Obama y las primarias
PIEDRA DE TOQUE. El senador dem¨®crata Barack Obama es el fen¨®meno central del proceso para designar candidatos en EE UU. La posibilidad de que sea el primer presidente negro del pa¨ªs no es una quimera.
Pas¨¦ varias horas pegado a la televisi¨®n siguiendo las elecciones primarias en Iowa y New Hampshire para designar los candidatos dem¨®crata y republicano a la presidencia de Estados Unidos y estoy convencido -como dije en un art¨ªculo anterior- que, con prescindencia del desenlace, el fen¨®meno central de este proceso que culminar¨¢ en noviembre es la presencia en ¨¦l del senador Barack Obama, que ha trastornado de pies a cabeza el statu quo pol¨ªtico estadounidense.
A diferencia de lo que ocurre en Francia o en Am¨¦rica Latina las revoluciones en Estados Unidos son pac¨ªficas, no se hacen en las barricadas sino en las urnas y no con bombas ni balas sino con votos y palabras (bueno, a menudo esl¨®ganes). Dentro de las coordenadas pol¨ªticas de Estados Unidos, Barack Obama ha levantado, en un momento dif¨ªcil de incertidumbre econ¨®mica y de divisiones y encono pol¨ªtico internos, y de desafecto externo hacia el pa¨ªs debido a la guerra de Irak, un movimiento de gran entusiasmo y esperanza, sobre todo entre electores independientes y los j¨®venes, en el que curiosamente hay reminiscencias mezcladas de lo que fue la movilizaci¨®n a favor de los derechos humanos y de la integraci¨®n racial que encabez¨® Martin Luther King y el impacto que caus¨® en la vida pol¨ªtica la irrupci¨®n de John Kennedy y su mensaje de reformismo idealista.
Obama es el primer dirigente de color que llega al coraz¨®n de blancos, negros e hisp¨¢nicos
Ha frenado la que parec¨ªa imparable nominaci¨®n de Hillary Clinton, apoyada por el aparato dem¨®crata
Obama conquist¨® una rotunda victoria en Iowa y perdi¨® apenas por unos pocos millares de votos ante Hillary Clinton en New Hampshire, con lo cual fren¨® de golpe y casi entierra lo que parec¨ªa la imparable nominaci¨®n de la senadora a la candidatura dem¨®crata trabajada minuciosamente desde a?os atr¨¢s con una astron¨®mica inversi¨®n de recursos econ¨®micos y la activa participaci¨®n del aparato partidario. Pero en los caucuses (asambleas) de Iowa se vio, de manera gr¨¢fica, que la hostilidad que provoca la se?ora Clinton entre los propios dem¨®cratas es acaso tan pugnaz como entre los republicanos: los votantes de los candidatos dem¨®cratas que no alcanzaron el 15% reglamentario m¨ªnimo en las asambleas prefirieron en un porcentaje de 3 a 1 apoyar a Obama en vez de Hillary.
En New Hampshire los creadores de im¨¢genes idearon una puesta en escena para demostrar que la senadora Clinton no es el ser fr¨ªo y ¨¢vido de poder que parece, y la hicieron derramar unas l¨¢grimas ante las c¨¢maras en una cafeter¨ªa, a la vez que balbuceaba que la suerte de Estados Unidos era para ella "algo profundo y personal", y esas l¨¢grimas y puchero, por lo visto, le ganaron los tres o cuatro mil votos femeninos que la salvaron de la derrota. Pero cualquiera que haya seguido con atenci¨®n todo el desarrollo de estas dos primarias no puede equivocarse: quien sale consagrado como la fuerza dominante en esta primera etapa de los comicios, es Barack Obama, una candidatura improvisada hace pocos meses, en la periferia del partido y que ha conseguido la haza?a de implantarse nacionalmente, con gran eficacia, gracias a la masiva movilizaci¨®n de j¨®venes estudiantes e independientes de todas las razas, credos y tradiciones, aglutinados gracias al carisma personal y al mensaje idealista e integrador del senador Obama. Apenas concluida la primaria de New Hampshire, uno de los sindicatos m¨¢s influyentes del ramo de lavander¨ªas y trabajadores de hoteles y casinos de Estados Unidos, the Unite Here -medio mill¨®n de afiliados- endos¨® su candidatura.
