El sue?o naci¨® en Chicago
Barack Obama lleg¨® a Chicago en 1985. Ten¨ªa 24 a?os. Tras graduarse en Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, decidi¨® dedicarse a ayudar a los dem¨¢s. Respondi¨® a un anuncio publicado en el diario The New York Times por el activista Gerald Kellman, que buscaba a alguien que se ocupara de trabajar con los pobres en la conflictiva zona de Roseland, en Chicago.
Se entrevistaron en Manhattan. Obama lleg¨® en mangas de camisa y en busca de un compromiso social. Kellman, de raza blanca, necesitaba a un afroamericano capaz de hacer un trabajo muy duro por s¨®lo unos 10.000 d¨®lares al a?o. "Yo buscaba a alguien motivado e inteligente", comenta. "Y me encontr¨¦ con Barack". Dos semanas tard¨® Obama en llegar a Chicago para aprender en qu¨¦ consistir¨ªa el trabajo de "organizador comunitario".
Michael Kuglik pertenec¨ªa a la misma organizaci¨®n, el Proyecto para Desarrollar Comunidades. Trabajar¨ªa tres a?os codo con codo con Obama en los suburbios de la ciudad. "Los organizadores comunitarios se dedican a ayudar a la gente", explica ahora, recordando lo que le tuvo que ense?ar a Obama en sus primeros pasos. "Van a zonas deprimidas a animar a los pobres a que se organicen. Crean una infraestructura social".
En aquellos a?os, Chicago era una ciudad desgarrada en una batalla racial. Centenares de afroamericanos estaban en paro tras el cierre de varias sider¨²rgicas. Un hombre de raza negra, Harold Washington, hab¨ªa llegado a la alcald¨ªa y los grupos de poder blancos le hab¨ªan declarado la guerra. Entonces Chicago no se llamaba Chicago: la prensa la bautiz¨® como "la Beirut del lago Michigan".
Todav¨ªa hoy es posible visitar la habitaci¨®n mal ventilada en la que trabajaba Barack Obama entonces, con otras tres personas. Oscura, s¨®lo tiene dos ventanucos y una luz de tubo fluorescente. Se encuentra en el rectorado de la iglesia del Santo Rosario, en una zona casi exclusivamente afroamericana. En este despacho comenz¨® a forjarse la carrera del Obama activista. "Barack se encontraba con los ciudadanos m¨¢s pobres en sus parroquias", explica Kellman. "Escuchaba atentamente y buscaba soluciones".
Con un trabajo que consist¨ªa en recorrer iglesias, Obama tuvo que buscar una fe. As¨ª se encontr¨® con el pastor baptista Jeremiah Wright, l¨ªder de la iglesia Trinity United Church of Christ, un histri¨®n de fe rabiosa y ferviente nacionalista afroamericano. Con el tiempo, se convertir¨ªa en su mentor.
Este pasado domingo, Jeremiah Wright dio uno de sus ¨²ltimos sermones antes de jubilarse. Ante una congregaci¨®n de unas 600 personas, dijo "no pedir el voto para un candidato en concreto, porque en las iglesias no se hace eso". Aun as¨ª, Wright a?adi¨® que a las primarias dem¨®cratas de hoy se presentaba un candidato que era miembro de la Iglesia desde hac¨ªa 20 a?os. "Ya sab¨¦is, el del nombre gracioso", dijo sin nombrarle espec¨ªficamente en ning¨²n momento. "Votad", a?adi¨®. "Han muerto demasiados negros en el mundo para daros el derecho a votar". En sermones como ¨¦ste, donde el panafricanismo convive con la fe, Obama encontr¨® la vocaci¨®n que vino a buscar a Chicago. Visitando iglesias y hablando con pobres, sentado en los mismos bancos de este templo, Obama comenz¨® a so?ar con una carrera pol¨ªtica que hoy le puede dejar muy cerca de las puertas de la Casa Blanca.
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