Reinventando a Deferr
El doble campe¨®n ol¨ªmpico en gimnasia busca a los 27 a?os motivaci¨®n en la posibilidad de convertirse en el primer espa?ol con tres oros
En 1992 Barcelona ol¨ªa a Juegos Ol¨ªmpicos. Tambi¨¦n el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, que por esos d¨ªas se acostumbr¨® a las visitas oficiales. Entre ellas la del Rey. Cuando el s¨¦quito entr¨® en el pabell¨®n de gimnasia, uno de los ni?os que daba saltos por all¨ª era Gervasio Deferr, entonces un pispajo de 11 a?os. Don Juan Carlos se interes¨® por los gimnastas, y Alfredo Hueto, el entrenador que ha estado al lado de Gervi toda la vida, le contest¨®: "Aqu¨ª, trabajando. A ver si hacemos alg¨²n campe¨®n ol¨ªmpico". Parec¨ªa un chiste. O una osad¨ªa. ?Un espa?ol en la ¨¦lite de un deporte minoritario dominado por rusos, japoneses y chinos? Han pasado 15 a?os y Gervasio Deferr no s¨®lo es campe¨®n ol¨ªmpico, y doble, en Sidney y Atenas, sino que tiene ante s¨ª el reto de convertirse en el primer espa?ol con tres oros ol¨ªmpicos.
Eso es lo ¨²nico que le hace mirar hacia Pek¨ªn con ilusi¨®n. "Es todo muy diferente", confiesa el gimnasta; "en Sidney todo era muy especial. Mi entrenador y yo sab¨ªamos que pod¨ªamos ganar y la ilusi¨®n era enorme. Hab¨ªamos trabajado toda la vida para ese momento y yo no hab¨ªa tenido ninguna lesi¨®n importante". El siguiente ciclo fue muy duro. Se rompi¨® por las lesiones y por su positivo por cannabis en 2002, pero al final, "en un sprint mortal de cuatro meses", volvi¨® a triunfar en 2004.
Ahora Deferr, catal¨¢n, hijo de exiliados argentinos, tiene 27 a?os y tanto ¨¦l como su entrenador parecen cansados. Son muchas horas de entrenamiento, muchos a?os, una d¨¦cada, en la alta competici¨®n, muchos viajes, grandes sacrificios a cambio de casi nada. Bueno, de la gloria ol¨ªmpica. As¨ª que no importa que el cuerpo de Gervi reviente por todos lados: por los hombros, operados varias veces, por las mu?ecas, que le hicieron competir infiltrado en los ¨²ltimos Mundiales, por la espalda, de la que se duele en cada ca¨ªda... O que ya no tenga la capacidad de poner su cuerpo a punto en un tiempo r¨¦cord como hac¨ªa antes. Como hizo para Atenas.
Adem¨¢s Gervi ya no es un ni?o. Tiene una hipoteca que pagar todos los meses, cuatro perros que dependen de ¨¦l -y de su amiga Cristina, que se ocupa de ellos cuando el gimnasta tiene que dejar por unos d¨ªas la casa de Rub¨ª en la que vive desde hace a?o y medio-, y los problemas de cualquier hombre de su edad. Y una agenda que cumplir. Ha participado en varios programas de televisi¨®n y le reclaman para un buen n¨²mero de actos institucionales. El jueves tuvo que viajar a Madrid para atender un compromiso. Al d¨ªa siguiente, reci¨¦n aterrizado de vuelta, deb¨ªa entrenarse.
"El reto ahora es encontrar la motivaci¨®n para que Gervi se entrene porque si se le presiona mucho puede quemarse", confiesa Hueto. Si alguien sabe c¨®mo hacerlo es ¨¦l. Despu¨¦s de tantos a?os, con broncas y rupturas incluidas, Hueto ha aprendido a no presionar al gimnasta con fama de rebelde, y entre las colchonetas y la magnesia se entienden casi sin hablar. Han desarrollado un lenguaje propio y a Hueto le basta una mirada para conocer el estado de ¨¢nimo de su pupilo. "Hoy est¨¢ at¨®mico", constat¨® en la sesi¨®n del viernes.
Por lo pronto ha conseguido que el gimnasta siga entren¨¢ndose, aunque todav¨ªa a medio gas. La puesta a punto empieza ahora, a siete meses de la gran cita. Saben que buena parte del trabajo de un gimnasta lo tienen descontado. Gervi no va a cambiar sus ejercicios para Pek¨ªn, as¨ª que esa parte de aprendizaje t¨¦cnico que resulta fundamental en algunas etapas de este deporte se la puede saltar. Aunque sus dos oros fueron en salto, su gran opci¨®n en los Juegos ser¨¢ el suelo, su asignatura pendiente, donde tiene uno de los mejores ejercicios del mundo, con el que gan¨® la plata en los Mundiales del a?o pasado. Tendr¨¢ tambi¨¦n que ganar fondo y masa muscular. Est¨¢ m¨¢s delgado de lo habitual, aunque cada uno de sus m¨²sculos sigue marc¨¢ndose en la piel y, por supuesto, ah¨ª siguen sus prodigiosas piernas que le hacen destacar en salto y suelo. "Ahora estoy en 65 kilos, pero en un mes a ritmo fuerte me pondr¨¦ en 74", calcula.
En Sant Cugat, en ese gimnasio mal iluminado y sin aire acondicionado, pasan juntos unas cuantas horas al d¨ªa. Ir¨¢n aumentando hasta llegar a las dos sesiones de dos horas y media habituales. Luego viajar¨¢n a M¨¦xico -si sale el plan previsto-, donde se aislar¨¢n dos semanas. Tambi¨¦n se har¨¢n m¨¢s frecuentes las visitas a Madrid, donde se concentra el equipo nacional, hasta volverse definitiva a cuatro meses de los Juegos. Gervi ver¨¢ menos a su hermano Juan Pablo, al que adora y cuyo nombre se ha tatuado en caracteres japoneses en uno de sus antebrazos, y a sus amigos. Y la gimnasia volver¨¢ a consumir buena parte de su vida.
"Me ir¨¦ en febrero y ya no volver¨¦ hasta despu¨¦s de los Juegos", dice como alguien que sabe muy bien lo que le espera. El cambio es brutal. En Madrid Gervi vivir¨¢ interno en la residencia Blume y su vida ser¨¢ gimnasia, gimnasia y gimnasia. Si todo sale vale bien, habr¨¢ valido la pena. Porque aunque Hueto asegura que prefiere "que le vaya bien, que sea feliz, a que gane otra medalla", lo que tienen ambos entre manos, lo que les mantiene unidos y motivados, es precisamente esa tercera medalla.
Gervasio Deferr
- Naci¨® en Barcelona el 7 de noviembre de 1980.- Mide 1,65 y pesa 65 kilos (en Atenas lleg¨® a los 74 kilos).- Oro ol¨ªmpico en salto en Sidney 2000 y Atenas 2004. Plata en suelo en los Mundiales de Stuttgart 2007 y Tianjin 1999.- Si ganase en Pek¨ªn, ser¨ªa el primer espa?ol en conseguir tres oros en unos Juegos.
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