Siglo y medio de aprender a ense?ar

Mujeres en una planta, hombres en otra. Un claustro de seis profesores para 25 aspirantes a maestros. As¨ª era la Escuela de Maestros y de Maestras de C¨¢diz inaugurada en 1857. La Escuela, ubicada en la Torre Tavira, ha mudado de sedes y denominaciones hasta convertirse en 1994 en facultad de Ciencias de la Educaci¨®n. Hoy, siglo y medio despu¨¦s, mujeres y hombres estudian juntos, y el censo de alumnos se eleva a 1.900. Pero ni la situaci¨®n del centro ni el n¨²mero de estudiantes han sido los cambios m¨¢s trascendentales en una escuela que ha tenido que adaptar su forma de preparar a los maestros al esp¨ªritu de cada ¨¦poca.

"Su evoluci¨®n es paralela a los acontecimientos del pa¨ªs. Por ejemplo, en la II Rep¨²blica, se modifica la ley de la educaci¨®n porque el gran proyecto fue educar al pa¨ªs para transformarlo. Se quer¨ªa dignificar la profesi¨®n de maestro. Cuando vuelve la represi¨®n, la educaci¨®n se deteriora", resume C¨¢ndido Guti¨¦rrez, profesor de Ciencias de la Educaci¨®n.

Rosario Sent¨ªs, jubilada tras 30 a?os dedicados a la ense?anza, conf¨ªa en que los futuros maestros tengan una formaci¨®n de m¨¢s calidad que la que ella recibi¨®: "Ahora se investiga, se ofrece una visi¨®n m¨¢s abierta, m¨¢s participativa. Para nosotros era conductismo, conductismo y, detr¨¢s, conductismo".

Rafael Jim¨¦nez, profesor de Ciencias de la Educaci¨®n, se?ala que "ya no llegan los que sobran de otras titulaciones". "Algunas especialidades se encuentran entre las carreras que exigen notas m¨¢s altas". La raz¨®n, "seguramente, que hay m¨¢s trabajo. Este a?o se han convocado muchas plazas. Sigue habiendo paro, pero hay m¨¢s salidas que en otras titulaciones universitarias". El hambre de los maestros del siglo XIX es ya historia.