Pirata de Penzance
Cerca de Penzance en Cornwall y en un breve puerto llamado Mousehole se ha confirmado la muerte de Julio Trujillo. Navega, querido capit¨¢n, que nos vemos en tus letras
En la ¨®pera bufa Los piratas de Penzance aparece un joven aspirante forzado a ser pirata al filo de cumplir 21 a?os (la cifra con la que podr¨ªa jubilarse de su atadura a la pandilla de piratas), pero habiendo nacido un 29 de febrero el inocente aventurero tendr¨¢ que andar de garfio y espada hasta los 63 a?os por la desgracia o enredo de haber nacido bisiesto. Cerca de Penzance en Cornwall y en un breve puerto llamado Mousehole se ha confirmado la muerte de Julio Trujillo.
He escrito que el mar es ahora un verso donde boga ya para siempre y con una edad que ha de congelarse bisiesta quien fuera un amigo enigma y carism¨¢tico. Bastaba verlo andar para confirmar la proyecci¨®n de un rayo c¨®smico hipn¨®tico capaz de erizar el deseo de las mujeres encandiladas y la mirada de sus lectores. Un editor de trayectoria notable ya en Alfaguara, Conaculta, la UNAM o en esa nao llamada Letras Libres tanto en su edici¨®n de An¨¢huac como en la conquista de Espa?a. A lo largo de los a?os le tocaron a no pocos p¨¢rrafos m¨ªos anidarse y arriesgarse en sus manos para llegar a la imprenta y la confianza con cari?o nos hizo sincronizar dolorosamente la cacofon¨ªa de por lo menos una enfermedad en com¨²n: juntos hablamos de desolaciones y descalabros, de la amarga saliva de los amaneceres salidos del olvido y la culpa, la desesperaci¨®n ante no pocos desahucios y las ganas de esfumarse.
Esfumar como quien se entrega al mar. El mismo mar de los versos circulares que hac¨ªan del poema vital una larga y extensa s¨ªlaba hilada donde el Poeta parece verse a s¨ª mismo andando all¨¢ adelante en el sendero de un bosque o flotando en altamar a unas tantas brazadas de s¨ª mismo. El poeta apura entonces los pasos alejandrinos o nada para acercarse al joven que fue en un ayer y toc¨¢ndose el hombro reconfortarse as¨ª sea casi sin aliento. El poema se desdobla en c¨ªrculos conc¨¦ntricos, como cuando arrojamos una piedra sobre la superficie del espejo y el abrazo consigo mismo alejado de rimas marca un ritmo biogr¨¢fico. Lunar y lun¨¢tico, el Poeta habla en silencio y lo escuchan las olas, hace eco en acantilados del alma y el agua rompe todas las distancias donde ahora quedan a?ejadas las deudas y dolores, las ca¨ªdas pasadas y los errores para volverse espuma¡ y Julio Trujillo, ya para siempre con la edad bajo los p¨¢rpados queda en la mirada de sus hijos, en las conversaciones ya memorizadas y en sus libros que seguiremos leyendo como quien se acerca a un pirata involuntario, alma entre llamas y liberada de los demonios.
Duele el silencio y arde la sola idea del mar helado, las palabras en reposo y la ins¨®lita confirmaci¨®n de un vac¨ªo en medio del agua. Un hoyo en las olas y un nudo en la garganta, los abrazos pendientes y la p¨¢gina de tinta por venir, la sonrisa insinuada en la comisura derecha de los labios y la ceja arqueada de cinemat¨®grafo; el ritmo sosegado de un poema en ingl¨¦s, repetido como ritmo cardiaco en esos acantilados de la punta extrema de una inmensa isla que boga en los mares del norte tan cerca de Irlanda. Adem¨¢s, es inevitable leer en su Jueves de Julio la luminosa sombra de David Huerta en su Incurable y el fantasma de Gilberto Owen que le hered¨® a Trujillo su ¨²ltimo tweet (ese enrevesado mecanismo que a veces nos une): Ya no va a dolerme el mar, porque conoc¨ªa la fuente.
Duele el interminable silencio y la profundidad ignota bajo las olas del olvido y la rabia. Duelen p¨¢ginas deshojadas como oto?o inalcanzable y tanta carcajada compartida, pero me alivia intentar abrazar aqu¨ª a los tuyos tan tuyos y a los muchos lectores que te lloran hoy. Navega, querido Julio capit¨¢n y pirata, que nos vemos en tus letras y te leo en la memoria donde tristemente confirmo que el mar es un verso.
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