J¨®venes desairados

Hace tres a?os, el sevillano Jes¨²s Ponce debut¨® como director y guionista con la notable 15 d¨ªas contigo, a la que alabamos en este peri¨®dico por su indagaci¨®n en una "realidad social" conocida "al dedillo", y por la "credibilidad de los ambientes, actitudes, di¨¢logos y expresiones de la calle". Precisamente una de esas expresiones, D¨¦jate caer, da t¨ªtulo a su tercera pel¨ªcula, realizada tras un producto de encargo alejado de sus se?as de identidad y resuelto con tanta profesionalidad como rutina: Skizo (2006).

La primera secuencia de D¨¦jate caer, compuesta a trav¨¦s de una excelente elipsis punteada por el sonido de una radio, muestra la esencia de la historia: un adolescente sentado en un banco (a la manera juvenil, con el culo en el respaldo y los pies en el asiento) bebe una litrona; 15 a?os despu¨¦s, cerca de la treintena, bebe semejante cerveza en exactamente el mismo banco y rodeado de igual paisaje. Ponce captura el desastrado nihilismo de un tri¨¢ngulo de amigos que se pasa el d¨ªa haciendo nada, que casi ni se miran al hablar porque ya se tienen muy vistos. El paro es uno de los temas que pululan por la historia, pero a ellos ni siquiera les incumbe porque nunca han pegado un palo al agua. Su devenir diario se resume en una litrona y una palmera de chocolate, en so?ar con otros mundos sin dar un solo paso en la direcci¨®n correcta, en la fina l¨ªnea que separa la vagancia del acto de protesta (y viceversa). El tedio se da la mano con la soledad y el resultado es el antihero¨ªsmo de unos j¨®venes que no se r¨ªen porque no tienen el m¨¢s m¨ªnimo motivo para ello. Y en ese sentido es perfecta la met¨¢fora del personaje de Dar¨ªo Paso (tan cre¨ªble como sus compa?eros Iv¨¢n Massagu¨¦ y Juanfra Ju¨¢rez, adem¨¢s del terremoto de espontaneidad que es la debutante Pilar Crespo), al que le dan ataques de p¨¢nico si se r¨ªe demasiado.

Como contrapartida, es una l¨¢stima que junto a la adecuada fotograf¨ªa, tan desangelada como las vidas de las criaturas que retrata, y la eficaz realizaci¨®n, no todos los secundarios est¨¦n en la misma ¨®rbita de interpretaci¨®n, deambulando entre la naturalidad, la t¨¦cnica y el simple amateurismo, lo que lleva a que escenas como las del personaje de Ju¨¢rez y su madre est¨¦n al borde del desastre.

Son j¨®venes perdidos ("es mi personalidad; que no la tengo", dice uno de ellos), pero al contrario que los angry young men del free cinema brit¨¢nico de los sesenta, ni siquiera se enfadan. Son j¨®venes desairados, prestos para poner tapones de botella o etiquetar recipientes; para formar parte de la cadena de (des)humanizaci¨®n que les aguarda para el resto de sus vidas.Ponce captura el desastrado nihilismo de un tri¨¢ngulo de amigos

Tr¨¢iler de ' D¨¦jate caer '