?Has pecado, Lamela!
Como se lo han dicho por las buenas y por las malas y no atiende a razones. Como es un hecho que en cualquier pa¨ªs decente, por una pifia similar, hubiesen ca¨ªdo tirios y troyanos, pero aqu¨ª, como quien oye llover..., el se?or Manuel Lamela necesita m¨¢s que nunca de nuestra ayuda para comprender lo que pasa. La cosa es simple: ha cometido aut¨¦nticas barbaridades en su etapa de responsable de la sanidad p¨²blica madrile?a y le ha llegado la hora de apechugar.
Es cuesti¨®n de m¨¦todo. Puede que un problema de lenguaje moral. Est¨¢ visto que no se aviene a razones pol¨ªticas. El haber intentado hundir la carrera de un grupo de m¨¦dicos que, sencillamente, hac¨ªan su trabajo junto al doctor Luis Montes; denigrarles, perseguirles como en una caza de brujas, humillarles p¨²blicamente sin ning¨²n motivo como se ha demostrado, le resbala.
Ha cometido verdaderas barbaridades en su etapa de responsable de la sanidad p¨²blica madrile?a
Han implantado la agon¨ªa p¨²blica en la Comunidad de Madrid. Es el tiempo de las tinieblas
Tampoco le afectan los argumentos jur¨ªdicos. Interpreta un fallo meridiano -que libra a todo el equipo del hospital Severo Ochoa de cualquier sospecha- como le da la gana. Lo m¨¢s efectivo ser¨¢, por tanto, aducir los argumentos que mejor entienden ¨¦l, los chicos de Esperanza y la l¨ªnea dura del PP, por lo visto, a estas alturas del partido, la ¨²nica que existe.
Habr¨¢ que explic¨¢rselo entonces en clave religiosa. Coger el catecismo a saco y darle con ¨¦l en los morros. Tendr¨¢ que afrontarlo en esos t¨¦rminos y correr al confesionario. A uno de confianza si quiere, que le ponga poca penitencia, pero que le deje claro el prop¨®sito de enmienda. Es hora de que alguien le diga a Lamela lo siguiente: hijo m¨ªo, has pecado. Has pecado y mucho.
Por lo menos, en la cuenta, sale uno mortal y otro capital. Empezamos por lo menos grave, el capital. De los siete, ha ido a caer en el que m¨¢s delito pol¨ªtico tiene: el de soberbia. Su empecinamiento en que lo que hizo estuvo bien y que volver¨ªa a repetirlo tiene bemoles. En cuanto al mortal, que duele lo suyo, Lamela ha pecado contra el octavo mintiendo como un poseso. Yo, humildemente, le recomendar¨ªa una visita a Rouco para una bendici¨®n r¨¢pida, que anda la mar de enrollao con los suyos ech¨¢ndoles todos los cables que puede en campa?a a base de esas homil¨ªas sopor¨ªferas que se marca.
Honestamente, es la ¨²nica manera que se me ocurre de hacer entrar en raz¨®n a este pobre descarriado. Porque si nos diera por repetir la cadena de ofensas y errores que ha cometido desde que en buena hora puso en manos de la justicia aquella denuncia an¨®nima, no va a servir de nada. Le entrar¨¢ por un o¨ªdo y le saldr¨¢ por otro. A ¨¦l, a su valedora Aguirre y al sustituto G¨¹emes.
Las razones pol¨ªticas, ellos, se las pueden pasar por el forro. Pero son tan incontestables, que la actitud de desprecio ol¨ªmpico a la ciudadan¨ªa y a los afectados adoptada por la tropa da tanto asco que no est¨¢ dem¨¢s ahondar. Aunque s¨®lo sea por los que leen en clave laica. Produce sofoco, para empezar, que el pavo estuviera en Baqueira, de vacaciones, y no se dignara a volver. Demuestra toda su bajeza no pidiendo perd¨®n a los afectados. Mintieron, todos, cuando en pleno cacao dijeron que si hab¨ªan cometido un error, lo subsanar¨ªan restituyendo a los perseguidos en sus puestos. Miente G¨¹emes ahora manipulando cifras y datos cuando dice que ha mejorado la situaci¨®n desde que se fueron los destituidos.
Pero el da?o ya est¨¢ hecho. Su objetivo, cumplido. Lo saben y se alegran. Quieren desactivar en lo que de ellos depende el derecho a una muerte pl¨¢cida. Han implantado la agon¨ªa p¨²blica en toda la Comunidad de Madrid. Es el tiempo de las tinieblas. El regreso de una inquisici¨®n con sonrisa de hielo y mal¨¦fica que juega al golf al tiempo que pisotea los derechos de todos los ciudadanos. Y como aquello les funcion¨®, ahora, en su fanatismo antihumanista y ultramontano, abren el frente contra el aborto.
Saben que, a estas alturas, no hay ley, no hay resortes legislativos, pol¨ªticos ni judiciales que les supongan mayores problemas. Tienen claro que no les parar¨¢ en su cruzada ni Dios, nunca mejor dicho. A no ser que alguien despierte de esta sedaci¨®n tan larga, tan intensa ya y empiece en serio a pedir cuentas.
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