Los dem¨®cratas buscan limitar los da?os de la lucha Obama-Clinton
El empate amenaza con prolongarse hasta la convenci¨®n
F¨ªsica y financieramente agotados -Hillary Clinton tuvo que poner ayer cinco millones de d¨®lares (3,5 millones de euros) de su propio bolsillo para seguir la pelea-, los candidatos dem¨®cratas afrontan a partir de ma?ana nuevas elecciones con serias dudas de que ninguno de ellos sea capaz de declararse vencedor en las urnas. El Partido Dem¨®crata se prepara ya para intentar resolver con el menor da?o pol¨ªtico posible un previsible empate del que s¨®lo se puede salir con una negociaci¨®n.
La senadora pone 3,5 millones de su propio bolsillo para pagar la campa?a
As¨ª como John McCain es ya, de hecho, el candidato republicano a la presidencia -s¨®lo le queda, y lo har¨¢, unificar al partido a su alrededor-, el supermartes dej¨® la evidencia de que Clinton no es capaz de descolgar a Barack Obama. La senadora obtuvo unos 45.000 votos m¨¢s que su rival en una jornada en la que participaron m¨¢s de 15 millones de electores. Obama gan¨® en m¨¢s Estados y ambos est¨¢n virtualmente igualados en n¨²mero de delegados (el recuento de ¨¦stos es impreciso por el complicado sistema que se usa para su elecci¨®n).
Obama no ha tenido inconveniente en admitir despu¨¦s del supermartes que Clinton es "la favorita en cada Estado". Pero lo hace m¨¢s bien para rebajar algo las alt¨ªsimas expectativas creadas en torno a su propia candidatura, que ciertamente volaba sobre una nube de contagioso entusiasmo popular.
La verdad es que Obama es consciente de sus posibilidades. Sabe que puede ganar bastantes de las elecciones pendientes, en lugares importantes, como el propio Estado de Washington, un escenario de votantes blancos, educados, progresistas y pr¨®speros muy acorde con el perfil que respalda al senador.
Pero tambi¨¦n es consciente de sus limitaciones y est¨¢ preparado para dificil¨ªsimas elecciones despu¨¦s en sitios como Ohio, donde abunda el votante dem¨®crata de clase baja y trabajadora, m¨¢s inclinado por Clinton, y Tejas, donde Obama se las tiene que ver de nuevo con su peor clientela, los hispanos. Con mucha raz¨®n, el diario The Wall Street Journal resum¨ªa ayer la situaci¨®n en los siguientes t¨¦rminos: "Clinton necesita dinero; Obama, latinos".
Pues bien, si cada uno sigue teniendo lo que le falta al otro -Obama est¨¢ recolectando a un ritmo de tres millones de d¨®lares diarios gracias a cheques de 10 y 20 d¨®lares de miles de peque?os donantes-, es muy probable que ninguno gane. O que no gane con una diferencia suficiente como para proclamarse vencedor antes de la convenci¨®n de finales de agosto en Denver (Colorado). Y entonces entra ya en acci¨®n toda esa complicad¨ªsima estructura de superdelegados (los cerca de 800 delegados que no son elegidos por los votantes, sino designados por la direcci¨®n del partido) y hasta podr¨ªa Clinton tener la tentaci¨®n de reclamar los puestos que gan¨® en Florida y Michigan porque Obama respet¨® la decisi¨®n del partido de anular las elecciones en esos Estados.
Ese escenario es la pesadilla actual de los dem¨®cratas. El presidente del partido, Howard Dean, ha admitido que no descarta la posibilidad de que haya que negociar. "Si no es posible que salga de las primarias, tendremos que elegirlo entre todos y encontrar alg¨²n tipo de arreglo", ha manifestado.
Ese arreglo no es f¨¢cil ni puede imaginarse otro que una candidatura conjunta de Clinton y Obama. Es la opci¨®n favorita de la mayor¨ªa de los votantes dem¨®cratas, pero es una opci¨®n muy dif¨ªcil. Uno puede imaginarse a Obama como vicepresidente, adquiriendo experiencia y popularidad para volver a ser candidato dentro de ocho a?os, todav¨ªa joven. Pero es m¨¢s dif¨ªcil imaginarse a Hillary Clinton a las ¨®rdenes de su actual rival.
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