Egipto, un volc¨¢n a punto de estallar
El paro, los altos precios y la pobreza espolean las tensiones sociales
?NGELES ESPINOSA
El jueves por la tarde el City Stars del barrio cairota de Heli¨®polis rebosa de gente y actividad. Cientos de familias de esa incipiente clase media egipcia que ha hecho fortuna trabajando en las monarqu¨ªas petroleras de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga dan testimonio de que sus gustos y aspiraciones no difieren mucho de las de sus semejantes en cualquier capital occidental. Este gigantesco templo del consumo es un ejemplo visible del 7% de crecimiento anual que el Gobierno de Mubarak exhibe como prueba de su ¨¦xito econ¨®mico. Pero toda moneda tiene su cruz.
"El nivel de pobreza da miedo", afirma Eissa, director del diario 'Al Dostur'
Unas horas antes, en el otro extremo de la ciudad, dos largas colas rodean la oficina del registro civil del distrito de Pir¨¢mides, una de hombres y otra de mujeres. Aqu¨ª, quienes no se han beneficiado del boom de la liberalizaci¨®n, las privatizaciones y el turismo, esperan para obtener una de las nuevas tarjetas de racionamiento que les den acceso a los productos subvencionados. Ese cupo de aceite, az¨²car, arroz y lentejas constituye el ¨²nico alivio vital para ese 44% de la poblaci¨®n egipcia que, seg¨²n un reciente informe del Banco Mundial, vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza.
La l¨ªnea de pobreza significa menos de un d¨®lar al d¨ªa, 165 libras egipcias (20 euros) al mes, pero ?cu¨¢ntos m¨¢s de los 76 millones de egipcios no superan las 200 o las 500 libras mensuales? "No s¨¦ c¨®mo lo hacen", admite A. I., una viuda con una profesi¨®n liberal y dos hijos, en una de las modernas cafeter¨ªas del City Stars. "Yo tengo un buen salario, unos 300 euros al mes, pero s¨®lo en la educaci¨®n de mis hijos gasto casi 600. Si no trabajara tambi¨¦n para una empresa extranjera apenas sobrevivir¨ªamos". El pluriempleo es la norma entre quienes tienen la suerte de estar cualificados.
Pero incluso como capataz de obra Abdel Gayyed s¨®lo gana 400 libras. As¨ª que no es oficialmente un pobre. "Descontada la renta del piso, me quedan 325 para comer y dar educaci¨®n a mis cuatro hijos", declara. "?C¨®mo cree que puedo llegar a fin de mes con estos precios?", pregunta mientras espera turno en el registro.
"El nivel de pobreza da miedo", afirma Ibrahim Eissa, director del diario independiente Al Dostur y una de las voces m¨¢s cr¨ªticas con el Gobierno. "Se ha abandonado a la sociedad a su suerte y hasta ahora las corruptelas compensaban la inflaci¨®n, pero desde el a?o pasado los precios aumentan a un ritmo que no hay soborno que lo compense", elabora. "Hasta hace algunos a?os tambi¨¦n ayudaban las remesas de los emigrantes, dos millones en Irak, un mill¨®n en el golfo P¨¦rsico, pero han vuelto, hay mucho paro, los recursos son limitados y no hay desarrollo".
La ansiedad que genera esa situaci¨®n ha quedado patente durante 2007, que los comentaristas han bautizado como "el a?o de las sentadas". Seg¨²n un recuento period¨ªstico, hubo 700 huelgas y protestas laborales en un pa¨ªs en el que las manifestaciones est¨¢n prohibidas. Y la tendencia contin¨²a. "La poblaci¨®n est¨¢ herida", interpreta Eissa, "pero carece de organizaci¨®n pol¨ªtica o sindical; no hay un partido o una corriente capaz de canalizar ese malestar". Al comentarista le preocupa esa situaci¨®n. "Sin duda est¨¢ contribuyendo al aumento del integrismo, del hiyab, de la violencia, de la corrupci¨®n, de las tensiones interreligiosas e incluso de los cr¨ªmenes", a?ade. En noviembre, durante la ¨²ltima conferencia del gobernante Partido Nacional Democr¨¢tico, el Gobierno sonde¨® la posibilidad de suprimir los subsidios (que el a?o pasado ascendieron a cerca de 7.000 millones de euros) por una ayuda en efectivo. El riesgo de estallido popular no s¨®lo ha frenado el proyecto sino llevado a ampliar a otros 15 millones un beneficio que hasta ahora alcanzaba a 40 millones.
"Egipto es como un volc¨¢n a punto de estallar", advierte Eissa. Lo m¨¢s grave, en su opini¨®n, es que "el Estado carece de herramientas para atajar la situaci¨®n porque est¨¢ negando la realidad". De ah¨ª que siga descartando la participaci¨®n pol¨ªtica de los Hermanos Musulmanes (la ¨²nica oposici¨®n con apoyo popular, aunque no tanto como ellos pretenden y el Gobierno dice temer) o esquivando el tema de sucesi¨®n.
Despu¨¦s de Mubarak, ?qui¨¦n?
?Qu¨¦ viene despu¨¦s de Mubarak? "El Marg", responden los egipcios con su habitual sentido del humor. El Marg es la ¨²ltima parada de la l¨ªnea 1 del metro, cuya estaci¨®n central se llama Mubarak. M¨¢s all¨¢ de la broma, los egipcios est¨¢n preocupados con la sucesi¨®n de Hosni Mubarak.
A punto de cumplir los 80 a?os, no ha nombrado un vicepresidente (quien seg¨²n la Constituci¨®n deber¨ªa sustituirle en caso de muerte, como ¨¦l hizo con Sadat), ni ha permitido que surja una figura capaz de darle relevo. Salvo su hijo Gamal, de 44 a?os, que ambos niegan que tenga aspiraciones a la presidencia.
Tal vez, pero para no tenerlas est¨¢ siguiendo una preparaci¨®n pol¨ªtica esmerada. Desde que a principios del a?o 2000 su padre le nombr¨® miembro de la secretar¨ªa general del gobernante Partido Nacional Democr¨¢tico (PND), su influencia dentro del aparato del partido no ha dejado de aumentar. Hasta tal punto de que cuando en 2004 el primer ministro, Ahmed Nazif, nombr¨® a su equipo de Gobierno, se le llam¨® el Gabinete de Gamal porque la mayor¨ªa de los nuevos ministros proced¨ªan del comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica del PND que ¨¦l preside. Hace un a?o, fue Gamal el encargado de anunciar la reanudaci¨®n del proyecto nuclear egipcio en el congreso del partido.
"Est¨¢n dise?ando las reglas del juego de forma que todo le favorezca", apunta Ibrahim Eissa, el director del diario Al Dostur en referencia al cambio constitucional que estableci¨® las condiciones para ser candidato a la presidencia. Pero Eissa parece menos preocupado por esa posibilidad que por la permanencia de Mubarak. "No me importa qui¨¦n venga, quiero que se vaya", resume convencido de que sin su padre, "Gamal no para ni un taxi". "El rechazo a Gamal es generalizado, no s¨®lo entre la oposici¨®n", asegura Diaa Rachwan, del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos del diario Al Ahram. "Su ¨²nica cualidad es ser hijo del presidente", explica antes de incidir en su falta de carisma o de sentido del humor.
Otros analistas apuntan, sin embargo, a que la clave para la sucesi¨®n es el Ej¨¦rcito, cuya postura en ¨¦ste y otros asuntos es un gran misterio para los observadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.