Tras los pasos de Dom Toretto

A falta de escuela, la tribu encontr¨® en el cine su primer referente de "valores", los de la pel¨ªcula, The fast and the fourious (3.710.000 p¨¢ginas en Internet). Estrenada en 2001, result¨® un ¨¦xito mundial de taquilla, puso en boga en todas partes el tunning y las carreras ilegales y ya va por su cuarta entrega. Aqu¨ª se tradujo por A todo gas y ¨¦sta es su sinopsis:

"Dominic Toretto conduce por las calles de Los Angeles como si le pertenecieran. En lo que respecta a su equipo de gente, de hecho le pertenecen. Se pasa los d¨ªas poniendo a punto autos de carrera de alta performance: la marca y el modelo importan menos que el sistema de inyecci¨®n controlado por computadora que los hace volar por el aire. Por las noches, Dom pilota su propio auto, embolsando 10.000 d¨®lares cuando alguien tiene el coraje de desafiarlo en una carrera. Las carreras son un espect¨¢culo callejero, campo de batalla y de reuni¨®n tribal, alimentadas de adrenalina, tensi¨®n sexual y velocidad salvaje y fuera de control".

En un primer momento, subsiguiente al ¨¦xito de la pel¨ªcula, el tunning o personalizaci¨®n de los veh¨ªculos y las carreras ilegales pasaron una euforia compartida e indisoluble. Cinco a?os despu¨¦s son ¨¢mbitos netamente diferenciados, apunta Joaqu¨ªn Portabales, empresario del sector y organizador en Vigo de Galiexpo Motor Show, una feria del tunning con afluencia masiva de aficionados de toda Espa?a y Portugal. Los seguidores gastan hasta tres y cuatro veces el valor del veh¨ªculo en personalizarlo. La tribu, sin embargo, se abastece mayormente en los desguaces o en el inagotable mercado on line, que lo mismo suministra coches de gran cilindrada a precios asequibles (en torno a 4.000 euros) que las piezas que les den brillo y br¨ªos.