El 'maestro' de Perejil
Los he visto juntos nuevamente en Alicante y cu¨¢ntos recuerdos. He visto a Mariano Rajoy y a Federico Trillo, otra vez, acompa?ados, por supuesto, por la panda de mandos, desmandos y aspirantes, ya saben, el Camps, el Ripoll, el Gonz¨¢lez, el Costa, en fin, la tira. Y Mariano Rajoy andaba taciturno y poco elocuente, despu¨¦s de ofrendar el sacrificio de Ruiz Gallard¨®n a quienes desde la caverna le pasan las ¨®rdenes. Y sin embargo, Federico Trillo iba sonriente. Federico Trillo es todo un cl¨¢sico en esta circunscripci¨®n electoral, en la que repite por sexta vez como cabeza de lista al Congreso, por Alicante. Alicante -y lo dicen las derechas, las izquierdas, los de ese socorrido e imposible centro, los de arriba y los de abajo- es una ciudad abierta, y hoy m¨¢s que nunca totalmente abierta, pero en canal. Y generosa tambi¨¦n, tanto que a Federico Trillo, que m¨¢s que un cunero es un paracaidista, por sus haza?as frente al moro, se le brinda una nueva oportunidad, para que se rehabilite ante sus votantes, y se acuerde, en alguna ocasi¨®n que otra, de d¨®nde le viene el esca?o, siendo ¨¦l, y a mucha honra, natural de Cartagena, como su colega Zaplana que, muy por el contrario, ahora zascandilea por la corte. Pues siendo as¨ª, nadie o casi nadie le exige partida de nacimiento o certificado de empadronamiento, a tan brillante intelectual y supernumerario del Opus Dei, mientras que algunos desocupados conservadores, a lo que parece algo obsesos, no paran de pedirle los papeles que acrediten su valencianidad -con perd¨®n- a Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, aunque tambi¨¦n han puesto en duda la de Bernat Soria, con un descaro que tira de espaldas. O sea todo cosas de esa furia que se les mete en el cuerpo a quienes bajan a la arena electoral, con los argumentos a pan y agua, pero con el cuchillo bien amolado, entre los dientes. S¨ª, los he visto nuevamente en Alicante. Que recuerde, la ¨²ltima vez, me los encontr¨¦ en un hotel, por 1997 o 1998, y mantuvimos una breve, pero bienhumorada conversaci¨®n. Comentamos mi equ¨ªvoco de a?os atr¨¢s, cuando tom¨¦ a Federico Trillo por torero. Quien me lo present¨® -un concejal de su partido- me dijo: "Aqu¨ª, el maestro Trillo". Estaba en el interior de un coche grande, con varias personas m¨¢s, y cuando emprendi¨® la marcha, tras el fugaz saludo, lo hizo en direcci¨®n a la plaza de toros. Mariano Rajoy se ri¨® lo suyo y estuvo ocurrente en sus apreciaciones. Se mostr¨® afable y su gesto no presagiaba la tensa rigidez de hoy en d¨ªa. Se ri¨® Mariano Rajoy, Federico Trillo, "el maestro Trillo" y yo mismo. Por entonces, Federico Trillo, presidente de la C¨¢mara Baja, viv¨ªa momentos no solo de popular, sino de popularidad: un indiscreto micr¨®fono hab¨ªa catapultado su "manda huevos" a otros ¨¢mbitos, m¨¢s anchos que los del hemiciclo. Luego, de ministro de Defensa, su "victoriosa operaci¨®n", en el islote de Perejil, lo pondr¨ªa en el disparadero de la tragedia del Yak 42, que lo fulmin¨®. Ahora todos se han parapetado donde les corresponde: en la derecha m¨¢s extrema, dura y rancia. All¨ª, Manuel Pizarro ya ha puesto a sudar su camiseta. Se la sudan, en turnos de ocho horas, sus asalariados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.