La dama del piano
Qui¨¦n iba a decir que yo, una ni?a de once a?os, que adoraba a Bill Evans, acabar¨ªa por casarme con su contrabajista favorito y tendr¨ªa en mis manos el honor y la responsabilidad de grabar las ¨²ltimas cosas que ¨¦l escribi¨®", afirma la pianista brasile?a Eliane Elias (S?o Paulo, 1960), que lleva ya m¨¢s de media vida en Nueva York. Ha pasado estas navidades en Brasil, y en casa de sus padres encontr¨® las partituras de Bill Evans que hab¨ªa transcrito siendo una cr¨ªa. "Desde que yo ten¨ªa once a?os me apasion¨® su forma de tocar, la manera de armonizar y de usar la melod¨ªa", dice por tel¨¦fono. Habla en portugu¨¦s aunque a veces no encuentra alguna palabra. "?Estoy tan acostumbrada al ingl¨¦s!", exclama. "Yo hac¨ªa transcripciones de muchos pianistas. Transcrib¨ªa los discos de Oscar Peterson, Art Tatum, Errol Garner, Bud Powell, Herbie Hancock, Keith Jarrett... mientras giraban en el tocadiscos. Escrib¨ªa cada nota en el papel pautado y despu¨¦s tocaba con ellos. Los discos eran de mi madre, que toca piano cl¨¢sico y siempre fue una gran aficionada al jazz. Vengo de una familia, por el lado materno, muy art¨ªstica. Su madre, que ya falleci¨®, era hija de italianos cantantes de ¨®pera y tocaba muy bien la guitarra cl¨¢sica. As¨ª que fui criada en un ambiente muy musical".
"Haber crecido con idiomas musicales tan fuertes como el jazz, Brasil y el cl¨¢sico me proporcion¨® la amplitud para poder hacer cosas diferentes y sentirme completamente a gusto en todas ellas"
"Desde peque?a dec¨ªa 'me voy a Nueva York'. Y all¨ª que fui. Ten¨ªa mucha seguridad en m¨ª misma. Ten¨ªa ya mucha experiencia y la prueba de que estaba preparada es que todo sucedi¨® muy r¨¢pidamente"
Hace un a?o, Marc Johnson, el ¨²ltimo contrabajista de Bill Evans, redescubri¨® una cinta de casete que el pianista le hab¨ªa entregado una semana antes de morir. "Bill le hab¨ªa dicho: 'Aqu¨ª hay un material con el que estoy trabajando, que me gustar¨ªa que ensay¨¢ramos y grab¨¢ramos'. Cuando falleci¨® en 1980, Marc qued¨® tan afectado que la guard¨® y nunca la escuch¨®. En un lado estaba Bill ensayando y en el otro hablaba de las piezas que estaba escribiendo y las iba tocando. Al o¨ªrlas me recorri¨® un escalofr¨ªo de los pies a la cabeza. Cuando era muy ni?a me emocionaba al hacer las transcripciones y sent¨ªa algo por dentro que no consigo explicar. El coraz¨®n se me sal¨ªa y parec¨ªa una loca cuando terminaba. Me puse a trabajar en seguida en la transcripci¨®n de la m¨²sica de la cinta. Al acabar la primera pieza, empec¨¦ a tocarla con ¨¦l y me ca¨ªan las l¨¢grimas. Despu¨¦s de 30 a?os de m¨²sica no pens¨¦ que volver¨ªa a sentir eso en mi vida".
En el disco homenaje hay cl¨¢sicos como But not for me o My foolish heart y composiciones suyas como Waltz for Debby. Obras que van desde los inicios de Bill Evans hasta las ¨²ltimas cosas que ¨¦l escribi¨®. "Est¨¢ Five, de una ¨¦poca en la que estaba muy influido por el bebop, por Thelonius Monk, y lo ¨²ltimo que compuso, una pieza a la que le he puesto el t¨ªtulo de Here's something for you y para la que escrib¨ª una letra. No ten¨ªa intenci¨®n ya que estaba pensada para piano solo y tr¨ªo. Un d¨ªa en la cocina empec¨¦ a canturrear 'here's something for you
...', corr¨ª al piano y comenz¨® a fluir la letra con una combinaci¨®n de t¨ªtulos de obras suyas, que ¨¦l toc¨® o que fueron conocidas a trav¨¦s de ¨¦l", explica. "Eran tantas las piezas que yo quer¨ªa grabar. Hay 17, que son bastantes, y no consegu¨ªa reducir el n¨²mero. Decid¨ª entonces hacer un disco de canciones, sin grandes improvisaciones, pasando de una canci¨®n a otra para poder contar una historia m¨¢s completa".
