Sergio Prego, el artista que vuela
Levita, fotograf¨ªa explosiones, recorre a toda velocidad ciudades inhumanas sin tocar el suelo? El artista donostiarra afincado en Nueva York nos recibe en su estudio y explica la obra que presentar¨¢ en el 'stand' de EL PA?S en Arco.
Serr¨® el techo de su casa, y su mujer le grab¨® en v¨ªdeo mientras ¨¦l estaba suspendido boca abajo. La cabeza contra la pared, pegada al suelo; los pies, en diagonal, flotando, al aire. Su figura est¨¢tica, recortada contra una luz gris que entra por la ventana, divide el ¨¢ngulo en dos partes iguales. La c¨¢mara se mueve, ofrece distintas perspectivas. Esta idea llevaba cuatro a?os rond¨¢ndole a Sergio Prego (San Sebasti¨¢n, 1969). Dice que imaginaba una figura diagonal dentro de un espacio. En enero cobr¨® vida, en su vivienda y con su propio cuerpo. Bisectriz es el resultado de esta inquietante locura dom¨¦stica; el nuevo trabajo que este artista, afincado en Nueva York, presentar¨¢ en el stand de El PA?S en Arco, que se inaugura el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en Madrid.
Suelos de madera pintados en un rojo desva¨ªdo, una cocina, una chimenea blanca y dos cuartos abiertos al sal¨®n, por donde asoman ordenadores y cables, aportan un aire casero al estudio que comparten Sergio Prego e Itziar Okariz, situado justo encima de su apartamento, en Brooklyn. "?sta es la calle m¨¢s fea de Green?point", bromea al mirar por la misma ventana que arroja un chorro de luz mate en su nuevo trabajo. All¨ª, una inquietante figura enrarece el territorio dom¨¦stico. Prego en diagonal, suspendido en el aire, funciona como un vector que transporta este cuarto a la sala de exposici¨®n. "En Bisectriz trabajo con mi cuerpo para incidir en determinadas relaciones del individuo con el espacio de representaci¨®n", explica.
La ciencia-ficci¨®n no es ajena a la atm¨®sfera de sus trabajos. "Me gusta este g¨¦nero porque pone en cuesti¨®n la naturaleza artificial de lo que se est¨¢ generando. Hay un momento de reflexi¨®n sobre el hecho mismo de hacer la pel¨ªcula o escribir la novela", explica. A la magia y el escapismo tambi¨¦n ha llegado a trav¨¦s de los libros. "Por medio del lenguaje, los magos po??nen en cuesti¨®n la forma en que entendemos el mundo. Y en este sentido, su trabajo es pareci?do a lo que hacemos los artistas".
Ni en f¨¢bricas, ni en calles: Prego ha querido rodar en casa. "Las estrategias tradicionales sacan de contexto la narraci¨®n: filmas en un estudio que puede estar en cualquier lugar. Yo introduzco alg¨²n elemento de la realidad que se va filtrando en la historia y va creando un conflicto entre las dos cosas y, a la vez, verosimilitud". Un elemento, este ¨²ltimo, que Prego echa de menos en las pantallas comerciales. "El dispositivo de representaci¨®n ha llegado a tal nivel en el cine que es imposible creerse nada. Las pel¨ªculas de hace 20 a?os eran mucho m¨¢s cre¨ªbles. Lo virtual es un fracaso en el cine".
El ordenador, sin embargo, desempe?a un papel importante en las piezas de este artista, representado por la galer¨ªa Soledad Lorenzo en Madrid y por Maupin Lehmann en Nueva York. El medio digital le permiti¨® obtener el plano de seguimiento o efecto Matrix antes de que se estrenara esta pel¨ªcula. "La t¨¦cnica ya estaba ah¨ª. Es muy parecida a la que usaba Muybridge. Aunque casi todas sus fotos eran secuencias temporales, tiene unas series de im¨¢genes de un momento espec¨ªfico captadas desde un mon?t¨®n de puntos de vista. Es la tecnolog¨ªa lo que nos hace ver el tiempo y el espacio de una forma distinta", asegura. Tetsuo, Bound to fail (1998) fue uno de los primeros v¨ªdeos que mont¨® a partir de cientos de fotos tomadas por varias c¨¢maras en un mismo instante. En aquella pieza, Prego levitaba sobre un fondo de gr¨²as y na?ves industriales. En Home (2001), un l¨ªquido viscoso salpicaba su rostro. Con Cowboy inertia creeps (2003) se anim¨® a reptar por una ciudad deshumanizada. En 2006, 40 c¨¢maras le permitieron sacar m¨¢s de mil fotograf¨ªas de las 17 explosiones que efectu¨® en una f¨¢brica de Bilbao, que crearon las nubes que bailan en Black monday (2006). "Pude cosificar el accidente. Hay referencias al cine y a la linealidad de cualquier historia, pero yo intento trabajar en ese l¨ªmite en que empieza a despegar, pero no deja de ser real".
Hace 13 a?os, Prego y Okariz llegaron a Nueva York, y hace 10, a esta casa que contradice la idea de que todo artista, en esta ciudad, vive en un loft. Unos cursos en Arteleku junto a Txomin Badiola les animaron a dar el salto. ?l apela a razones que van m¨¢s all¨¢ del arte para explicar su decisi¨®n de quedarse. "Me gusta la ciudad a nivel de identidad. En Espa?a y en el Pa¨ªs Vasco tengo una identidad conflictiva, indefinida. Aqu¨ª me siento muy c¨®modo. Hay una tradici¨®n que entiende que la cultura local se construye con la cultura de fuera, as¨ª que ¨¦ste es el ¨²nico lugar del que me puedo sentir parte".
