La poes¨ªa en el 'gulag'
Mitad puta que arde de pasi¨®n, mitad monja que implora el perd¨®n de Dios". Aunque nos pueda parecer incre¨ªble, esta frase de Bor¨ªs Eijenbaum, cr¨ªtico literario de la ¨¦poca, dicha en medio de un discurso elogioso, dio forma al argumento que hab¨ªa de llevar a Anna Ajm¨¢tova hasta el fondo del gulag sovi¨¦tico. Porque si bien Trotski hab¨ªa ironizado sobre la "comodidad" de tener un Dios que se ocupe de todo, y esa se?ora inteligente y valerosa que fue Alejandra Kollontai hab¨ªa intuido en sus poemas las contradicciones de una ¨¦poca "marcada por una brecha en la psicolog¨ªa humana, el combate a muerte entre dos culturas", y hasta ah¨ª se trataba meramente de cr¨ªtica literaria, pocos a?os despu¨¦s los comisarios pol¨ªticos del r¨¦gimen de Stalin se har¨ªan con la frasecita que, en boca de Zhd¨¢nov, se convertir¨ªa de juicio po¨¦tico en juicio moral y pol¨ªtico. Censura, aislamiento econ¨®mico y editorial, y destierro. As¨ª que Eijenbaum hab¨ªa dado de alguna manera en el clavo, porque, efectivamente, la poes¨ªa de Ajm¨¢tova va de la pasi¨®n er¨®tica a la pulsi¨®n religiosa, y su vida, de amor en amor y de desgracia en desgracia, fue una tormenta que conoci¨® los abismos del dolor y las cimas de la exaltaci¨®n vital. Un ¨¦xito clamoroso que hizo de ella "la voz de Rusia", al principio y al final de su vida, y, en medio, un olvido cargado de miedos con fundamento, un aut¨¦ntico desierto, que la llev¨® a situaciones muy dif¨ªciles para ser vividas.
Anna Ajm¨¢tova, Anna de todas las Rusias
Elaine Feinstein
Traducci¨®n de Xoan Abeleira
Circe. Barcelona, 2007
430 p¨¢ginas. 28 euros
Como deja entrever Elaine Feinstein en su estupenda biograf¨ªa Anna Ajm¨¢tova, Anna de todas las Rusias, que acaba de publicar Circe, hubo dos realidades recurrentes en su vida. La pobreza, que lleg¨® en los momentos de "no persona", durante la dictadura estalinista, a niveles incre¨ªbles, agudizada por la tuberculosis que la aquej¨® desde joven. Y, por decirlo brutalmente, los hombres. Esos hombres ¨ªntimamente ligados con su ¨²nico quehacer, con su ¨²nica raz¨®n de ser, con su ¨²nica verdadera pasi¨®n: la poes¨ªa.
Anna Ajm¨¢tova naci¨® en Odessa, en 1889, en una familia aristocr¨¢tica pero desestructurada. Vivi¨® su infancia en Tsarskoye Sel¨®, el lugar materno al que vuelve muchas veces, y donde se criar¨¢ su hijo, y la mayor parte de su vida entre un San Petersburgo que cambia de nombre como ella misma -abandon¨® su apellido, Gorenko, por el literario Ajm¨¢tova- y Mosc¨², donde muere en 1966. As¨ª que conoce las vanguardias rusas, en las que participa como protagonista activa y principal; la revoluci¨®n de 1905 y la de 1917, la guerra civil rusa, el terror estalinista y la Segunda Guerra Mundial. Y la guerra fr¨ªa: 77 a?os, d¨ªa por d¨ªa, que es como la gente vive la historia.
Su primer marido, el poeta Gumiliov, padre de su ¨²nico hijo, Le¨®n, fue fusilado en 1921, poco despu¨¦s de que la pareja se divorciara. Y el que seguramente fue su hombre m¨¢s querido, con el que no lleg¨® a casarse nunca, pero con cuya familia comparti¨® casa y purgatorio, el historiador de arte Nicolai Punin, fue detenido junto a su hijo Le¨®n, deportado y preso, y muri¨® en 1952 en un campo de trabajo. Sus amigos fueron diezmados, detenidos y "suicidados", entre ellos, el poeta Osip de Mandelstam, el otro gran vanguardista, desaparecido en el campo de concentraci¨®n. Le¨®n Gumiliov, que quer¨ªa ser "investigador independiente", s¨®lo fue rehabilitado junto con su madre y puesto en libertad, tras el deshielo de Jruschov. Entonces es cuando ella saldr¨¢ de Rusia, en un viaje a Inglaterra, con ocasi¨®n de recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford, y su nombre y su poes¨ªa se revelar¨¢n, fulgurantes, a Occidente. Inmediatamente empezar¨¢n a surgir las traducciones, como las que hicieron Mar¨ªa Teresa Le¨®n y Rafael Alberti al castellano.
