre el paisaje de tierra y mar que entra y sale de Biscayne Bay, entre las subidas y bajadas de la marea y los vientos.

Jorge P¨¦rez es el mayor promotor inmobiliario ¡ªy uno de los latinos m¨¢s ricos del planeta¡ª de la costa Este. Es ¨²nico. Y no solo por ser dem¨®crata, a pesar de su fortuna de 1.700 millones de d¨®lares (unos 1.600 millones de euros), sino porque en sus promociones emplaza arte. ¡°Todo escogido por nuestros comisarios: no utilizamos jam¨¢s dise?adores o decoradores¡±. Y a?ade: ¡°Es parte de nuestro ADN, y salta r¨¢pido al ingl¨¦s, representa nuestra ¡°brand¡± [marca], pese a su perfecto espa?ol. El arte ayuda mucho a las ventas, sobre todo en los apartamentos de alto nivel, donde los clientes ya tienen sensibilidad por la creaci¨®n¡±, admite. Y quien quiera empezar recibe un cat¨¢logo, publicado por su compa?¨ªa ¡ªRelated Group¡ª, para que ¡°entiendan¡± las piezas con las que conviven. Es una propuesta pensando en que todos aprendan. Amigos, visitas, vecinos, curiosos.

Los fondos van ya por las 7.000 obras (ha incorporado en los ¨²ltimos meses artistas espa?oles como T¨¤pies, Guerrero o Saura), y la ilusi¨®n del coleccionista y de su mujer, Darlene, hepat¨®loga, es llevar el arte a los inmuebles pero tambi¨¦n a espacios gratuitos como El P¨¦rez Art Museum Miami y al Espacio 23. Tal vez la mejor estrategia para vender arte en el universo de los bienes ra¨ªces es am¨¢ndolo. ¡°El arte tiene, tambi¨¦n, repercusi¨®n¡± en el antiguo ladrillo y mortero. ¡°Conozco algunos amigos artistas en Estados Unidos que se ganan la vida produciendo obras para promociones inmobiliarias. No son de alta gama. Apenas superan las cinco cifras¡±, admite la economista experta en arte, Clare McAndrew. Poco para este mundo de unos escasos nombres. Aunque suficiente para vivir y contarla.

Quiz¨¢ ahora, que ha superado una operaci¨®n dif¨ªcil, Jorge, tal vez, recuerde, algo que no suele contar. Su madre cubano-espa?ola siempre estaba leyendo, de ah¨ª proviene su pasi¨®n por editar y leer. Y no faltaba en el relato Fidel Castro. Se equivoc¨® en muchas cosas ¡ªle explic¨® siendo bastante joven¡ª y no construy¨® el para¨ªso, en la isla, prometido: pero nadie le ¡°encontr¨® un mill¨®n de d¨®lares en Suiza¡±. Algo qued¨® dentro de ¨¦l. Qui¨¦n mejor que P¨¦rez para viajar con Obama a la isla en 2016 en el Air Force One. Era una esperanza hist¨®rica, pero, entre otros, quienes juegan al domin¨® en el malec¨®n, vieron temblar sus fichas.

Esa es parte de la historia, quiz¨¢ quedan pocas dudas en el aire. ¡°El arte siempre sirve para vender inmuebles. Incorporar la creaci¨®n eleva y distingue a los edificios; el arte suma¡±, resume el escultora, arquitectico y paisajista, Arturo Berned. Vivir con arte es un privilegio. P¨¦rez cree con todas ¡°sus fuerzas¡± en democratizar la mirada.