Y ?ngel Gonz¨¢lez dej¨® un regalo
El poeta recientemente fallecido dej¨® 27 piezas escritas que ser¨¢n publicadas
?ngel Gonz¨¢lez hab¨ªa desarrollado en vida un arte del que bien pod¨ªa haber escrito todo un tratado: la discreci¨®n. Su maestr¨ªa para decirlo todo con el silencio, entregado casi exclusivamente a la fon¨¦tica de sus miradas y a la entonaci¨®n con la que exhalaba el humo de sus cigarros, era tan aut¨¦ntica que lleg¨® a ser proverbial. Pura ley. Un pacto con el que nadie deb¨ªa sentirse ofendido. Por eso, su mujer, Susana Rivera, sus amigos m¨¢s cercanos, los poetas con los que congeniaba, no lamentan ni le reprochan no haber disfrutado de su ¨²ltimo regalo en vida: 27 poemas in¨¦ditos que conformar¨¢n su libro p¨®stumo. Se titular¨¢ Nada grave y lo publicar¨¢ Visor en abril.
El libro p¨®stumo del escritor se titular¨¢ 'Nada grave' y se publicar¨¢ en abril
En el poemario se despide de la vida con dureza y un estoicismo sabio
"En todas sus obras ?ngel dialog¨® con la nada", dice Garc¨ªa Montero
"Ve¨ªa que se le iba la vida y no quer¨ªa molestar", se?ala Benjam¨ªn Prado
Los escond¨ªa, despistaba, se mostraba esquivo al hablar de ellos. Dec¨ªa que eran oscuros, deprimentes. Un tiempo despu¨¦s de que en 2001 publicara Oto?os y otras luces -esa obra maestra, "el libro suyo que m¨¢s me gusta", dice Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald-, todos le preguntaban: ?En qu¨¦ est¨¢s, ?ngel? ?Has escrito algo? Resultaba evidente por la respuesta que no quer¨ªa profundizar en el asunto: "Tengo alguna cosa, 10 o 12 poemas", soltaba. "Pero son muy tristes, me han salido muy negros y no creo que los deba publicar".
Los dej¨® ocultos debajo de la pantalla confidente de su ordenador y la verdad es que no quer¨ªa por nada del mundo que se leyeran mucho, pero tampoco que se perdieran. Hurgando, despu¨¦s de que muriera el pasado 12 de enero a los 82 a?os, su mujer y su amigo Luis Garc¨ªa Montero descubrieron que aquellos 10 o 12 poemas conformaban todo un libro coherente. Un poemario en el que se despide de la vida con dureza, con aspereza, pero homenaje¨¢ndola armado de un estoicismo sabio. "En la poes¨ªa de ?ngel hab¨ªa una tristeza permanente, una melancol¨ªa que, a veces, contrarrestaba con distancia, con humor. Lo bueno es que siempre dejaba un resquicio, una peque?a luz, una puerta abierta", comenta Garc¨ªa Montero. "Siempre nos ment¨ªa sobre lo que hab¨ªa escrito, si nos llega a decir que ten¨ªa m¨¢s poemas de los que confesaba, le habr¨ªamos insistido en que los publicara y no quer¨ªa hacerlo", comenta Benjam¨ªn Prado, otro de sus fieles escuderos. Como el editor Chus Visor, que convertir¨¢ en libro sus ¨²ltimas creaciones en una colecci¨®n especial titulada Palabra de Honor: "Es incre¨ªble que haya escrito hasta el final con esa calidad, son buen¨ªsimos".
Los tres poemas publicados hoy son los m¨¢s positivos del libro. Nunca exalta la juventud, la pureza, libre de los retorcimientos que nos recargan a base de dogmas, de morales castrantes. "Coloca a una muchacha frente al sacrificio, contra esas normas que con los a?os nos tergiversan", se?ala el poeta granadino. No hay prisa parece toda una faena taurina de altura frente al final de la vida. Su ¨²ltimo miura. "Es un poema que muestra, como nunca, esa salida inteligente que encontraba ?ngel a la vida siempre", dice Garc¨ªa Montero. Cuadra perfectamente con esa madera heredera del mejor S¨¦neca que le ayudaba a sobrellevar cada desgracia. Las que le acecharon desde ni?o, en esa infancia asturiana en la que brill¨® el sue?o republicano -nunca se esfum¨® en ¨¦l- y qued¨® truncada con una adolescencia marcada por el sufrimiento de la derrota. El precio, el estigma a pagar por cualquier familia del bando perdedor. Esa mancha injusta y vil de los derrotados que ?ngel Gonz¨¢lez se empe?¨® en dignificar siempre y m¨¢s en los a?os de la posguerra, junto a sus colegas de la generaci¨®n del 50.
Con Ca¨ªda, el poema cuyo verso final da t¨ªtulo al libro, este escritor fundamental en la era contempor¨¢nea, alcanza a trav¨¦s del sentido afilado de su sencillez, una cumbre que resume en esta frase: "Nada grave". Dos palabras que rodean toda su obra, seg¨²n su amigo Garc¨ªa Montero: "A lo largo de todos sus libros, ?ngel ha dialogado con la nada. Hasta el final". Desde ?spero mundo (1956) hasta ahora.
Y lo ha hecho con una incre¨ªble lucidez en los ¨²ltimos a?os. En mitad de esa espera angustiosa ante el burladero de la muerte: "Son poemas escritos en plena depresi¨®n, con dolor profundo, ¨¦l dec¨ªa que escrib¨ªa mejor en estado de depresi¨®n que cuando era feliz, que tambi¨¦n lo fue y mucho en su ¨²ltimo a?o de vida. Quiso mantener la vitalidad, los viajes", comenta Garc¨ªa Montero. Tambi¨¦n en el ordenador han encontrado un billete a Nuevo M¨¦xico, el otro lugar donde vivi¨® ?ngel. "En los ¨²ltimos tiempos no fue porque es un lugar alto y se ahogaba con su insuficiencia pulmonar. Pero se encontraba tan bien ¨²ltimamente que quiso ir".
Activo hasta el final. La decrepitud le obsesionaba y est¨¢ en los poemas. Benjam¨ªn Prado lo confirma: "Ve¨ªa que se le iba la vida y no quer¨ªa molestar ni que tuvieran que ocuparse de ¨¦l".
Como tampoco estaba dispuesto, en su obsesi¨®n por pasar desapercibido, por no dar que hablar, a tener que defender tanta oscuridad en vida. Lo deja claro en una entrevista p¨®stuma que le hizo Ana Solanes y que aparecer¨¢ este mes en la revista Cuadernos Latinoamericanos, que dirige Prado: "Viene a decir que esos poemas eran tan tristes que no los quer¨ªa publicar mientras tuviera que dar la cara por ellos".
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