El cuerpo ante la barbarie
La fil¨®sofa Michela Marzano reflexiona sobre la fragilidad humana en un tiempo de sobreexposici¨®n a la violencia
La fil¨®sofa Michela Marzano (Roma, 1970) abri¨® el lunes pasado, en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, el ciclo de reflexi¨®n sobre La condici¨®n humana -en el que tambi¨¦n intervendr¨¢n otros pensadores como Terry Eagleton, Judith Butler, Enrique Vila-Matas o Jordi Llovet- en el marco de unos debates iniciados en 2005 que tratan de aproximar las condiciones de libertad en que puede moverse el hombre contempor¨¢neo.
Investigadora en el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Par¨ªs, Marzano ha centrado sus estudios en el cuerpo como lugar de la fragilidad humana. Ha publicado media docena de libros -en Espa?a s¨®lo se ha traducido La pornograf¨ªa o el agotamiento del deseo, Manantial, 2006-, el ¨²ltimo de los cuales es La mort spectacle. Enqu¨ºte sur l'horreur-r¨¦alit¨¦ (Gallimard), una reflexi¨®n sobre la vacuidad de la violencia transmitida por los medios de comunicaci¨®n. El corpus de su an¨¢lisis lo constituye, entre otros materiales, los v¨ªdeos de degollamientos de occidentales a manos de extremistas isl¨¢micos, que han circulado en Internet con mayor frecuencia a partir del asesinato del periodista David Pearl en febrero de 2002, los de bandas urbanas occidentales vapuleando a indigentes o a simples usuarios del metro o reportajes sobre limpiezas ¨¦tnicas como las de Ruanda o la antigua Yugoslavia.
"Deshumanizar es negar la raz¨®n y reducir al otro a pura fisicidad"
"Los periodistas dimiten de su tarea, que es mantener un punto de vista"
"El cuerpo es el espejo de la fragilidad humana, el lugar donde se encuentran dos tipos de violencia: la f¨ªsica y la simb¨®lica. La primera hace referencia a la materialidad de la condici¨®n humana, al hecho de ser cuerpo, pura carnalidad, mientras que la segunda remite a una realidad ps¨ªquica capaz de pensar el cuerpo. La deshumanizaci¨®n consiste en negar este segundo aspecto, en negar la raz¨®n y reducir al otro a pura fisicidad".
El punto de partida del pensamiento de Marzano es que no se han cumplido las previsiones del soci¨®logo Norbert Elias, anteriores a la II Guerra Mundial, en el sentido de que la brutalidad estaba siendo progresivamente contenida, "civilizada". "Muy al contrario. Al fanatismo islamista se responde revocando la Convenci¨®n de Ginebra para los prisioneros de guerra iraqu¨ªes, torturados en la prisi¨®n de Abu Ghraib. Para m¨ª existe una diferencia fundamental entre estas im¨¢genes y las que mostraban el horror cuando se liberaron los campos nazis. Tras las ¨²ltimas hay un punto de vista, una denuncia, mientras que las primeras invierten los t¨¦rminos: no habr¨ªa muerto si no estuviera ah¨ª una c¨¢mara para ense?arlo. Es la reificaci¨®n m¨¢xima del cuerpo".
La barbarie, pues, no ha dejado de crecer, hasta llegar a la destrucci¨®n del menor resquicio de sentido. ?Qu¨¦ hacer? Marzano propone poner l¨ªmites a la difusi¨®n de estas escenas, pero ah¨ª se ha topado con los defensores a ultranza de la libertad de expresi¨®n e informaci¨®n. "En Francia, donde los periodistas han tomado el lugar de los intelectuales, he tenido una dura pol¨¦mica con el Nouvel Observateur, que puso en la Red en agosto pasado la decapitaci¨®n en Rusia de un individuo a manos de un supuesto grupo nazi
[luego se demostr¨® que todo era un montaje]. Estoy en contra no ya de la difusi¨®n, sino de la falta de jerarqu¨ªa de las im¨¢genes, de que se sirvan sin ir acompa?adas de instrumentos cr¨ªticos, interpretativos. Creo que haciendo eso los periodistas dimiten de su responsabilidad, de su tarea, que es la de mantener un punto de vista. Cosa que no impide, por cierto, que sean lo m¨¢s objetivos posible".
Siguiendo a Freud, Marzano propone tres diques "al grado ¨²ltimo de la barbarie" (Steiner, 1971) que vivimos a partir del siglo XX: "El pudor por el propio cuerpo, el disgusto frente al cuerpo del otro vejado y el m¨¢s importante de todos, la compasi¨®n, en su acepci¨®n etimol¨®gica: sufrir con el otro".
Una conclusi¨®n muy "occidental": finalmente, el Cristo en la cruz es la primera imagen de tortura y de invitaci¨®n a compartirla por la v¨ªa de la piedad que hemos conocido much¨ªsimas generaciones de occidentales. ?Es cristiana, Marzano? "S¨ª, creyente en un m¨¢s all¨¢, aunque no practicante del catolicismo en que fui educada. Justamente porque la praxis exalta la crucifixi¨®n, cuando yo lo veo como la representaci¨®n de lo que el hombre nunca debe hacer al hombre. Adem¨¢s, hoy hay una apropiaci¨®n de los evangelios por parte del tradicionalismo cat¨®lico que ha llevado a vaciarlos de su contenido de lucha, de su mensaje de libertad. En la era neoliberal, la gesti¨®n empresarial ha invadido la esfera privada y ha dejado fuera discursos como el de la solidaridad. Al menos, en Francia".
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