La abuela y la l¨¢grima
Hillary llor¨® y Obama perdi¨®.
?sta es la explicaci¨®n m¨¢s aceptada de la sorprendente victoria de Hillary Clinton en las elecciones primarias de New Hampshire. Sorprendente porque, seg¨²n las encuestas, Barack Obama volver¨ªa a repetir en ese Estado su igualmente sorprendente victoria en Iowa. Entre las dos elecciones lo ¨²nico nuevo para los votantes fue que por primera vez en su larga vida p¨²blica Hillary Clinton perdi¨® el control de sus emociones y se mostr¨® vulnerable y hasta llorosa. "Para sorpresa de muchos, soy humana", explic¨® Hillary unos d¨ªas despu¨¦s. Esta novedad hizo que el 37% de los votantes indecisos de New Hampshire al final le dieran su voto y una importante victoria.
Los rivales de Obama creen que perder¨¢ fuerza si se conoce a su familia en Kenia
As¨ª, las l¨¢grimas de Hillary por ahora han desplazado de la conversaci¨®n electoral estadounidense temas como la crisis econ¨®mica, Irak o la salud.
Pero la principal sorpresa de Hillary Clinton no ha sido el impacto positivo que tuvo el mostrarse vulnerable en p¨²blico sino el colapso de su imbatibilidad. Desde que lanz¨® su candidatura, la suposici¨®n generalizada hab¨ªa sido que la carrera de Hillary Clinton hacia Casa Blanca era imparable. Ni en su propio partido, ni en el partido Republicano exist¨ªa candidato alguno con el dinero, la maquinaria, la experiencia y la capacidad de Hillary. Adem¨¢s, nadie m¨¢s tiene un aliado con el capital pol¨ªtico y el talento electoral de Bill Clinton.
Hasta que apareci¨® Barack Obama: negro, de padre inmigrante, sin dinero, sin nunca haber ocupado cargos de importancia en el Gobierno o el sector privado, sin organizaci¨®n electoral propia y casi desconocido por el electorado. Adem¨¢s, su apellido rima con Osama y su segundo nombre es Husein. Por si fuera poco, Obama tambi¨¦n reconoci¨® p¨²blicamente que hubo periodos de su vida en los que consumi¨® coca¨ªna.
En teor¨ªa, todo esto deber¨ªa ser m¨¢s que suficiente para eliminar cualquier posibilidad de que alguien as¨ª llegue a la presidencia de Estados Unidos. En teor¨ªa. En la pr¨¢ctica, Barack Obama hoy tiene tantas posibilidades de llegar a ser el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos como Hillary Clinton o el eventual candidato del partido Republicano.
En poco tiempo Barack Obama ha recaudado tanto o m¨¢s dinero que los Clinton, ha montado una maquinaria electoral tan eficaz como la de sus rivales, ha estimulado la participaci¨®n masiva de votantes que no hab¨ªan mostrado mayor inter¨¦s por la pol¨ªtica, especialmente los j¨®venes, y ha transformado el debate pol¨ªtico.
Sus mensajes fundamentales son que el pa¨ªs requiere de grandes cambios y que ¨¦l es quien mejor garantiza que ocurran. En efecto, basta verlo y conocer algo de su vida para saber que s¨®lo su elecci¨®n ya implicar¨ªa un enorme cambio para Estados Unidos. El mensaje central de Hillary Clinton es la importancia de la experiencia. El cambio, dice, no basta desearlo, sino que hay que saber c¨®mo hacerlo realidad y de all¨ª la importancia que tiene la experiencia que ella ha acumulado. La respuesta de Obama es que el buen juicio es m¨¢s importante que la experiencia. Y que si de experiencia se trata, basta ver el desastre que dejan dos de los m¨¢s experimentados pol¨ªticos estadounidenses: Dick Cheney y Donald Rumsfeld.
?ste es s¨®lo el comienzo de lo que ser¨¢ una feroz confrontaci¨®n entre Clinton y Obama, y luego entre uno de ellos y el candidato republicano. Y no faltar¨¢ la guerra sucia, siempre repudiada por los candidatos pero inevitablemente presente en las campa?as. Los ataques, las calumnias y la desinformaci¨®n ser¨¢n diseminadas por oscuras organizaciones que act¨²an sin la autorizaci¨®n de los candidatos, pero cuyas actuaciones los ayudan al da?ar a sus rivales.
Seg¨²n los entendidos, algunos de estos oscuros operadores tratar¨¢n de que Sara Onyango Obama, la abuela de Barack, sea mucho m¨¢s conocida por millones de votantes. "Mam¨¢ Sara", quien no habla ingl¨¦s y vive en una modesta casa en Nyahgoma Kogelo, en Kenia, fue entrevistada recientemente por televisi¨®n cuando, en un patio de tierra y rodeada de gallinas, cortaba el ma¨ªz para alimentar a sus animales. Su vida, circunstancias y apariencia f¨ªsica son muy distintas a las de su nieto -y muy extranjeras para los estadouni-denses-.
La apuesta de los adversarios de Obama (tanto los de su propio partido como los republicanos que se preparan para enfrentarlo si llega a ser el candidato) es que cuando los votantes conozcan mejor a su abuela, la tolerancia racial que hasta ahora han evidenciado puede menguar, haci¨¦ndole perder muchos votos. Su hip¨®tesis es que dar a conocer a la abuela de Obama tendr¨¢ un impacto en el electorado tan negativo como positivo fue el efecto de las l¨¢grimas de Hillary. Pero pueden estar equivocados: es posible que la serena dignidad de Sara Onyango Obama y la historia de una modesta familia de Kenia cuyo nieto logr¨® gracias a sus m¨¦ritos graduarse en Harvard, ser senador y que ahora podr¨ªa ser presidente emocione a millones de estadounidenses hasta el punto de llevarlos a votar por ¨¦l. Despu¨¦s de todo, el sue?o americano es que todo ni?o, sin importar su raza o clase social, puede llegar a ser presidente.
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