Insensatez electoralista
El modo como ha entrado en campa?a el tema de la inmigraci¨®n es de una irresponsabilidad social sin precedentes en la ya dilatada experiencia de las campa?as electorales en Espa?a. Que la inmigraci¨®n es un tema relevante para buena parte de la ciudadan¨ªa lo sabemos desde hace a?os. Que preocupa a muchos, tambi¨¦n, aunque a unos les preocupa la propia existencia de la inmigraci¨®n y a otros la mala digesti¨®n que la sociedad puede hacer de la realidad migratoria. Sabemos tambi¨¦n que son los sectores m¨¢s populares de nuestra sociedad los que cotidianamente viven directamente las consecuencias de la transformaci¨®n de su entorno con la inmigraci¨®n como tel¨®n de fondo, con todas las consecuencias psicosociales que genera la convicci¨®n de vivir un proceso de cambio general sin control del mismo ni de las consecuencias personales que de ¨¦l van a resultar.
Lo alarmante es que Rajoy lance esas propuestas con el ¨²nico objetivo de obtener votos. Son los votos del miedo.
Que se hable de la inmigraci¨®n no es s¨®lo razonable, sino necesario. Imaginar esta campa?a electoral sin que los candidatos abordasen la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n, hiciesen propuestas y fijasen horizontes a corto y medio plazo ser¨ªa un grave error. De la inmigraci¨®n hay que hablar y hacerlo sin posicionamientos previos que hagan de esta cuesti¨®n o bien un cuento de hadas (?qu¨¦ bonita es la diversidad!) o una historia de terror (?qu¨¦ malos son los inmigrantes!). Pues bien, lo que ahora tenemos entre manos gracias a las aportaciones del PP es una historia de terror. Y a pesar de que falta poco menos de un mes para las elecciones, no creo que a nadie se le escape que proseguir¨¢n el tono y el contenido que Rajoy y otros dirigentes populares han utilizado esta ¨²ltima semana con la inmigraci¨®n. Y ser¨¢ as¨ª por los mismos motivos por los que ha aparecido en campa?a: porque hay una parte del cuerpo electoral espa?ol que al escuchar determinadas propuestas se identifica con ellas.
Rajoy y el PP dicen y proponen medidas que muchos creen que son la soluci¨®n. Por eso los populares lo introducen en su discurso. Poco importa que algunas de esas propuestas ya est¨¦n ahora en vigor. Nada importa si aparecen contradicciones flagrantes en esas propuestas. No parece ser relevante que algunas propuestas hasta ahora no haya sido posible aplicarlas. Vayamos por parte.
Rajoy nos dice que hay que prohibir la ablaci¨®n y la poligamia. Fant¨¢stico. Totalmente de acuerdo. La pregunta es: ?no est¨¢n ya prohibidas y penadas esas pr¨¢cticas en la legislaci¨®n espa?ola? Evidentemente lo est¨¢n, pero Rajoy sabe que la mayor¨ªa de los electores lo desconocen y se lanza a regalar los o¨ªdos de una parte de la opini¨®n p¨²blica con promesas que hoy ya son realidad. Demagogia en estado puro.
Rajoy nos anuncia que prohibir¨¢, a excepci¨®n de Ceuta y Melilla, el uso del hiyab entre las mujeres. Vamos a ver, si tan malo es el uso del pa?uelo en Madrid, Sevilla o Valencia, no encuentro razones para encontrar la bondad de su uso en Ceuta o Melilla. Si la cuesti¨®n, como algunos quieren hacer creer, es de derechos humanos, no creo que en Ceuta o Melilla se tengan que medir los derechos humanos con una vara distinta a la europea. ?No ser¨¢ que en Ceuta y Melilla esperan obtener unos votos de algunos sectores sociales que viven con naturalidad el uso del hiyab?
El PP nos anuncia que en el contrato que propone para los inmigrantes, ¨¦stos se comprometen a dejar el suelo espa?ol si no tienen trabajo. Y si no lo hacen, don Mariano se encargar¨¢ de expulsarlos. Fant¨¢stico, si no fuera porque cuando don Mariano (Rajoy) gobern¨®, el Gobierno (presidido por Aznar) fue incapaz de cumplir y hacer cumplir la ley en lo que a las expulsiones se refiere. ?Estar¨¢ Rajoy, si gobierna, en condiciones de hacer aquello que seis o siete a?os atr¨¢s no hizo? Tengo mis dudas, no s¨®lo porque para la expulsi¨®n se requieren unas coyunturas con el pa¨ªs de origen que no se dan, sino porque la factura de la ejecuci¨®n de una expulsi¨®n no es el precio de un billete de bajo coste ni aprovechar un vuelo con la frecuencia de un puente a¨¦reo. Pero todo esto Rajoy no lo cuenta, y s¨®lo nos promete que ahora har¨¢ lo que antes no hizo.
Son promesas, todas ellas, con cargas de profundidad que demuestran la mala fe de quien las utiliza. ?O no es mala fe anunciar que obligar¨¢ a los inmigrantes a pagar sus impuestos?, ?es que acaso no lo hacen ahora? Evidentemente que s¨ª, y si algunos no lo hacen es por que viven su condici¨®n de irregulares, que los convierte en inexistentes para Hacienda y la Seguridad Social. Que proponga el se?or Rajoy su regularizaci¨®n y ver¨¢ con que satisfacci¨®n cumplen sus obligaciones fiscales.
Rajoy no es tonto. Y su equipo de campa?a tampoco. Saben cu¨¢les son los rumores populares y lo que dicen las encuestas. Y lo alarmante es que se lance a esas propuestas con el ¨²nico objetivo de obtener votos. Son los votos del miedo, los votos de la ignorancia. De un miedo y una ignorancia de muchos ciudadanos que quiz¨¢ podamos incluso comprender, pero que en ning¨²n caso podemos alimentar ni alentar.
Rajoy quiz¨¢ s¨®lo busca votos, pero encontrar¨¢ muchas m¨¢s cosas si persiste en su actitud. Con sus promesas alimenta m¨¢s miedo, m¨¢s ignorancia. ?l y los otros dirigentes siembran las bases del odio y la culpabilizaci¨®n del otro, el inmigrante. Y todo ello a las puertas de una recesi¨®n econ¨®mica de consecuencias sociales desconocidas en la que no es impensable que aparezcan escenarios de confrontaci¨®n con los inmigrantes. Quienes trafican y mercadean con el miedo, los que especulan con la ignorancia jugando al borde del precipicio, no deber¨ªan tener ni tan s¨®lo la oportunidad de ser candidatos a la presidencia de un Gobierno. Si hacen esto para obtener el poder, ?qu¨¦ no har¨¢n si lo llegan a alcanzar?
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