Vida de titiritero
El a?o pasado escrib¨ª aqu¨ª: "Pepe Otal, director del Grupo Taller de Marionetas, tiene escuela y taller en la calle de la Gu¨¤rdia, en el Raval, donde organiza cada mes una velada de poetas y titiriteros, 'los ¨²ltimos artistas marginales que quedamos', dice. Estas veladas se prolongan hasta bien entrada la madrugada... Envueltos en una atm¨®sfera de cuento, sobre la tarima del teatrillo se alternan los poetas que recitan sus composiciones con los titiriteros que manejan sus mu?ecos, y as¨ª la antigua farsa sigue hasta el alba...".
Quiz¨¢ con aquellas frases no hice justicia a la rom¨¢ntica extravagancia del taller y a su naturaleza intersticial. El encanto del lugar emanaba, por supuesto, de la personalidad del due?o, marinero varado, artista callejero, tipo aventurero y marginal dentro de una especialidad teatral ya de por s¨ª marginal. Eran legendarias su independencia y la generosidad con que compart¨ªa sus conocimientos con los alumnos que se acercaban por el taller para aprender la t¨¦cnica de las marionetas.
Ahora Luis Mart¨ªn est¨¢ levantando el inventario de machos cabr¨ªos de cart¨®n, diablos y esqueletos de madera, damas con miri?aque y caballeros de sable y casac¨®n, el delirante repertorio de hom¨²nculos de aquella cueva de Al¨ª Baba que se abr¨ªa en el coraz¨®n del Barrio Chino; se abr¨ªa, pues Otal, nacido en Albacete en 1946, muri¨® el pasado verano, como inform¨® en su d¨ªa este diario. Muri¨® en Cerde?a, durante un festival internacional de t¨ªteres, poco despu¨¦s de la ¨²ltima representaci¨®n de su versi¨®n de La divina comedia, un espect¨¢culo que en compa?¨ªa de su viejo camarada de bohemia y t¨ªteres Pep G¨®mez hab¨ªa representado por todo el mundo con gran ¨¦xito. Pep me ha contado que despu¨¦s de sufrir los dos primeros infartos Otal todav¨ªa tuvo tiempo de que el m¨¦dico le visitase, viese que ten¨ªa la presi¨®n alt¨ªsima, le administrarse cinco o seis grageas y le preguntase:
-?Bebe?
-Si... ma soltanto la birra.
-?Fuma?
-Si... ma soltanto la pipa.
Precisamente ayer me lleg¨® el libro de Toni Rumbau Malic. L'aventura dels titelles, con un cap¨ªtulo donde el fundador del teatro Malic cuenta los dos traumas que forjaron el car¨¢cter de Otal: el primero, una tormenta en alta mar que se prolong¨® durante cuatro d¨ªas y en la que, atado al tim¨®n para que no le arrebatase una ola, estuvo cien veces a punto de perecer. La segunda, a¨²n durante el franquismo, fue el infundio que circul¨® por el Institut del Teatre, cuando ¨¦l estudiaba all¨ª, de que era un confidente de la polic¨ªa. "Injustamente acusado, se le hizo el vac¨ªo, para acabar siendo expulsado de los c¨ªrculos politizados y catalanistas del Institut, los futuros amos del teatro catal¨¢n. (...) Opt¨® por situarse al margen, abrazando para siempre una opci¨®n de vida basada en la no ambici¨®n, en el ir haciendo y en el trabajo abnegado en el taller, como una especie de monje artista y laico que ha hecho votos de pobreza y marginalidad, pero no de castidad".
Anoche estuve en el Antic Teatre, al otro lado de La Rambla y muy cerca del Palau de la M¨²sica, para ver Cabaret de paper, el espect¨¢culo de papiroflexia de Pep G¨®mez y Mina Ledergerber, o sea Pepino Cartone y Liberatta LaBianca. Pep, encuadernador y profesor entre otros oficios, pero sobre todo titiritero, colabor¨® durante cerca de 30 a?os con Otal en sus dramaturgias. En La divina comedia encarnaba a Dante.
El escenario era negro, negro el suelo, y mientras Pep doblaba y desplegaba h¨¢bilmente sus figuras de papel, Liberatta cantaba Lili Marlene, Les amants d'un tour y otras bellas melod¨ªas, y tocaba un acorde¨®n del que colgaba una gran, hipn¨®tica caricatura de Otal, con su calva y su barba blanca, sentado al piano...
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