Cuarenta a?os en un caj¨®n
El controvertido novelista experimental Juli¨¢n R¨ªos, autor de 'Larva',recupera un libro in¨¦dito de cuentos que escribi¨® en 1968
Despu¨¦s, con la voz perezosa y piedra p¨®mez de quienes oponen a la prisa sin pausa una pausa sin prisa, Juli¨¢n R¨ªos (Vigo, 1941) tratar¨¢ de desgranar desde el otro lado del hilo telef¨®nico los porqu¨¦s de 40 a?os de retraso. Los 40 a?os de retraso de su Cortejo de sombras, libro seminal y discutible, libro genial, de un autor sin atisbo de clasificaci¨®n posible.
Pero de entrada, nada como la vieja y facilona reproducci¨®n literal de pasajes para entender de qu¨¦ va la cosa: "Lo vieron crecer, hacerse hombre. Andar¨ªa por los 30 -echen cuentas- cuando ocurri¨® la terrible desgracia, lo aqu¨ª nunca visto. Parec¨ªa algo m¨¢s viejo por lo desgre?ado y ra¨ªdo, con el aspecto selv¨¢tico, la piel encostrada de ro?a, el mirar lobuno".
"Me interesa la construcci¨®n del lenguaje o, no s¨¦, su distorsi¨®n"
"He tenido siempre vocaci¨®n de escritor plural, como dijo Octavio Paz un d¨ªa"
?C¨®mo va un cr¨ªtico literario a respetar palabras como 'cuidamaba'?
"A veces han ido a asesinar por delante lo que yo presentaba"
Hubo y hay dos cosas dentro de la literatura que se llaman emoci¨®n y ritmo. Son indiscutibles, aunque con el tiempo y las tonter¨ªas algunos creen justificado olvidarlas y darse al muy prescindible encendido de fuegos artificiales. Juli¨¢n R¨ªos, apaleado en su d¨ªa por insistir tanto en los arriesgados vericuetos del ritmo y la invenci¨®n, no. Este pasaje pertenece al relato titulado Palonzo, cruel flor de ruina incrustada en las p¨¢ginas de Cortejo de sombras, escrito entre 1966 y 1968, guardado en el polvo del caj¨®n de turno y ahora resucitado por Galaxia Gutenberg-C¨ªrculo de Lectores, que tiene en sus planes ir dando a la luz la obra completa de R¨ªos, incluida su nueva novela, Puente de alma.
"Palonzo", dice, "es mi cap¨ªtulo favorito, porque pienso que hay en ¨¦l una mayor preocupaci¨®n por la construcci¨®n del lenguaje, o no s¨¦, por la distorsi¨®n del lenguaje; adem¨¢s, es un homenaje a Guimar?es Rosa, mi escritor latinoamericano favorito. De alguna forma trat¨¦ de hacer en espa?ol lo que ¨¦l hizo tan maravillosamente en su portugu¨¦s brasileiro".
El hacedor de sombras vive en Par¨ªs porque, entre otras cosas, cree sin asomo de duda en las virtudes de la perspectiva de espacio y tiempo como elemento de lucidez en la observaci¨®n de la propia realidad. Y la realidad propia de Juli¨¢n R¨ªos, y de sus sombras, no es otra que Tamoga, y Tamoga, nos pongamos como nos pongamos, no es otra cosa que ciertos confines de su Galicia natal, a?os sesenta, imag¨ªnese el panorama. Pero tambi¨¦n es Espa?a, qu¨¦ carallo.
"Mi ambici¨®n fundamental con Cortejo de sombras era emular a Valle-Incl¨¢n, en el sentido de que si ¨¦l quiso hacer una s¨ªntesis de las Am¨¦ricas en Tirano Banderas yo quise hacerla de Galicia, aunque sin regionalismos de ninguna clase. Me interesaba y me interesa una Galicia de las maravillas, en el sentido de una tierra compleja de aspectos contradictorios... y huir de esa Galicia del tipismo, la queimada y la superficie folcl¨®rica que tanto me repele", comenta el escritor.
Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, Juli¨¢n R¨ªos da cuenta editorial de su universo de claustrofobias. Universo literario donde conviven por igual el sentimiento de p¨¦rdida, el suicidio de amor, los tontos del pueblo, la sed de venganza, la muerte dulce y, como elemento aglutinante, la fatalidad del perdedor.
"Es un libro que sintetiza la atm¨®sfera oprimente, deprimente y opresiva de aquellos a?os del franquismo", quiere dejar claro el autor de Larva, Monstruario y Sombreros para Alicia.
Vapuleado en los sesenta, en los setenta, en los ochenta, en los noventa y en general por aquellos naftal¨ªnicos segmentos de la cr¨ªtica empe?ados en abjurar del riesgo (?c¨®mo va un cr¨ªtico literario serio a respetar palabras como cuidamaba, gocespasmos o blancamarillez?), Juli¨¢n R¨ªos se muestra hoy feliz ante el retroactivo parto del libro olvidado: "Vivo el renacimiento de este libro como algo gratificante, porque si en su d¨ªa decid¨ª dejarlo para despu¨¦s porque hab¨ªa estallado en m¨ª una escritura que yo cre¨ªa m¨¢s ambiciosa, avanzada y rompedora, ahora me ilusiona que vea la luz en este nuevo contexto, en el que se van a editar todos mis libros, los viejos y los modernos, porque mi vocaci¨®n siempre ha sido ser un escritor plural, como un d¨ªa dijo de m¨ª Octavio Paz".
Pero s¨ª: Juli¨¢n R¨ªos devuelve los pu?etazos. "S¨ª, yo me he sentido a menudo incomprendido, y creo que en ocasiones la cr¨ªtica ha ido a asesinar por adelantado el libro que yo presentaba, m¨¢s que nada porque yo representaba una literatura inc¨®moda o arruinaba un tipo de escritura que esos cr¨ªticos defend¨ªan". Y ocurre que su modelo creativo siempre fue Picasso: "Y ¨¦l sab¨ªa bien que para desfigurar la l¨ªnea, primero hay que saber trazarla muy bien; que para destrozar una nariz y hacer cubismo, primero hay que tenerle respeto y construirla en el debido orden".
Otros hitos de la literatura al l¨ªmite
Se ha adscrito a Juli¨¢n R¨ªos en la literatura experimental, que explora lo desconocido y juega con los recursos. Ya en Tristram Shandy, Sterne rompi¨® en el XVIII c¨®digos y tiempos. He aqu¨ª otros momentos de una aventura al l¨ªmite con la que pocos se atreven hoy.
GEORGES PEREC. Todo un libro escrito con una sola vocal
El Oulipo (Ouvroir de Litt¨¦rature Potentielle) fue una iniciativa para afinar los recursos de la literatura poni¨¦ndole trabas. Perec fue uno de sus miembros m¨¢s destacados. En La disparition, una novela de intriga, no utiliz¨® la letra e, y en Les reventes s¨®lo utiliz¨® esa vocal.
LUIS MART?N SANTOS Revolucionario en casa
Tiempo de silencio se public¨® en 1962 e hizo trizas el realismo, introduciendo el flujo de conciencia y otros recursos que se cultivaban en Europa desde Joyce. Fue un referente de la renovaci¨®n de la literatura espa?ola, que Juli¨¢n R¨ªos llev¨® al l¨ªmite en Larva.-
JAMES JOYCE La ruptura de todos los moldes
En Finnegans Wake, fue m¨¢s lejos que en Ulises. Su antecedente ¨²ltimo es una balada popular que contaba las cuitas de Tim Finnegan, un irland¨¦s borrach¨ªn. Lo narr¨® con juegos de palabras y con t¨¦rminos de una decena de lenguas, modificando el ingl¨¦s y cargando el material de m¨²ltiples resonancias simb¨®licas.
ALAIN ROBBE-GRILLET Y el autor desapareci¨®
Es uno de los integrantes m¨¢s conocidos del noveau roman, la corriente que irrumpi¨® en los cincuenta e hizo desaparecer al escritor de la narraci¨®n. Las situaciones y personajes est¨¢n ah¨ª como llegados de ninguna parte. As¨ª ocurre en su novela Las gomas.
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