La eterna sospecha
La ca¨ªda de Jones, la ¨²ltima velocista cazada, llega a los 20 a?os de los r¨¦cords de Griffith
Marion Jones, la sonrisa del atletismo, ya no guarda las cinco medallas que gan¨® en los Juegos de Sidney 2000. Marion Jones, la velocista supers¨®nica, ha sido condenada a seis meses de c¨¢rcel. Marion Jones, la chica de las malas compa?¨ªas, acaba de admitir que se dopaba. Que tomaba anabolizantes. Que usaba the clear, el producto dopante estrella de los laboratorios Balco. Y justo en pleno a?o ol¨ªmpico, con los Juegos de Pek¨ªn en la cuenta atr¨¢s, su condena vuelve a enfangar al atletismo femenino en el terreno del esc¨¢ndalo y la sospecha.
Carl Lewis tuvo que recurrir a la mitolog¨ªa para explicar algunas marcas. "Los dioses estaban con ella. Muchos lo han intentado y todos han fracasado intentando igualar sus r¨¦cords del 88. Es un legado incre¨ªble". En 2008 se cumplen diez a?os de la muerte de Florence Griffith, fallecida a los 38 a?os, sospechosa de dopaje y poseedora de r¨¦cords inalcanzables: 10,49s en los 100 metros y 21,34s en los 200. Fueron las dos grandes marcas femeninas de los Juegos de Se¨²l 1988, los de Ben Johnson. Enseguida levantaron sospechas -"El calor debe haber afectado a los aparatos electr¨®nicos", dijo un locutor del r¨¦cord de 100-, y veinte a?os despu¨¦s a¨²n siguen.
Florence Griffith muri¨® a los 38 a?os, diez despu¨¦s de fijar unas marcas inalcanzables
El atletismo femenino mantiene en sus tablas demasiados registros dudosos
Los r¨¦cords de Griffith, la extravagante atleta a la que expulsaron de un centro comercial por pasearse con una boa constrictor al cuello, no est¨¢n solos. Otras cinco marcas femeninas establecidas en el 88 siguen inamovibles: los 7,52 metros de Chistyakova en longitud; los 76, 80m de Reinsch en disco; los 7.291 puntos de Joiner Kerse en heptatlon; los 3m 15,17s del 4x400 sovi¨¦tico; y los 12,21s de Donkova en 100 metros vallas. Pertenecen a la ¨¦poca anterior a los controles antidopaje fuera de competici¨®n. Y forman uno de los ¨²ltimos cap¨ªtulos negros del libro de las sospechas del atletismo femenino, que se abri¨® con la incre¨ªble marca de la checa Jarmila Kratochvilova en los 800 (1m 53,28s en 1983); continu¨® con los 47,60s de Marita Koch en los 400 metros (1985), cuando la Alemania del Este recurr¨ªa al uso sistem¨¢tico de anabolizantes; y sigui¨® con los 22,63m en lanzamiento de peso de la sovi¨¦tica Lisovskaya (1987).
?Por qu¨¦ los r¨¦cords que han durado 20 a?os se concentran en la velocidad y los lanzamientos? "Las pruebas de lanzamientos, velocidad y saltos son las que m¨¢s se benefician del uso de esteroides anabolizantes. Favorecen el desarrollo de la fuerza. Los r¨¦cords que han durado 20 a?os son claramente sospechosos, aunque la evoluci¨®n va a veces a trompicones", contesta Juan Manuel Alonso, jefe m¨¦dico de la Federaci¨®n de Atletismo y presidente de la Comisi¨®n m¨¦dica y antidopaje de la IAAF. "En las ¨¦pocas de poco control, antes de 1989, el uso de anabolizantes en los periodos de entrenamiento permiti¨® m¨¢s desarrollo de masa muscular, m¨¢s fuerza...", contin¨²a. "Ahora los controles fuera de competici¨®n son muy serios y disuasorios, y ha bajado el rendimiento. Aunque no somos del todo eficaces: hay algunos que se nos cuelan". Como Marion Jones, por ejemplo.
Griffith consigui¨® sus medallas de oro con 29 a?os, un lustro antes de la sorprendente explosi¨®n del fondo y el medio fondo chino. Su ¨¦xito vino acompa?ado de unos precedentes inusitados: se hab¨ªa retirado. Hab¨ªa ganado peso trabajando como esteticista y en un banco. Y as¨ª consigui¨® los mejores tiempos de siempre. Desde entonces, la velocidad se ha frenado.
"La revista Medicine and Science in Sport and Exercise", dice Alonso, "sac¨® una comparativa desde los a?os 80: ha habido una progresi¨®n importante en el fondo y medio fondo; regresi¨®n en lanzamientos y saltos; y retraso en pruebas como la velocidad femenina", explica. "Siempre que alguien ha osado establecer l¨ªmites al hombre se ha equivocado: ha surgido un deportista, un talento, que lo ha mejorado".
"Esos r¨¦cords caer¨¢n", asegura Manuel Pascua, entrenador de Francis Obikwelu, plata ol¨ªmpica en los 100 metros. "La costa atl¨¢ntica de ?frica producir¨¢ gente buen¨ªsima, grandes velocistas. Cuando ?frica, India y Asia despierten, Europa puede empezar a decir adi¨®s", contin¨²a. "Aqu¨ª el apag¨®n es brutal. No hay chicas".
Griffith escribi¨® libros. Publicit¨® sus m¨¦todos, una mezcla, de la salida de bola de ca?¨®n de Ben Johnson y del relajamiento extremo de Lewis. Luego dej¨® la vida p¨²blica. Y vio c¨®mo sus r¨¦cords eran criticados por las que deb¨ªan haber sido sus admiradoras. "Para m¨ª, no existen", dijo Gwen Torrence cuando era campeona mundial de los 100. "Las velocistas est¨¢n sufriendo por culpa de sus marcas".
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