La voz de Elias desborda entusiasmo. "?Tengo tantas historias para contar! No se trata de recrear lo que Bill hizo sino de un tributo a lo que hizo. Hay momentos, como en el inicio de I love my wife, que s¨ª que parece su manera de tocar, pero cada uno tiene su personalidad musical. Y el que no la tiene no va a ning¨²n lado (se r¨ªe). Mi forma de abordar la m¨²sica es m¨ªa y el resultado de haber crecido con idiomas musicales tan fuertes como el jazz, Brasil y el cl¨¢sico. Esa combinaci¨®n me proporcion¨® la amplitud para poder hacer cosas diferentes y sentirme completamente a gusto en todas ellas".
La convivencia con Marc Johnson le ha permitido a Eliane Elias poder conocer muchas cosas sobre el fallecido pianista estadounidense. "Era una persona reservada, un hombre muy introvertido. Su m¨²sica, pese a instantes de gran alegr¨ªa, y de comunicarnos ese estado de ¨¢nimo, ten¨ªa muchos momentos de introspecci¨®n. En cuanto al lado personal, no era muy feliz. A causa de su dependencia descontrolada de las drogas. Lo que Bill Evans estaba haciendo era algo pr¨¢cticamente suicida. En New conversations, uno de sus ¨²ltimos discos en estudio, estaba completamente limpio. Entonces no tomaba drogas y puedes escuchar la claridad en la m¨²sica, en su piano. ?Una maravilla! Fue una ¨¦poca en la que estaba m¨¢s feliz, y consigui¨® vivir sin drogas, aunque luego volvi¨® a ellas".
Eliane Elias suscribe la tesis de que Bill Evans cambi¨® la historia del piano en el jazz. "Trajo una funci¨®n mucho m¨¢s orquestal que la que ten¨ªan los pianistas de bebop. Amaba la armon¨ªa europea, la de Ravel y Debussy. Le gustaban los impresionistas y los rom¨¢nticos como Chopin. Aquel refinamiento arm¨®nico europeo mezclado con los ritmos del jazz. ?l cre¨® esa escuela de armon¨ªa. Y no s¨®lo eso. Tambi¨¦n el sonido tan bonito que le sacaba al piano". Y apunta una teor¨ªa: "?Sabe que Bill era zurdo? Ten¨ªa un excelente dominio del instrumento y con la mano izquierda pod¨ªa cambiar notas de los acordes. Creo que el hecho de ser zurdo contribuy¨® a establecer esa diferencia con otros pianistas. Es una suposici¨®n m¨ªa, pero me parece muy interesante un zurdo como pianista".
La brasile?a ha tocado con secciones r¨ªtmicas tan brillantes como las formadas por Jack DeJohnette y Eddie G¨®mez o ahora Marc Johnson y Joey Baron. "Me parece que el tr¨ªo de piano es la forma m¨¢s linda de expresi¨®n, la gran estrella del jazz", dice riendo. "Bill Evans, y eso es algo que a m¨ª siempre me atrajo mucho, se junt¨® con m¨²sicos con los que hab¨ªa interacci¨®n. M¨²sicos que participan. Tomemos por ejemplo a Oscar Peterson, al que tambi¨¦n adoro, en su caso el piano hace un solo, el contrabajo hace su parte [se pone a imitar el latido con la boca] y la bater¨ªa
[prosigue su imitaci¨®n sonora] tambi¨¦n acompa?a. En el tr¨ªo de Bill Evans existe comunicaci¨®n entre los instrumentos. Por eso se sent¨ªa atra¨ªdo por bajistas como Marc Johnson, Eddie G¨®mez o Scott LaFaro, y bater¨ªas como Paul Motian o Jack DeJohnette, que tienen ese virtuosismo. Una forma del arte del tr¨ªo que, en mi opini¨®n, fue desarrollada por Bill Evans. ?l fue quien comenz¨®".
