Al volante hasta Dubrovnik
HACE MUCHOS a?os, siendo casi una ni?a, un familiar me ense?¨® las fotos de su viaje a Dubrovnik y me qued¨¦ enamorada de la ciudad. Por fin decid¨ª emprender con mi familia un viaje a Croacia, as¨ª que hicimos todos los preparativos y desde Venecia, con un coche alquilado, iniciamos nuestra aventura.
Visitamos en primer lugar el parque nacional de los Lagos de Plitvicka, un para¨ªso de la naturaleza. Encajados en la monta?a caliza, diferentes lagos vuelcan su agua unos en otros, mediante un sistema de cascadas, arroyos, pozas y r¨¢pidos, y todo ello rodeado por el verde de las hayas y el color plateado de las hojas de los sauces.
Pasamos por Split, una ciudad moderna y un importante puerto sobre el Adri¨¢tico, pero resulta sorprendente darse cuenta de que el casco antiguo procede del aprovechamiento a lo largo de los siglos del palacio romano del emperador Diocleciano.
Poco despu¨¦s de Split se termina la autopista y hay que seguir por la carretera costera. El paisaje es espectacular: el mar, de color turquesa intenso; la costa, muy recortada con numerosas pen¨ªnsulas, islas e islotes. En ocasiones, la monta?a se precipita sobre el mar, formando acantilados abruptos salpicados de peque?as calas. El viaje se hizo lento y dif¨ªcil.
Por fin llegamos a Dubrovnik. La casa, situada en la parte alta de la ladera, era simple, en algunos detalles inacabada, pero la vista no ten¨ªa precio. Desde all¨ª se divisaba toda la ciudad antigua, construida en una pen¨ªnsula que se proyecta sobre el mar y rodeada por completo de una muralla, con sus torreones medievales; intramuros, los tejados de las iglesias, palacios y viviendas se escalonan hacia la calle principal, llamada Plaka, que atraviesa toda la ciudad desde la entrada al puerto, donde est¨¢ la Torre del Reloj, hasta la puerta principal de las murallas, junto a una enorme fuente. Es una calle extraordinaria, de una simetr¨ªa absoluta, pavimentada en piedra y flanqueada por edificios al estilo renacentista. Y en las noches de verano est¨¢ repleta de turistas. Dimos un paseo, y me impresionaron algunas logias de gran belleza y la animaci¨®n que rodeaba el peque?o puerto.
Al d¨ªa siguiente, cuando dimos el tradicional paseo por encima de toda la muralla -desde donde se tienen magn¨ªficas vistas sobre la ciudad, el mar y el peque?o puerto-, nos fijamos en el tr¨¢nsito continuo de aviones que tomaban agua en el mar y la vert¨ªan en el monte, hasta conseguir extinguir la ola de incendios.
Nuestro periplo termin¨® con una visita a la isla de Korcula, que tambi¨¦n posee un casco antiguo medieval impecable, a modo de una Dubrovnik en miniatura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.