Triqui?uelas con vitola universitaria
"Memoria Hist¨®rica y una visi¨®n hemipl¨¦jica del totalitarismo" es el t¨ªtulo de un art¨ªculo publicado recientemente en prensa. Su autor, el profesor universitario de Historia de las Ideas Alejandro D¨ªaz, afirma que la Ley de Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica persigue identificar a la tropa del PP -y l¨®gicamente a sus jefes- como herederos sociol¨®gicos del franquismo y que vulnera el consenso constitucional. Y lo peor, seg¨²n el profesor, es que, a ra¨ªz de la presentaci¨®n de esta Ley, puede estarse conformando un patrimonio cultural com¨²n para una visi¨®n hemipl¨¦jica de un totalitarismo que, condenando el procedente de la derecha, est¨¦ edulcorando e incluso trabajando para aceptar sin reservas el de izquierda.
Todo su af¨¢n est¨¢ en conseguir un hipot¨¦tico igualamiento entre dictadura de derechas y dictadura de izquierdas. Pues bien, este modesto sesent¨®n le dice sencillamente: se?or Diz, a estas alturas de la historia, todas las dictaduras son de derechas, aunque algunas lleguen a viejas pregon¨¢ndose izquierdistas. Populismos que arrancaron con connotaciones de izquierdas, en cuanto cuajaron en dictadura fueron objetivamente dictaduras de derechas. Per¨®n, el franquismo, el nazismo, el fascismo, el estalinismo y Sadam Hussein, el castrismo y cuantas dictaduras fueron y son, se sit¨²an en el conservadurismo, en la negaci¨®n de la libertad, en el nepotismo, en la corrupci¨®n total, en la explotaci¨®n de la ciudadan¨ªa por unos pocos privilegiados. Eso s¨ª, dictadores como Pinochet y otros muchos gozaron y gozan de buenas relaciones con gobiernos de pa¨ªses democr¨¢ticos gobernados con clara vocaci¨®n de derechas.
Entendiendo izquierda pol¨ªtica como se entiende hoy en Europa, o sea, como dem¨®cratas que ponen el acento en el mejoramiento colectivo m¨¢s que en el enriquecimiento personal, en la preeminencia de la igualdad pol¨ªtica y los valores constitucionales, en la briega por extender los derechos individuales y colectivos frente a los intereses de acaparadores sin escr¨²pulos, no deber¨ªan existir dudas acerca del car¨¢cter derechista de cualquier dictadura.
El profesor Diz intenta amontonar argumentos que llegan a la conclusi¨®n del "y t¨² m¨¢s", sac¨¢ndole punta a la Ley 52/ 2007, de 26 de diciembre, que reconoce y ampl¨ªa derechos y establece medidas a favor de quienes padecieron persecuci¨®n o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Pero Diz no ha le¨ªdo la Ley de Memoria Hist¨®rica ni su articulado ni su exposici¨®n de motivos. Dice la Ley en su pre¨¢mbulo, textualmente: "El esp¨ªritu de la Transici¨®n da sentido al modelo constitucional de convivencia m¨¢s fecundo que hayamos disfrutado nunca...pese al esfuerzo legislativo, quedan a¨²n iniciativas por adoptar para dar cumplida y definitiva respuesta a las demandas...se trata de peticiones leg¨ªtimas y justas que nuestra democracia, apelando de nuevo al esp¨ªritu fundacional de concordia y en el marco de la Constituci¨®n, no puede dejar de atender". Cierto: los dem¨®cratas y la democracia espa?ola tienen todav¨ªa alguna deuda pendiente con los miles de precursores dem¨®cratas que la guerra civil y la dictadura franquista masacraron. De esto trata todo el articulado de la Ley.
El se?or Diz no habla de que la Ley intente dar la vuelta a la tortilla, pero todo su art¨ªculo va encaminado a eso y a algo m¨¢s siniestro: viene a decir que la ley es la base ideol¨®gica para el resurgir de un nuevo totalitarismo. Y se queda tan pancho. Parece mentira que todo un profesor universitario de historia de las ideas olvide que la Constituci¨®n de 1978 ya, en s¨ª misma, signific¨® girar hacia la democracia.
La ley estatal es reparadora y continuadora de otras iniciativas que la democracia ya tom¨®: amnist¨ªas, compensaciones econ¨®micas por a?os de c¨¢rcel, etc. y cooperar¨¢ decididamente a localizar y enterrar dignamente a los muertos que defendieron la legalidad republicana y lucharon contra la dictadura y por la democracia. A los otros muertos ya los enterraron con honores, a veces con fanfarria triunfal.
?Puede alguien con dos dedeos de sentimientos democr¨¢ticos, pensar que enterrar dignamente a sus muertos es un nuevo acto de una incipiente dictadura de izquierdas? Pues el mentado profesor termina su largu¨ªsimo art¨ªculo diciendo que, de consolidarse esa visi¨®n hemipl¨¦jica del totalitarismo, "nos acercar¨ªamos peligrosamente por correa simp¨¢tica a ideolog¨ªas y reg¨ªmenes de populismo totalitario que est¨¢n floreciendo en otras partes del mundo, de manera especial en Iberoam¨¦rica".
Si me lo cuentan, no me lo creo: Pero as¨ª son las triqui?uelas y tranfullas de un profesor con vitola universitaria.
Fernando Soto Mart¨ªn es comisario para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, adscrito a la consejer¨ªa de la Presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa.
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