?Por qu¨¦ no hablamos de las ciudades?
En esta extra?a campa?a electoral, tengo la sensaci¨®n de que la gente sigue sin demasiadas ilusiones el acontecer diario de las estrategias de cada partido, en un espect¨¢culo del que conocemos rutinas y liturgias, y del que s¨®lo desconocemos el final, o qui¨¦n se casa con qui¨¦n. En el pa¨ªs vecino, Francia, est¨¢n tambi¨¦n en campa?a electoral, pero en este caso se trata de las municipales. La primera vuelta se realizar¨¢ el mismo d¨ªa de las elecciones generales espa?olas, el 9 de marzo, y una semana despu¨¦s, la segunda vuelta en caso de que sea necesario. Los m¨¢s de 30.000 municipios franceses han sido y son centrales en la vida pol¨ªtica de ese pa¨ªs. No hay demasiados precedentes de destacados pol¨ªticos franceses que no hayan batido el cobre en la pol¨ªtica local antes de ir escalando posiciones en otras esferas de gobierno, manteniendo casi siempre sus responsabilidades locales. La crisis de las banlieu, y su reiterada aparici¨®n en la agenda pol¨ªtica, ha obligado a que la campa?a se centre en la necesidad de replantear el papel de los gobiernos locales, aumentando su protagonismo, y su capacidad de intervenci¨®n. Sarkozy ha propuesto la creaci¨®n de un ministerio espec¨ªfico para las ciudades, subrayando as¨ª el relieve de los temas urbanos en la agenda pol¨ªtica y social francesa.
Joan Subirats Hay que repensar las ciudades de manera que las esferas de gobierno puedan participar e influir
No me parece que en las elecciones espa?olas ¨¦se sea un tema significativo. Estamos demasiado ocupados en cuestiones mucho m¨¢s importantes: la unidad de Espa?a, la presencia de Pizarro y el bofet¨®n a Gallardon, o la letra del himno patrio. Pero, si examinamos lo que ha ido sucediendo en Espa?a, la cosa merecer¨ªa mucha m¨¢s atenci¨®n. La sociedad espa?ola ha sufrido procesos de urbanizaci¨®n sin precedentes. Si en 1900 un 50% de la poblaci¨®n viv¨ªa en pueblos de menos de 5.000 habitantes, en el a?o 2001 ese porcentaje era del 15%. Tenemos 20 aglomeraciones urbanas extensas, con m¨¢s de 250.000 habitantes, y cinco de ellas superan el mill¨®n. En este sentido Espa?a sigue la evoluci¨®n mundial, ya que si en 1950 el 29% de la poblaci¨®n mundial era urbana, en 1990 alcanz¨® un significativo 50%, y se calcula que en 2025 puede llegar al 75%. Las ciudades reflejan y concentran los valores, los problemas y las alternativas del conjunto de la sociedad hoy en el mundo y tambi¨¦n en Espa?a.
Los grandes procesos de cambio de la sociedad espa?ola, en campos como el trabajo, la familia o la estructura social, han afectado de manera muy intensa a las ciudades. Es en las ciudades donde se concentran problemas y oportunidades, donde conviven procesos crecientes de individualizaci¨®n con din¨¢micas de segmentaci¨®n social que tienden a separar funciones y personas. Podr¨ªamos decir que son las ciudades las que necesitan m¨¢s -y m¨¢s innovadora- capacidad de intervenci¨®n y son esas ciudades donde, tras casi 30 a?os de gobiernos locales democr¨¢ticos, se constata la falta de recursos y de capacidades intregrales de respuesta. Las pol¨ªticas urbanas tradicionales, muy basadas en la planificaci¨®n y el control de los usos del suelo (pol¨ªticas urban¨ªsticas), se ven impotentes para responder a los nuevos retos. Y tampoco son suficientes las estrictas pol¨ªticas locales, hechas muchas veces desde una l¨®gica muy restrictiva y poco capaz de plantearse problemas que las desbordan y que escapan de sus l¨ªmites competenciales y territoriales. La gente transita a diario por un territorio en el que se entremezclan problemas y temas que afectan a sus vidas de manera directa. Ese espacio, ese territorio, es casi inevitablemente urbano. ?C¨®mo repensar, pues, problemas y pol¨ªticas de respuesta desde una perspectiva que reconozca la significaci¨®n del espacio, del territorio en el que ello sucede, y que al mismo tiempo quiera mantener una perspectiva integral que permita abordajes m¨¢s eficaces aprovechando el factor de proximidad? Se ha argumentado que la variable territorial es muy significativa a la hora de establecer la distribuci¨®n de las oportunidades vitales y de consumo, y que es justamente en esas coordenadas territoriales donde se produce la tensi¨®n entre las funciones de las ¨¢reas urbanas como medio residencial para la poblaci¨®n y los usos de esas mismas ¨¢reas como palancas de acumulaci¨®n para otros sectores, todo ello en pleno debate sobre la sostenibilidad de las ciudades atendiendo a su evidente huella ecol¨®gica. Desde esta perspectiva se enfatiza el papel central del territorio tanto en nuevos procesos de acumulaci¨®n en la econom¨ªa globalizada, como en su calidad de soporte concreto y espec¨ªfico del bienestar de la ciudadan¨ªa.
Cada territorio concreto se ve afectado por un conjunto de pol¨ªticas e intervenciones que descienden desde distintas esferas de gobierno marcando su desarrollo y las interrelaciones concretas de sus habitantes y su calidad de vida. Por otro lado, muchas ciudades se han ido convirtiendo en growth machines en las que se juegan los equilibrios de poder entre ¨¦lites econ¨®micas locales, nacionales y globales que compiten por determinar usos y apropiarse de las plusval¨ªas de sus crecimientos y restructuraciones. Se ha ido pasando de la idea de pol¨ªticas urbanas centradas en asegurar el m¨¢ximo bienestar ciudadano, a pol¨ªticas urbanas que pugnan por generar mayor competitividad del territorio en cuesti¨®n, para as¨ª generar despu¨¦s oportunidades de bienestar a sus habitantes. Se ha ido, pues, subordinando el papel de las ciudades como contenedoras de infraestructuras sociales, para primar sus aspectos de competitividad global. Y ello es ya as¨ª en todo el mundo.
Estamos, pues, en momentos de profunda reconsideraci¨®n de las pol¨ªticas urbanas, al no sernos ¨²tiles las aproximaciones tradicionales -de car¨¢cter espec¨ªficamente urban¨ªstico-, precisamente cuando parece ser m¨¢s decisivo el rol territorial-urbano en los desarrollos contempor¨¢neos, y cuando las pol¨ªticas locales en sus coordenadas actuales son tambi¨¦n insatisfactorias. Se necesita repensar las ciudades, y hacerlo de manera que las distintas esferas de gobierno puedan participar e influir. Tenemos ahora la oportunidad de hacerlo. Necesitamos un foco de atenci¨®n espec¨ªfico en las ciudades que pueda impulsar esa tarea desde el gobierno del Estado, desde una l¨®gica no jer¨¢rquica, sino buscando la articulaci¨®n del resto de instituciones y actores, y con el objetivo inequ¨ªvoco de reforzar las capacidades de gobierno de las ciudades y los espacios urbanos.
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