Sampedro adentro
Ocurre algo selectivo con las efem¨¦rides. Algunas resultan ret¨®ricas, caducas o innecesarias, pero hay otras que son inevitablemente claras llamadas de atenci¨®n a la mala conciencia colectiva. En esta ¨²ltima categor¨ªa debemos considerar el d¨¦cimo aniversario de la buena muerte de Ram¨®n Sampedro, porque buena muerte es el sentido etimol¨®gico de la ilegal (entre nosotros) eutanasia, y buena muerte fue la que se coordin¨® en la cadena solidaria de sus amigos para poner en evidencia las hip¨®critas contradicciones de las leyes.
Diez a?os, y legalmente seguimos en la misma situaci¨®n. No se avanza. Ni la fabulosa resonancia social que tuvo el oscarizado relato cinematogr¨¢fico de su peripecia vital ni cuatro socialdem¨®cratas a?os de Gobierno de derechos y pol¨ªtica social de Zapatero pueden con el tab¨² social e individual de la muerte, que es la verdadera causa que impide la legalizaci¨®n de la eutanas¨ªa. Se requirir¨ªa un verdadero acto de sinceridad colectiva y de audacia democr¨¢tica en lo pol¨ªtico para avanzar en la buena direcci¨®n. En pleno Estado aconfesional, decretado por la idolatrada Constituci¨®n, el laicismo, en todos sus t¨¦rminos, el aborto y la eutanasia, declaradamente, siguen siendo una cuesti¨®n vergonzante. Dicho de otra forma, seguimos rodeados legalmente de supersticiones.
Cuando se habla de eutanasia la negativa obedece al mismo resorte de miedo a la libertad
La lucha de Sampedro fue un ejemplo de tes¨®n y de raz¨®n. En aquellos a?os, yo trabajaba en la radio y tuve ocasi¨®n de hablar varias veces con ¨¦l en mi obligaci¨®n de seguir el pulso de la realidad social. Ram¨®n era coherente y un gran polemista: dec¨ªa que no quer¨ªa l¨¢stima y armaba por ello un escudo incluso excesivo que imped¨ªa al periodismo entrar en su "d¨ªa a d¨ªa", quiz¨¢s eso est¨¦ en la base que el mejor conocimiento de Sampedro nos viene a trav¨¦s de la emoci¨®n que s¨®lo el buen cine sabe generar. Ram¨®n era un autodidacta a la fuerza y fue capaz de construir todo un argumentario te¨®rico y legal para defender su causa. Adem¨¢s era constante y constructivamente obstinado, siempre estaba dispuesto. En la clave de humor negro de los equipos de redacci¨®n brome¨¢bamos: cuando nos falten invitados, "llamemos a Ram¨®n que siempre est¨¢ en casa". Seguro que ¨¦l hubiera admitido este sarcasmo. En la pel¨ªcula de Amen¨¢bar acepta un cigarrillo que le da Bel¨¦n Rueda diciendo "a ver si me mata". Y es que la eutanasia pone al descubierto todas nuestras supersticiones sobre la vida y la muerte y s¨®lo un apasionado de la vida, como Ram¨®n, podr¨ªa defender de mejor manera la "buena muerte".
Cuando se habla de aborto, gen¨¦tica, eutanasia, sexualidad y, en cierto modo, de la legalizaci¨®n de las drogas, la negativa siempre obedece al mismo resorte de miedo a a la libertad. Un miedo que bloquea a su portador para entender que la legalizaci¨®n de determinados derechos no supone la obligatoriedad de practicarlos con uno mismo, si no se desea.
La galleguidad de Ram¨®n Sampedro deber¨ªa ser reivindicada por todos: la galleguidad de mirar cara a cara a la muerte. Toda la mitolog¨ªa sobre la Santa Compa?a s¨®lo se explica por la humanizaci¨®n con la que los gallegos afrontamos la muerte (de ah¨ª tambi¨¦n algunos estigmas como los de enterrar a los cad¨¢veres con zapatos -"qu¨¦dalles moito cami?o"- o cierto rechazo a la incineraci¨®n), galleguidad tambi¨¦n en su tes¨®n y su terquedad cr¨ªtica para defender un derecho y, finalmente, galleguidad positiva para derrumbar ese otro t¨®pico sobre los gallegos, el de que no somos apasionados de la libertad.
Estamos muy cerca de unas elecciones y el derecho a bien morir que reivindicaba Ram¨®n es inc¨®modo en las agendas pol¨ªticas (est¨¢ ocurriendo con el aborto), pero quiz¨¢s el ¨²nico dato positivo en esta d¨¦cada sin Ram¨®n es que, sin duda, la concienciaci¨®n a favor de morir dignamente no ha dejado de avanzar y a ello, tambi¨¦n sin duda, colabor¨® internacionalmente la magn¨ªfica Mar adentro de Alejandro Amen¨¢bar. Precisamente es en los segundos finales de esa pel¨ªcula donde creo que se registra la mejor representaci¨®n de la muerte: vemos repetida una vez m¨¢s la imagen retrospectiva de la entrada en el mar del cuerpo ¨¢gil de Bardem-Sampedro cuando sufre el terrible accidente. La diferencia y el efecto est¨¢n en la banda sonora, ni m¨²sica ni sonido ambiente. Silencio. Y el silencio es un derecho de todos y todas.
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