El arca de ?lvaro Pombo
El escritor santanderino hace su vida real y crea la imaginaria en una especie de camarote junto a lo m¨¢s querido
Fotos familiares, fotos de peri¨®dicos, peri¨®dicos, tapetes, sillones, esculturas, plantas, flores, una chimenea peque?a, una cama, colchas, un ordenador, l¨¢mparas, cojines, candelabros, un televisor, muchos libros, unos cuantos barcos en miniatura y en carteles y los mapas de los lugares adonde ha viajado en sus novelas. Todas las cosas que han moldeado la vida real y so?ada de ?lvaro Pombo (Santander, 1939) lo acompa?an a todas horas en un cuarto que parece un camarote salvado intacto del naufragio de un gran barco.
Una burbuja de tiempo.
El resto de la casa, situada en un ¨¢tico del centro de Madrid, son lugares semiabandonados. En cambio, aquel arca de Pombo es el color de la vida misma. Retazos del pasado, de los recuerdos, de los sue?os y del presente que juntos en un mismo espacio le permiten hacer su vida. All¨ª duerme; all¨ª se levanta a las siete de la ma?ana; all¨ª, sentado en un sof¨¢ bajo una inmensa l¨¢mpara treinta?era que comparte la mesilla con el ordenador, toma notas en un cuaderno y dicta sus art¨ªculos y libros, entre los que se cuentan Donde las mujeres, El metro de platino iridiado, El cielo raso y Contra natura.
A su alrededor, el c¨ªrculo de su vida, en un sal¨®n de no m¨¢s de veinte metros cuadrados. Un noble camarote que qued¨® mirando al Occidente donde come, descansa y vuelve a la jornada, luego la cena y a las diez de la noche a la cama. Ah¨ª hace su vida. Real y so?ada. La casa de un viajero inm¨®vil. La de un ?lvaro Pombo que acaba de embarcarse hacia un destino impensable e impredecible, el de la pol¨ªtica, el de encabezar la lista de Uni¨®n Progreso y Democracia (UPyD) para el Senado por la Comunidad de Madrid.
Entre medias, la creaci¨®n de su nueva novela, sentado sobre una manta rumana y de cara a la luz que entra por la ventana y la puerta de cristal que da a una terraza con ¨ªnfulas boscosas. Mientras, dentro, en una esquina del camarote, una escultura de Ram¨®n Muriedas de una mujer de Santander que mira la llegada de los n¨¢ufragos. "Ella misma es como un pecio. Una mujer que contempla su propia melancol¨ªa. Su propia espera" delante de un jarr¨®n lleno de mimosas, unas orqu¨ªdeas blancas y un poeta y narrador que todos los d¨ªas se cita con su mundo e invade con su voz, que cuenta historias, su propio arca.
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