"Crecimos sin medios y estigmatizadas"

Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer, conmemora hoy su vig¨¦simo aniversario. En una ¨¦poca en la que los problemas de las mujeres permanec¨ªan casi invisibles y el incipiente discurso feminista resultaba "desconocido o estigmatizado", el instituto naci¨® y creci¨® "sin medios, referentes ni recursos y con las reticencias que generan los cambios importantes", recuerda Txaro Arteaga, periodista elegida en 1988 por el Parlamento para dirigir la nueva instituci¨®n. Institutos como Emakunde supusieron que asuntos "hasta entonces considerados privados pasaran a ser pol¨ªticos", sostiene, como la violencia dom¨¦stica o la conciliaci¨®n de la vida personal y laboral.

"La acci¨®n positiva es una medida temporal ante las desigualdades"

Dos d¨¦cadas despu¨¦s, las mujeres han accedido a los espacios p¨²blicos (pol¨ªtica, empresas, universidad,...), y sendas leyes establecen que la igualdad debe ser un concepto transversal para gobiernos y empresas. Persisten con todo discriminaciones en todos los ¨¢mbitos y las medidas de acci¨®n positiva que las paliar¨ªan siguen generando rechazos. Arteaga y su sucesora, Izaskun Moyua, al frente de Emakunde desde 2005, han analizado para EL PA?S los logros y obst¨¢culos que ayer y hoy afrontan las mujeres y el propio instituto.

Consideran que el acceso al mercado laboral ha sido el principal hito en estos 20 a?os. "Se ha asumido que sin autonom¨ªa econ¨®mica no hay libertad", resalta Arteaga. En los a?os ochenta, apenas un tercio de las mujeres vascas ten¨ªan un trabajo remunerado y acced¨ªan en menor proporci¨®n a la educaci¨®n superior. En la actualidad, el n¨²mero de universitarias supera al de los varones. A¨²n as¨ª, ¨¦stas sufren m¨¢s precariedad laboral, apenas llegan a puestos de responsabilidad y cobran menos que sus compa?eros, recuerdan ambas directoras.

La presencia de mujeres y hombres en la pol¨ªtica se ha equilibrado gracias al impulso de la ley de Igualdad, aprobada en 2005 en Euskadi. "Supone acceder a una posici¨®n desde la que podemos transformar la sociedad. El siguiente paso es sensibilizar, porque la presencia de las mujeres no garantiza pol¨ªticas igualitarias", sostiene la actual directora. Sin embargo, algunos partidos y gran parte de la sociedad no aprueban las cuotas como medio para conseguir la paridad. Los hombres se declaran discriminados y las f¨¦minas insisten en que no necesitan ayudas para progresar.

"La acci¨®n positiva es una medida temporal ante las desigualdades. Hablar de val¨ªa es individualista: nuestros derechos son fruto de la lucha de otras mujeres. Nunca ha extra?ado la cuota de tener un 100% de hombres", argumenta Moyua. Arteaga insiste en el peligro de que, ante formas de machismo m¨¢s sutiles, las j¨®venes no se sientan discriminadas, "hasta que las desigualdades son muy flagrantes, y para entonces es dif¨ªcil salir de ese engranaje".

La conquista femenina de espacios p¨²blicos no ha venido acompa?ada de la implicaci¨®n de los hombres en lo privado: el cuidado del hogar y la familia. A falta de un reparto de tareas, las mujeres soportan una doble jornada o contratan a otras mujeres para desempe?arlas. Por otro lado, los hombres ven "una amenaza en el discurso feminista en vez de una oportunidad de vivir y convivir mejor", opina Arteaga, y son pocos y desconocidos los grupos de hombres comprometidos con la lucha contra la violencia dom¨¦stica.

Por ello, las pol¨ªticas dirigidas a varones son uno de los principales retos de futuro. Emakunde present¨® a finales de 2007 el programa Gizonduz, que incluye 19 medidas como gu¨ªas y planes de formaci¨®n.

Otro avance fundamental en este a?o ser¨¢ crear en todos los departamentos del Gobierno unidades que estudiar¨¢n si cada ley que se intente aprobar se adapta a las necesidades de mujeres y hombres, y contribuye a paliar las desigualdades. Moyua prev¨¦ que esta estrategia "caer¨¢ en cascada sobre el resto de administraciones y tendr¨¢ efectos en todas las ¨¢reas, desde Empleo a Cultura".