Inversi¨®n internacional
La crisis crediticia no ha inhibido los flujos de inversi¨®n extranjera directa (IED), que han registrado en 2007 un nuevo r¨¦cord. Con cifras de la UNCTAD, esos movimientos internacionales de capital superaron los 1,5 billones de d¨®lares, un 18% superiores a los registrados en 2006. Las inversiones tambi¨¦n han crecido durante la segunda mitad del a?o, en la que los efectos del estrangulamiento crediticio han sido mucho m¨¢s expl¨ªcitos en todo el mundo.
Se trata, recu¨¦rdese, de inversiones cuya pretensi¨®n es la de controlar e influir en la gesti¨®n de las empresas donde se concretan; constituyen el veh¨ªculo por antonomasia de internacionalizaci¨®n de la producci¨®n de bienes y servicios, de globalizaci¨®n de la propiedad empresarial. Sintetizan, por tanto, las aspiraciones de crecimiento de las empresas multinacionales. A un crecimiento rentable, por supuesto.
Malos empresarios ser¨ªan los que condicionaran decisiones estrat¨¦gicas por la percepci¨®n circunstancial de una desaceleraci¨®n
En consecuencia, de esa expansi¨®n cabe deducir que las expectativas de las empresas que vehiculan las inversiones, que arriesgan sumas crecientes a cambio de esperanzas razonables de rentabilidad, no son precisamente de paralizaci¨®n del crecimiento econ¨®mico. Una presunci¨®n que no se limita a unas cuantas econom¨ªas, sino que, a juzgar por los destinos de esos flujos, reflejan el crecimiento esperado a largo plazo en el conjunto de los bloques activos en la econom¨ªa global. Del total de esos capitales, dos terceras partes fueron invertidos en econom¨ªas avanzadas y el resto en econom¨ªas en desarrollo y en transici¨®n; entre estas ¨²ltimas, Rusia ha sido la m¨¢s importante, con m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares, en gran parte dirigido a su sector energ¨¦tico. China, Brasil, M¨¦xico y Singapur son los principales receptores entre las econom¨ªas consideradas emergentes.
La principal regi¨®n receptora de esos flujos ha sido la Uni¨®n Europea (UE), donde han recalado el 40% de todas las entradas, aunque Estados Unidos (con 193.000 millones de d¨®lares de entradas, un incremento del 10% sobre 2006) sigue liderando la clasificaci¨®n mundial de receptores individuales. En este ¨²ltimo caso la depreciaci¨®n del d¨®lar ha podido constituir un est¨ªmulo, una v¨ªa de abaratamiento de las adquisiciones de activos estadounidenses por inversores europeos y asi¨¢ticos, con monedas apreciadas. Llama favorablemente la atenci¨®n, en todo caso, el incremento registrado en las inversiones en la UE (del 15% y del 16%, respectivamente en la UE25 y UE15), magnitudes y ritmos expresivos de una manifiesta confianza en las econom¨ªas de la regi¨®n.
Una gran proporci¨®n de las IED totales se han concretado a trav¨¦s de operaciones de fusiones y adquisiciones transfronterizas, aunque es cierto que este tipo de operaciones ralentiz¨® su ritmo de crecimiento en la segunda mitad del a?o, como consecuencia seguramente de las mayores dificultades de financiaci¨®n. En las econom¨ªas de Am¨¦rica Latina, sin embargo, han sido las greenfields (inversiones en la creaci¨®n de nuevas empresas y en expansi¨®n) las que m¨¢s han crecido. El crecimiento econ¨®mico intenso de la regi¨®n, propiciador de jugosos beneficios en los sectores de materias primas, parece haber sido la principal motivaci¨®n de un comportamiento tal.
No son datos, en definitiva, que inviten precisamente al pesimismo y a la desconfianza. Si admitimos que las decisiones de las empresas multinacionales est¨¢n apoyadas en informaci¨®n y expectativas relevantes, no habr¨ªa que deducir un panorama particularmente adverso en el futuro a medio plazo y largo plazo en el conjunto de la econom¨ªa mundial.
No garantizan, sin embargo, su continuidad en este a?o. Si las dificultades en la financiaci¨®n crediticia se agudizan o/y se prolongan, y se deja sentir su impacto en el crecimiento de alguna de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas, es posible que esos flujos desaceleren su ritmo de crecimiento. Pero, no nos enga?emos, incluso en el m¨¢s adverso de los horizontes que con los datos hoy disponibles pueden anticiparse, la eventual inflexi¨®n en lo que ya es una muy larga tendencia de crecimiento econ¨®mico mundial, no tiene por qu¨¦ ser particularmente severa.
En consecuencia, malos empresarios ser¨ªan los que condicionaran decisiones estrat¨¦gicas, de diversificaci¨®n geogr¨¢fica y crecimiento a largo plazo, como son las IED, por la percepci¨®n m¨¢s o menos circunstancial de una desaceleraci¨®n que, en todo caso, no va ser igual de intensa en todas las regiones del mundo.
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