Su tenacidad y decisi¨®n le valieron un sitio en el estudio de Vito Acconci. La colaboraci¨®n con ¨¦l se prolong¨® cuatro a?os, hasta 2002. Impecablemente vestido de negro, con media sonrisa y voz ronca, el artista habla de Prego, esta vez s¨ª, en un loft atestado de libros y fotograf¨ªas. "Aqu¨ª s¨®lo hay arquitectos e ingenieros trabajando. ?l era el ¨²nico artista. Sergio se reinvent¨® la manera de hacer maquetas". Poeta, performer transgresor, videoartista, fot¨®grafo, pintor y escultor, Acconci subraya su actual distanciamiento de la escena art¨ªstica a favor de la arquitectura: "A m¨ª ya no me interesa el arte. Quiero formar parte de las cosas, y el arte puede ser demasiado visual". En Estados Unidos piensa que todo est¨¢ envuelto de demasiado dinero y se pregunta qu¨¦ espacio queda.
Dice que se mantiene alejado de ese mundo, pero le gusta la forma en que su antiguo colaborador se enfrenta a su trabajo: c¨®mo ha construido su propia t¨¦cnica de bricolaje, solo y con herramientas b¨¢sicas. "Sergio llega a las cosas de una manera muy directa a partir de un m¨¦todo simple. Hace cosas que en las pel¨ªculas se ejecutan de una manera h¨¢bil y artificial, y las convierte en algo distinto. Usa la discontinuidad para llegar a la continuidad". Prego se muestra de acuerdo con ¨¦l: "A nivel personal es muy importante trabajar de una forma natural con los medios que tengo a mi alcance y no subordinarme a toda una estructura de producci¨®n para obtener un resultado determinado".
El artista vasco rechaza la etiqueta que enmarca su trabajo en el binomio espacio y cuerpo. Sospecha que detr¨¢s de esta f¨®rmula descriptiva se esconde una limitaci¨®n. "Todo tiene una relaci¨®n con el espacio y el cuerpo. En las esculturas de Serra todo est¨¢ hecho con relaci¨®n al cuerpo, pero nadie habla de ello". Junto a Acconci aprendi¨® a no temer a la ingenier¨ªa. Creativo y obstinado, Prego se propuso poner las paredes en movimiento, y lo logr¨® en Winter star (2003), una instalaci¨®n, sin cuerpos de por medio, en la que unos enormes muros se desplazaban y torc¨ªan. "No puedo transformar las leyes f¨ªsicas, pero s¨ª la manera de percibirlas", dice. Aquel trabajo le meti¨® de lleno en el automatismo neum¨¢tico. Ha retomado esta t¨¦cnica en Secuencia de diedros (2007), una de las 12 piezas creadas por j¨®venes artistas vascos, que el Guggenheim encarg¨® y mostr¨® para conmemorar su d¨¦cimo aniversario.
Una escultura con forma de v¨ªdeo. As¨ª es como a Prego le gusta pensar en Bisectriz. "Conceptualmente, todo lo que hago est¨¢ relacionado con la escultura, pero a menudo uso otros medios para hacerla. No me considero un videoartista", afirma. El movimiento minimal marca el punto de inflexi¨®n del arte contempor¨¢neo que m¨¢s le interesa. "La escultura pas¨® entonces a estar en el mismo espacio de representaci¨®n que el mundo real: baj¨® y se convirti¨® en peana". El artista relaciona su nuevo trabajo con Anti y Para, los v¨ªdeos que realiz¨® inspir¨¢ndose en Caminando sobre la pared, la performance que en los setenta realiz¨® la norteamericana Trisha Brown en el Whitney Museum.
Prego grab¨® de frente, y el espectador ya no sabe por qu¨¦ los caminantes llevan arneses o si el lugar por el que transitan es suelo o pared. ?l piensa que si en el siglo XX los artistas se colocaron dentro del lienzo, ahora ha llegado la hora de iluminar los m¨¢rgenes y dejar claro, al fin y al cabo, que se trata de una narraci¨®n enmarcada. "Mi trabajo se puede considerar barroco o posmoderno porque te hace consciente de los l¨ªmites. Deconstruye a otro nivel esos elementos de narraci¨®n". Los renglones caminan ahora por la pared. Para Acconci, la vuelta atr¨¢s se mueve en una direcci¨®n insospechada. "Lo que ocurri¨® en los sesenta y setenta est¨¢ de alguna manera restringido a ese momento hist¨®rico. Los medios t¨¦cnicos y electr¨®nicos de los que ahora se dispone hacen que la revisi¨®n sobre el pasado ocurra en un marco muy distinto, un contexto que no pod¨ªamos ni siquiera imaginar entonces".
Los v¨ªdeos y esculturas de Prego se han mostrado en el P.S.1 del MOMA, en la Bienal de Venecia, en Basilea y, m¨¢s recientemente, en el Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga. Ahora prepara nuevas piezas para el Musac de Le¨®n y el Marco de Vigo.
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