El sue?o invernal de los toreros
Los matadores aprovechan el fin de la temporada para entrenar
Cuando se apagan los farolillos de la feria jiennense de San Lucas, a mediados de octubre, finaliza la temporada taurina, se cierran las puertas de las plazas, se cuelgan los trajes de luces y, como por arte de magia, desaparecen los toreros. Algunos, los menos, viajan a Am¨¦rica, pero la mayor¨ªa se a¨ªsla, rumia la temporada, descansa, ahuyenta la presi¨®n y los miedos y sigue so?ando con esa faena nunca realizada y con los proyectos ilusionantes para el pr¨®ximo a?o. Ninguno pierde el contacto con el toro ni se abandona f¨ªsicamente. Nunca dejan de ser toreros.
"El toro es un protagonista de mi vida y siempre est¨¢ en mi cabeza", dice Manuel Jes¨²s El Cid, el gran triunfador de la temporada pasada. "De una u otra manera, no hago m¨¢s que darle vueltas y me asaltan faenas y tardes que han sido importantes en mi carrera", a?ade. No se viste de luces desde la feria de Ja¨¦n, y afirma que echa de menos ponerse delante del toro y sentir la responsabilidad, el aplauso y el triunfo.
"La temporada no acaba. Me sigue preocupando el toro todos los d¨ªas"
Algo parecido le ocurre a Luis Vilches, torero sevillano de Utrera, que ha participado en 30 corridas y sigue buscando el reconocimiento art¨ªstico que sus buenas aptitudes le auguran cada a?o. "La temporada nunca acaba para m¨ª y me sigue preocupando el toro todos los d¨ªas", afirma. Su ¨²ltima corrida fue en la feria del Pilar, y a pesar de que "no ha roto" como figura, se considera un torero m¨¢s hecho y asentado: "Aunque no pude triunfar ni en Sevilla ni en Madrid, soy un torero m¨¢s maduro y mi carrera ha ganado en proyecci¨®n".
Ambos toreros aprovechan el invierno para recuperar el calor familiar y entrenar todos los d¨ªas. "Yo soy muy hogare?o y me gusta tener cerca a mi familia, sobre todo despu¨¦s de una temporada tan larga", dice El Cid, quien no descuida el toreo de sal¨®n. No en vano tiene previsto presentarse en la plaza de M¨¦xico DF a mediados de enero. "No puedo perder el contacto con la profesi¨®n, y reflexiono mucho sobre c¨®mo puedo mejorar mi toreo", a?ade. Su tiempo libre lo dedica a recoger los muchos premios que se ha ganado en la plaza, jugar al paddle y al front¨®n, montar a caballo y disfrutar de sus hijos, Manuel, de tres a?os, y Rodrigo, que acaba de cumplir sus primeros tres meses. Por su parte, Vilches est¨¢ soltero, tiene novia, aunque dice no tener fecha de boda, y vive con sus padres en su localidad natal. Acude a tentaderos, le gusta el cine y la lectura. "Pero todo muy tranquilo, porque a m¨ª no me gusta el jaleo", concluye. Y lo de Am¨¦rica no le entusiasma: "Ir por ir, no; prefiero entrenar en Espa?a".
David Fandila, El Fandi, ha tenido tiempo de torear en Am¨¦rica -dos corridas en Venezuela y una en Ecuador- y se ha lesionado una mu?eca en un partido de f¨²tbol ben¨¦fico, lo que no le ha impedido correr tras el bal¨®n, el pasado d¨ªa 2 de enero, en el IV Partido de la Ilusi¨®n, organizado por el Ayuntamiento de Granada, la Cruz Roja y el torero para recaudar juguetes para ni?os necesitados.
Despu¨¦s de tanto ajetreo, El Fandi dedica un par de semanas a la familia, a jugar al golf y a estar con su pareja, aunque su objetivo lo tiene claro: "Hoy por hoy, el toro es lo fundamental en mi vida; ya pensar¨¦ en otras cosas...".
Un caso muy singular es el de Vicente Bejarano (Puebla del R¨ªo, Sevilla, 1972) un torero de prometedora carrera hace unos a?os, quien, ante la ausencia de contratos en Espa?a, en 2001 decidi¨® viajar a Per¨², y all¨ª se ha labrado desde entonces un puesto entre los que m¨¢s torean del pa¨ªs. En invierno vuelve a su pueblo para descansar y seguir entrenando con la esperanza de que le cambie el rumbo: "Mi carrera es una eterna rev¨¢lida", dice, "pero no me desespero ante mi mala suerte; Per¨² me permite estar preparado y dispuesto para afrontar cualquier oportunidad que se me ofrezca en Espa?a". Sonr¨ªe cuando se le pregunta por el dinero que gana. "El oro del Per¨² se lo trajo Pizarro", afirma, "pero me ayuda a seguir adelante porque no tengo familia que mantener". Se enfunda el traje de luces una vez a la semana y espera la llamada que le permita cambiar su carrera. Si el tel¨¦fono no suena, volver¨¢ a su "dorado" particular.
Y el que pasa un invierno tranquilo es el sevillano Eduardo D¨¢vila Miura, retirado desde octubre de 2006. "Ahora me he dado cuenta de lo importante y lo bonito que es ser torero, una sensaci¨®n de la que no disfrutaba cuando me vest¨ªa de luces", dice este perito agr¨ªcola, dedicado al campo familiar, a la promoci¨®n inmobiliaria, a la representaci¨®n futbol¨ªstica y a la motivaci¨®n de grupos junto a los ex deportistas Valdano y Corbal¨¢n. "Intento no aburrirme", afirma, "y aunque no echo de menos el vestido de torear, s¨ª a?oro la vida de torero". Se alegra de no soportar ya la presi¨®n y la responsabilidad ante una corrida importante, y dice haber recuperado la Semana Santa, la feria y los carnavales, pero afirma: "Nunca dejar¨¦ de torear, porque el toro es el toro...".
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