Bill Evans tocaba composiciones de autores brasile?os como Francis Hime (Minha) y Luiz E?a (The dolphin). "Me pareci¨® bonito grabar Minha porque ¨¦l sol¨ªa tocarla a d¨²o con Marc en directo. Pens¨¦ hacerla en piano solo y cantar la letra que es maravillosa. ?Y esa letra es tambi¨¦n otra historia! Fue un problema en el estudio porque yo estaba casi en l¨¢grimas", confiesa.
A los 17 a?os, Eliane Elias acompa?aba a Vinicius de Moraes, que se presentaba en p¨²blico con una f¨®rmula que ¨¦l hab¨ªa bautizado como "el poeta, la chica y la guitarra". Se r¨ªe al recordarlo. "Nuestro grupo era m¨¢s numeroso. Hab¨ªa contrabajo, bater¨ªa, saxof¨®n, percusi¨®n y tres vocalistas. Est¨¢bamos celebrando 10 a?os de colaboraci¨®n de Toquinho y Vinicius con una gira por Am¨¦rica del Sur. Permanec¨ªamos un mes entero en un teatro de S?o Paulo, otro mes en uno de R¨ªo, y lo mismo en Buenos Aires, Montevideo... En ese espect¨¢culo Vinicius se sentaba junto a una mesita con su vaso de whisky, Toquinho se pon¨ªa con la guitarra y yo me ocupaba de la direcci¨®n musical. Vinicius entraba en el escenario bailando y la gente enloquec¨ªa. Estuvimos tres a?os juntos. Hasta la muerte de Vinicius".
Sabe que Fernando Trueba ha rodado un documental sobre el pianista Ten¨®rio Jr., desaparecido durante los primeros d¨ªas del golpe de Estado de 1976 en Argentina. "?Ya est¨¢ listo? ?Qu¨¦ historia terrible! Sali¨® una noche del hotel en Buenos Aires a comprar cigarrillos y nunca m¨¢s se supo. Ten¨®rio tocaba el piano con Vinicius y Toquinho justo antes de que yo entrara en el grupo", dice Eliane Elias, la ¨²nica mujer que particip¨® en la pel¨ªcula sobre el jazz latino Calle 54. "Fue una sorpresa que Fernando me llamara. Me sugiri¨® que tocara una determinada canci¨®n y mira que yo soy una persona complicada para eso porque la pieza me tiene que gustar y soy yo la que elige el material que toco. Me pregunt¨® si conoc¨ªa Samba triste, de Edu Lobo, y cuando la escuch¨¦ pens¨¦ que era perfecta para m¨ª".
En 1973, en S?o Paulo, entr¨® en la escuela de Amilton God¨®i, "un pianista cl¨¢sico, con una t¨¦cnica incre¨ªble, que me prepar¨® seriamente. Estudi¨¦ la escuela cl¨¢sica francesa y despu¨¦s la alemana. ?l conoc¨ªa los m¨¦todos de la Berklee School of Music y me lo pas¨® todo. Realmente lo absorb¨ª todo muy r¨¢pidamente. Con quince a?os me ocupaba del departamento de piano, ?bastante precoz, no?" (se r¨ªe).
Reconoce la gran influencia que ejercieron en ella aquellas fant¨¢sticas formaciones de samba jazz, como el Zimbo Trio, de Amilton God¨®i, el Tamba Trio o el Jongo Trio, que impactaron a Rub¨¦n Blades y que fascinan a Fernando Trueba. La m¨²sica instrumental brasile?a vivi¨® entre 1959 y 1965 una edad de oro. Seg¨²n Trueba, tan importante como el impresionismo o la nouvelle vague, hasta que la industria decidi¨® apostar por las canciones cantadas de tres minutos. "Fue una pena. Pero en Brasil la m¨²sica instrumental, c¨®mo podr¨ªa decirlo, es tan minoritaria, son tan pocas las personas que la aprecian".