Uno de los aciertos del texto de Elaine Feinstein, y seguramente su primer objetivo, aparte del trazado minucioso de su vida, es hacernos asistir al misterio de la creaci¨®n po¨¦tica, a la relaci¨®n entre los hechos y los versos. Feinstein, que ha buceado en archivos dif¨ªciles, en correspondencias y diarios, en una bibliograf¨ªa exhaustiva, y que ha mantenido conversaciones con los supervivientes durante a?os, comprobando fechas, encuentros y datos, sit¨²a los poemas de Anna en el d¨ªa mismo de su escritura, y los pone en relaci¨®n con los encuentros, las reuniones, las peleas, los amores. La poes¨ªa de Ajm¨¢tova no es, para entendernos, "poes¨ªa de la experiencia": es voluntariamente cr¨ªptica, abstracta, llena de misterio. S¨®lo manifiesta algunas claves para iniciados -esos destinatarios privilegiados que comparten realmente su vida-, y que entender¨¢n. Claves que el lector com¨²n -todos los dem¨¢s, por los siglos de los siglos- no echa en falta, porque la poes¨ªa no est¨¢ en los hechos, ni siquiera en su epifan¨ªa: est¨¢ en la escritura y s¨ª, en ese pudor que cuenta, no lo que pasa, sino lo que inspira. Pero la relaci¨®n establecida por Feinstein, que nos hace sentir el estado de ¨¢nimo desde el que la poeta escribi¨®, y nos se?ala esas palabras s¨ªntoma de la an¨¦cdota que propici¨® el poema, tambi¨¦n nos deja ver lo que se ocult¨®. Es decir, en esta biograf¨ªa de Anna Ajm¨¢tova asistimos, y ¨¦sa es su gran virtud, al proceso de creaci¨®n textual, al proceso de producci¨®n de su poes¨ªa.
No se lee como una novela: se lee como una vida. El nomadeo de casa en casa; los amores fogosos y muchas veces, casi siempre, adulterinos; las amigas, los amigos y los amantes; la dificil¨ªsima relaci¨®n con el hijo criado por su abuela y agobiado por una perenne sensaci¨®n de abandono, incluso en el campo de trabajos forzados; la soledad frente a la burocracia, el dolor de tantas muertes, la violencia del silencio y la censura impuestos, las situaciones humillantes. Pero tambi¨¦n esa fama de ida y vuelta, y, sobre todo, esa tenaz voluntad de escribir. Esa entrega feroz a la poes¨ªa. Es una vida llena de avatares, y es la historia de un car¨¢cter.
?C¨®mo era Anna Ajm¨¢tova? Una an¨¦cdota: cuando recibe un dinero importante, en medio de su existencia siempre agobiada por la econom¨ªa, sin casa fija, con fr¨ªo f¨ªsico, env¨ªa la mayor¨ªa a su madre y a su hijo, pero a ella le dice que es la pensi¨®n de viudedad que acaban de concederle. Y cuando la vieja le reclama los sucesivos pagos de su inexistente pensi¨®n, Anna calla... Pero una constante: no puede evitar la infidelidad. Se enamora mucho, no siempre de los hombres apropiados. Y en un ambiente generalmente promiscuo, incluso durante el puritanismo sovi¨¦tico, sus constantes aventuras son una fuente m¨¢s de infelicidad.
?Y la religi¨®n? Sinceramente, no me ha parecido ver ninguna monja rezando detr¨¢s del arrepentimiento puntual o de la sensaci¨®n de culpa que rezuman algunos de sus poemas amorosos. En cuanto al Dios c¨®smico del 'R¨¦quiem', seguramente su poema m¨¢s ambicioso junto a 'Poema sin h¨¦roe', es un dios demasiado interior, demasiado metaf¨ªsico por as¨ª decir, como para hablar de monjas...
No, no podemos saber de fijo c¨®mo era Ajm¨¢tova, una mujer bella y un personaje muy atractivo. La biograf¨ªa de Feinstein es una muy buena aproximaci¨®n. Y tambi¨¦n est¨¢n sus poemas, casi todos ya en el mercado de viejo. Hoy est¨¢n disponibles R¨¦quiem. Poema sin h¨¦roe, en edici¨®n biling¨¹e y traducci¨®n de Jes¨²s Garc¨ªa Gabald¨®n (C¨¢tedra, 1994); R¨¦quiem y otros poemas, igualmente biling¨¹e, en traducci¨®n de Jos¨¦ Luis Reina Palaz¨®n (Alfar, 1993); R¨¦quiem y otros escritos (Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo de Lectores, 2000) -con los documentos desclasificados del KGB sobre su persona-; Soy vuestra voz, traducido por la poeta Bel¨¦n Ojeda para Hiperi¨®n (2005), y la antolog¨ªa de poetas rusas El canto y la ceniza, traducci¨®n de Monica Zgustova y la recientemente galardonada con el Premio Nacional de Poes¨ªa Olvido Garc¨ªa Vald¨¦s (Galaxia Gutenberg, 2005). -
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