Su discurso, agradeciendo a sus partidarios el trabajo realizado en New Hampshire a la medianoche del d¨ªa 8, pas¨® como sobre ascuas por la guerra de Irak, tema divisivo, reafirmando que las tropas deb¨ªan retornar a casa cuanto antes. Pero consisti¨® sobre todo en un nuevo llamado a la uni¨®n, por encima de las diferencias partidarias, ¨¦tnicas o religiosas para dar la batalla contra la pobreza, la crisis econ¨®mica, el terrorismo, a favor del seguro m¨¦dico universal y la defensa del medio ambiente. Obama evita los clis¨¦s y lugares comunes del discurso pol¨ªtico, transmite convicci¨®n, frescura, sentimientos y esa ingenuidad que es objeto de tantas burlas a veces de quienes creen que el "sue?o americano" es, tambi¨¦n, como las l¨¢grimas y pucheros de la se?ora Clinton, una hechura de los creativos de la publicidad.
No lo es. Hay un "sue?o americano" que est¨¢ en los or¨ªgenes mismos de la creaci¨®n de los Estados Unidos, como una tierra de libertad, de trabajo, de individuos soberanos y no de castas, en la que las leyes y la moral se confunden para garantizar el bien com¨²n dentro de la convivencia en la diversidad y el est¨ªmulo permanente a la iniciativa y a la creatividad del ciudadano. Ese sue?o ha pasado por per¨ªodos de receso y trauma pero ha regresado una y otra vez y es el que est¨¢ detr¨¢s de los grandes episodios de la historia americana, el prodigioso desarrollo industrial y cient¨ªfico, la recepci¨®n e integraci¨®n en su seno de decenas de millones de inmigrantes de todas las tradiciones y culturas, el reformismo liberal profundamente enraizado en la sociedad, la campa?a en favor de los derechos civiles, la lucha contra el fascismo y el nazismo durante las dos guerras mundiales y la defensa del mundo occidental ante el totalitarismo en los a?os de la guerra fr¨ªa.
Algo de todo eso asoma en la figura de este hijo de un africano y una blanca de Kansas de origen n¨®rdico que, gracias a su talento, pas¨® por la mejor universidad de Estados Unidos, al igual que Michelle, su mujer -Harvard- y luego de esa sobresaliente formaci¨®n, en vez de ir a hacerse rico en un gran bufete de abogados neoyorquinos o en la ejecutiva de una transnacional, prefiri¨® ir a sepultarse diez a?os en las barriadas m¨¢s miserables de Chicago, organizando a los marginales y a los desempleados para dotarlos de los recursos pol¨ªticos y culturales que les permitieran salir de la pobreza.
El senador Obama es el primer dirigente de color en Estados Unidos que ha llegado a la vez al coraz¨®n de los blancos, de los negros y de los hisp¨¢nicos, con un discurso en el que jam¨¢s se apela a su condici¨®n racial. Tanto el victimismo como el racismo al rev¨¦s brillan por su ausencia en sus entrevistas, en tanto que es constante su pr¨¦dica para superar las barreras artificiales que suelen levantar las ideolog¨ªas, el racialismo (que no hay que confundir con el racismo, aunque est¨¢ contaminado de ¨¦ste) el feminismo y el ecologismo, con las nociones superiores de libertad, justicia, legalidad y oportunidades, educaci¨®n y seguridad para todos sin excepci¨®n. Son ideas sencillas, generales, sin duda, pero que han hecho vibrar a millones de norteamericanos record¨¢ndoles de pronto que la pol¨ªtica puede ser algo m¨¢s generoso y sincero que la versi¨®n que dan de ella los pol¨ªticos profesionales, porque quien las promueve las respalda con una vida entregada a hacerlas realidad.
De otro lado, el inmenso atractivo de su persona es la insensata sinceridad con que ha desnudado su vida en su autobiograf¨ªa y en su campa?a. Anoche dec¨ªan los comentaristas de la CNN que el clan Clinton ten¨ªa preparada una campa?a de guerra sucia devastadora contra Obama. Pero ?de qu¨¦ pecaditos veniales o mortales podr¨ªan acusarlo que no haya ¨¦l ya reconocido, adelant¨¢ndose a sus detractores? Los norteamericanos saben perfectamente qui¨¦n es Obama: de d¨®nde sale, qu¨¦ ha hecho con su vida hasta ahora, los errores que cometi¨® -las drogas que marcaron a su generaci¨®n, por ejemplo- y concluido que en el balance prevalece lo positivo. Por eso se han movilizado de esa manera convirtiendo en realidad algo que hace apenas unos meses era un imposible.
Despu¨¦s de lo ocurrido en Iowa y New Hampshire, a menos de un tr¨¢gico imponderable -un atentado terrorista, por ejemplo- la posibilidad de que Barack Obama sea el primer presidente negro de los Estados Unidos no es una quimera sino una posibilidad muy realista.
? Mario Vargas Llosa, 2008. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2008.
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