"Yo tocaba con grandes de la bossa nova como Toquinho, Vinicius, Carlos Lyra o Billy Blanco, llevaba la direcci¨®n musical de festivales como los de Curitiba o S?o Paulo, y hac¨ªa televisi¨®n. As¨ª que estaba muy bien situada profesionalmente. Pero desde peque?a dec¨ªa 'me voy a Nueva York' porque ve¨ªa que todos los discos que me gustaban estaban grabados en Nueva York. Pon¨ªa 'grabado en el Village Vanguard' y yo pensaba 'all¨ª voy a ir'. Y all¨ª que fui". En 1981, con 21 a?os, aterriz¨® en Manhattan. Una mujer, brasile?a y blanca, en un mundo nocturno de hombres en su mayor¨ªa negros. Hab¨ªa que echarle valor. "Ten¨ªa mucha seguridad en m¨ª misma. Estaba muy segura de mi capacidad musical. Ten¨ªa ya mucha experiencia y la prueba de que estaba preparada es que todo sucedi¨® muy r¨¢pidamente".
Eliane Elias entr¨® a formar parte de la banda Steps Ahead y fue portada de revistas de jazz. Lleg¨® a comentar que, al contrario de lo que pod¨ªa pensarse, lo de ser guapa no ayudaba. "Al principio s¨ª que hablaban del f¨ªsico, pero en cuanto me sentaba ante el piano y me pon¨ªa a tocar se quedaban boquiabiertos. Cuando entraba en un club y les dec¨ªa que era pianista. '?Ah!, eres pianista, s¨ª, bueno'. Y lo entiendo porque ver llegar a una jovencita rubia y mona dici¨¦ndoles que era pianista no dejaba de ser algo raro. Yo tambi¨¦n lo hubiera pensado. Asist¨ªa a las improvisaciones y s¨®lo les dec¨ªa '?puedo tocar con vosotros?'. Y se fue corriendo la voz por toda la ciudad. Porque la m¨²sica es la que habla".
"A veces un contrabajista con el que estoy tocando me dice 'vaya, Eliane, al escucharte pienso que estoy con un negrazo de cien kilos y ah¨ª miro y est¨¢s t¨² en el piano' (se r¨ªe). Debo decir que nunca sent¨ª prejuicio alguno. Y cuando miro hacia atr¨¢s me siento feliz y muy realizada. Y orgullosa de haber hecho lo que hice porque yo lo ten¨ªa todo en Brasil y me fui sola a intentarlo. Las cosas salieron bien con mucho trabajo, sudor y dedicaci¨®n, y sobre todo, amor por la m¨²sica", afirma.
M¨¢s de una vez ha pensado c¨®mo habr¨ªa sido su vida de haberse quedado en Brasil. "Precisamente Marc me lo pregunt¨® el otro d¨ªa al hablarme de lo que he desarrollado. Yo no ten¨ªa intenci¨®n de ser cantante, s¨®lo usaba un poquito la voz como un instrumento, pero en los ¨²ltimos a?os desarroll¨¦ esa faceta de una forma tremenda. Aunque empec¨¦ medio t¨ªmida en los primeros discos, hoy se puede ver c¨®mo suelto la voz. En Brasil hubiera tenido que dedicarme a acompa?ar a cantantes. Y a m¨ª eso no me va. La ¨²nica cantante a la que me gusta acompa?ar es a m¨ª misma (la carcajada retumba en el auricular). Y aun as¨ª mi piano se pone celoso" (sigue riendo).
My foolish heart es una obra que a Marc Johnson le ense?¨® su padre y que le gui¨® hacia Bill Evans como un faro. "Cuando Scott LaFaro, miembro del tr¨ªo original de Evans, muri¨® en un accidente de tr¨¢fico en 1961, con 25 a?os, su contrabajo estaba en el coche y una parte qued¨® da?ada. El instrumento, una aut¨¦ntica joya, fue restaurado y guardado en un estuche enorme, a una temperatura determinada y con la humedad perfecta, en el taller del luthier que lo reconstruy¨®. Marc le coment¨® lo que est¨¢bamos haciendo y Barry le dijo 'va a ser la primera vez que lo ofrezco y es porque para vosotros dos se trata de algo muy serio. ?Te gustar¨ªa tocar el contrabajo de LaFaro?'. Grabamos dos temas el 4 de julio, D¨ªa de la Independencia de Estados Unidos. Uno es un bonus para la edici¨®n japonesa, Re: Person I knew, y el otro, My foolish heart. Con ese contrabajo que tiene una sonoridad tan particular, que permite notas bien largas. Todo en este disco parece que ten¨ªa que ser m¨¢gico". -
Something for you: Eliane Elias sings and plays Bill Evans. Blue Note/EMI. A la venta el 29 de enero.
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