La jaur¨ªa

Aunque no hay evidencias biol¨®gicas que demuestren que el lobo es un lobo para el hombre y las ¨²ltimas teor¨ªas sobre el comportamiento apuntan a lo contrario, que uno de los aprendizajes que m¨¢s nos distinguen a los humanos es el de la sociabilizaci¨®n, no dejan de sorprendernos cada poco sucesos que nos llevan a pensar que algo no est¨¢ funcionando bien en el proceso de formaci¨®n de algunos ni?os. Una manada de adolescentes mostr¨® el otro d¨ªa su rostro menos humano a una mujer, Pilar de la Fuente, de 43 a?os. La mujer, madre de un chaval de la misma edad que sus agresores, no comprendi¨® la furia rabiosa y humillante de aquella jaur¨ªa porque, probablemente, est¨¢ educando a su hijo con otra actitud m¨¢s saludable ante el mundo. Duele m¨¢s la burla que los golpes, y as¨ª exactamente se expresaba la pobre Pilar cuando dec¨ªa que le pegaron para divertirse. Los sucesos de manadas de ni?os que agreden a sus iguales o que se atreven tambi¨¦n con los grandes (un s¨ªntoma nuevo, lo l¨®gico era que los cachorros arremetieran contra el m¨¢s d¨¦bil) se repiten con inquietante frecuencia, y la opini¨®n se divide entre los que piensan que las alarmas deben sonar y aquellos que aducen que, con respecto a la adolescencia, hay una especie de catastrofismo militante. Aunque opino que la repetici¨®n de agresiones de la misma naturaleza deber¨ªa llevarnos a una reflexi¨®n para que el asunto no apareciera s¨®lo puntualmente en las cr¨®nicas de sucesos, no estar¨ªa de m¨¢s que la consecuencia de esta violencia no se redujera a la b¨²squeda sin m¨¢s de los culpables, sino que se instara a los padres a reunirse, a los padres del grupito en cuesti¨®n y, tratando de sacudirles la conciencia, alguien con autoridad moral les planteara, ?no ser¨¢ que est¨¢is haciendo algo mal?