Llenar un vac¨ªo
La Alianza de Civilizaciones, como Zapatero y otros oradores en el foro de ayer en Madrid se encargaron de resaltar, viene a llenar un vac¨ªo. O varios. Es un intento de acercar culturas dispares desde el "entendimiento, comprensi¨®n y respeto", de "gestionar la diversidad en un mundo globalizado" y sobre todo, aunque esto se dice menos ahora, de frenar y aislar la subida de los extremismos en su seno.
Lo recorrido en poco m¨¢s de tres a?os hasta este primer Foro de Madrid desde que Zapatero lanzara esta iniciativa, y la copatrocinara el primer ministro turco Erdogan, debe sorprender hasta a los m¨¢s esc¨¦pticos. Ahora pertenece a Naciones Unidas y cuenta con un creciente respaldo internacional. Pero aunque va adoptando iniciativas muy concretas, esta Alianza a¨²n suena algo a hueca, con un perfil pol¨ªtico insuficiente y que gira esencialmente en torno al islam. Le falta mucha pol¨ªtica. Como dijo la reina Noor de Jordania, "no son s¨®lo problemas de percepci¨®n, sino problemas pol¨ªticos reales que requieren soluciones reales".
Aunque, seg¨²n Zapatero, la Alianza aspira a "generar ideas positivas", no deja de ser curioso que, en este primer foro de una iniciativa que intentaba responder a la idea de que contra el terrorismo yihadista, y otros, no basta s¨®lo la fuerza o la acci¨®n judicial pues tambi¨¦n es necesario librar la batalla de las ideas, hubiera pocas referencias a este tipo de violencia.
Lo que ayer qued¨® claro es que no se trata ya s¨®lo de analizar problemas, sino de lanzar acciones para intentar resolverlos, desde los gobiernos y sociedades, a nivel nacional -ya hay un Plan Nacional en Espa?a- e internacional, en busca de resultados, pues por ¨¦stos se la juzgar¨¢.
En este estadio inicial, la Alianza ha decidido centrarse en cuatro campos: la educaci¨®n, la juventud, las migraciones y los medios de comunicaci¨®n. Son dif¨ªciles, requieren mucha lluvia fina, y hay el riesgo de que estas cuatro ¨¢reas se conviertan en compartimentos estancos cuando tienen tanto en com¨²n, por lo que se requieren visiones integradas. En todo caso, nadie ignora las desigualdades socioecon¨®micas en estos conflictos aparentemente culturales. Como se?al¨® Mary Robinson, ex alta comisionada de la ONU, cuando se pregunta qu¨¦ entiende por derechos humanos, mucha gente en el mundo lo primero que contesta es el derecho a agua y a vivir sin violencia.
La falta de expectativas de la mayor parte de los 1.000 millones de j¨®venes que est¨¢n a punto de entrar en edad laboral en el mundo constituye un caldo de cultivo para los extremismos. Por ello, hay que saludar pasos concretos dados ayer en Madrid por la princesa qatar¨ª Mozah Bint Nasser Al Missned de dotar con 100 millones de d¨®lares un programa para ayudar a estos j¨®venes, y por la reina Noor de aportar otro tanto para un proyecto de producciones audiovisuales que entretengan a la vez que formen e informen, o el acuerdo de principios entre una Alianza de Civilizaciones y la Unesco para colaborar y evitar duplicar esfuerzos. La Alianza se presenta tambi¨¦n como catalizador de iniciativas.
Las cr¨ªticas cruzadas entre Oriente y Occidente a los "dobles raseros" estuvieron muy presentes en los debates. Claro que cuando se pidi¨® a un panel que propusiera medidas concretas hubo casi unanimidad en torno a la necesidad de un acuerdo de paz basado en dos Estados entre israel¨ªes y palestinos, cuya carencia genera tanta humillaci¨®n en todo el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Hoy por hoy suena a irreal, m¨¢s que a imposible. No es un punto de partida. Casi m¨¢s f¨¢cil resultar¨ªa esa aut¨¦ntica alianza de civilizaciones que, como dice Erdogan, significar¨ªa el ingreso de Turqu¨ªa en la UE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.