La gestaci¨®n de un monstruo
El Museo de Historia de Catalu?a (MHC) se realiz¨® en un tiempo r¨¦cord entre 1994 y 1996. Deb¨ªa abrirse por Sant Jordi de 2006, pero la convocatoria de elecciones motiv¨® una ca¨®tica inauguraci¨®n en plena campa?a electoral, con museograf¨ªa improvisada, sin extintores y con las escaleras de evacuaci¨®n cerradas. El MHC comenz¨® as¨ª un desgraciado itinerario que culmina con su ya anunciada disoluci¨®n. El MHC fue concebido como un centro de interpretaci¨®n moderno en historia, con museografia en clave did¨¢ctica, l¨²dica e interactiva. La Generalitat poco consciente de la especificidad del centro opt¨® por una direcci¨®n pol¨ªtica nombr¨¢ndo a Josep Maria Sol¨¦ Sabat¨¦, en un primer momento y a Jaume Sobrequ¨¦s en una segunda fase. Como responsable de museograf¨ªa se design¨® a Josep Boya i Busquets, vinculado al entorno convergente. La degradaci¨®n de la exposici¨®n permanente, inacabada, sin mantenimiento y sometida a una fuerte presi¨®n de visitas comenz¨® de inmediato y en ca¨ªda libre. Los contenedores de la exposici¨®n pensados para que la informaci¨®n cient¨ªfica pudiera ser renovada constantemente jam¨¢s fueron actualizados, mientras que el desgaste de la museografia interactiva apenas fue mitigado. Hoy la exposici¨®n es un lamentable y grotesco cad¨¢ver, un espacio concebido para la interactividad que se ha querido convertir en un imposible espacio expositivo cl¨¢sico. Por otra parte, la pol¨ªtica de exposiciones temporales tampoco ha sido afortunada. Pese a algunas excepciones, las propuestas se han caracterizado por una museograf¨ªa l¨²gubre, arcaizante y, sencillamente, aburrida. As¨ª pues, en su d¨¦cada de historia el MHC presenta luces y sombras. En la cara positiva, la inercia novedosa de la exposici¨®n permanente ha permitido mantener un contingente de visitas. Cabe destacar tambi¨¦n los esfuerzos del director Sobrequ¨¦s en cuanto a obertura a la sociedad y la positiva articulaci¨®n con la red de monumentos. En la cruz el asesinato de la exposici¨®n permanente y la irrelevancia de las temporales, imputables a negligencias que la administraci¨®n jam¨¢s deber¨ªa haber tolerado.
El nuevo Museo de Sociedad se proyecta al margen de la l¨®gica de una pol¨ªtica cultural sensata
Ahora la corta historia del MHC va a quedar truncada. El Departamento de Cultura ha decidido impulsar un nuevo y gran museo inicialmente descrito como de "sociedad", que implicar¨¢, a medio plazo, el desmantelamiento del MHC y el Museo de Arqueolog¨ªa de Catalu?a (MAC). El principal ide¨®logo del proceso liquidador, y posible coordinador, es Josep Boya, ahora en la esfera de ERC, que en el MHC ya ha demostrado sus capacidades. Las l¨ªneas argumentales, epistemol¨®gicas y museol¨®gicas, de la propuesta (no avalada por compromisos presupuestarios) son muy d¨¦biles. Se dice que el MHC es demasiado peque?o para una gran naci¨®n y que el edificio se va a tener que desalojar pronto por lo cual no se deben plantear remodelaciones. Vale la pena precisar que en absoluto es cierto que el MHC deba abandonar su sede, garantizada hasta 2019 y renegociable (incluso a la baja) a partir de la fecha. Otra cosa es que se quiera librar el espacio a hoteles, o jugar al pelotazo urban¨ªstico en una nueva y costosa sede. Por otra parte, el desahucio de la instituci¨®n va a legitimar, a¨²n m¨¢s, la incompetencia en la gesti¨®n de sus actuales instalaciones. Respecto al modelo del nuevo Museo de Sociedad, no se dice nada, pero es f¨¢cil predecir que el cruce entre un centro de interpretaci¨®n sin piezas (el MHC) con un museo de colecci¨®n (el MAC), y las colecciones etnol¨®gicas, m¨¢s que un h¨ªbrido va a generar un monstruo conceptual de inviable desarrollo museogr¨¢fico. Finalmente, lo m¨¢s sorprendente de esta fuga hacia delante es que la Generalitat, que ha hundido el MAC y que ha sido incapaz de mantener el reto del MHC, pretende ahora hacernos creer que en un centro m¨¢s grande va a ser m¨¢s eficaz. Probablemente, detr¨¢s de las insensatas propuestas no hay razones cient¨ªficas o de pol¨ªtica cultural, sino l¨®gicas de reparto de poder para el presente y el futuro. El nuevo museo "de sociedad", aunque s¨®lo exista nominalmente, descuaja los equilibrios existentes y puede generar, de inmediato, un notable poder de decisi¨®n burocr¨¢tica sobre museos y monumentos y en las consiguientes inversiones (personal, mantenimiento, imagen, exposiciones, construcci¨®n...) que en ellos se realicen. La demolici¨®n conceptual del MHC y del MAC deben entenderse en una iniciativa que pretende redefinir nuevos espacios de poder, en el entorno ERC y al margen de las l¨®gicas de una pol¨ªtica cultural sensata.
F. Xavier Hern¨¢ndez fue coordinador del proyecto hist¨®rico y museogr¨¢fico del MHC.
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