Asesinado el jefe militar de Hezbol¨¢
Mugniyah era uno de los hombres m¨¢s buscados por la CIA y el Mosad israel¨ª
M¨¢s de un cuarto de siglo de clandestinidad acab¨® la noche del martes en Damasco. Imad Mugniyah, uno de los m¨¢ximos l¨ªderes de Hezbol¨¢ y el m¨¢s escurridizo, acusado por Estados Unidos e Israel de los m¨¢s sangrientos atentados perpetrados en L¨ªbano y Argentina, fue la v¨ªctima destrozada en el ataque con bomba que sacudi¨® la capital siria. En el opaco mundo de las organizaciones islamistas y de los servicios de inteligencia, dos cosas est¨¢n claras: Hezbol¨¢ ha sufrido un severo golpe y el servicio de espionaje capaz de ejecutar el atentado en el coraz¨®n de Damasco demuestra enorme capacidad de maniobra. La milicia chi¨ª, Ir¨¢n, Siria y Ham¨¢s no dudan sobre la autor¨ªa: el Mosad israel¨ª. El Gobierno hebreo rechaz¨® la imputaci¨®n.
Estaba considerado el jefe de las operaciones armadas de la milicia chi¨ª libanesa. De ser cierto el macabro curr¨ªculo que atribuyen a Mugniyah -de 45 a?os, natural de un pueblo del sur de L¨ªbano, y de origen palestino-, ha muerto el cerebro de ataques terroristas que quedan grabados en las retinas.
La primera operaci¨®n suicida, perpetrada contra la Embajada de Estados Unidos en Beirut, en 1983 (63 muertos); un ataque similar con camiones bomba contra los cuarteles de las tropas francesas y estadounidenses ese mismo a?o (300 fallecidos); la explosi¨®n en la Embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992, en la que perecieron 29 personas; y el atentado contra un centro social de la comunidad jud¨ªa en la capital argentina, en 1994, en el que perdieron la vida 85. A Mugniyah, adem¨¢s, se le involucra en la crisis de los rehenes norteamericanos y franceses que salpic¨® la guerra civil libanesa en los a?os ochenta.
El Gobierno israel¨ª, como es norma, rechaz¨® la autor¨ªa del asesinato. Pero los analistas hebreos creen muy probable esa opci¨®n. Yossi Melman, experto militar del diario Haaretz, escribi¨®: "La posibilidad de que Israel est¨¦ detr¨¢s de este acto es definitivamente razonable". Mugniyah era desde muchos a?os atr¨¢s el objetivo m¨¢s perseguido por el Mosad, por encima incluso del actual l¨ªder de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢. Y era el m¨¢s buscado por EE UU hasta la aparici¨®n de Osama Bin Laden. En Washington y Tel Aviv se celebr¨® la noticia y el m¨¦todo empleado. "El mundo es un lugar mejor sin este hombre. De un modo u otro ha sido llevado ante la justicia", declar¨® el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack. En las capitales ¨¢rabes se calificaba el atentado "de terrorismo de Estado".
Sea como fuere, los ejecutores han sido capaces de alcanzar a un fugitivo que adoptaba medidas de seguridad extremas en sus vaivenes entre L¨ªbano, Siria e Ir¨¢n. Y lo han conseguido en un barrio de Damasco en el que se ubica una sede de los servicios de espionaje sirios. Romper esos cercos est¨¢ al alcance de pocos.
No siempre ha salido rentable el asesinato de un l¨ªder de esta ¨ªndole. A la muerte de Abbas Musawi, jefe de Hezbol¨¢, le sucedieron los atentados terroristas en Argentina. Y la sucesi¨®n de Nasral¨¢, un dirigente m¨¢s duro y mejor conocedor de la psicolog¨ªa israel¨ª. En una de sus ¨²ltimas apariciones en p¨²blico, anunci¨® estar en posesi¨®n de "brazos y troncos" de soldados israel¨ªes abandonados en el campo de batalla. Un doble golpe: primero por la obsesi¨®n de los israel¨ªes por recuperar los cad¨¢veres, y segundo porque el Ej¨¦rcito israel¨ª hace gala de no dejar atr¨¢s a sus heridos y ca¨ªdos en combate.
Ser¨¢ complicado reemplazar a Mugniyah, el tercer hermano de la familia muerto en similares circunstancias, porque nadie conocido cuenta con su experiencia. Y f¨¢cil de adivinar que Hezbol¨¢ tratar¨¢ de cobrar venganza. Ning¨²n especialista espera una represalia inmediata dado que la milicia libanesa suele tomarse su tiempo y elegir la coyuntura que m¨¢s le conviene. El parlamentario de Hezbol¨¢ Ismail Sukeir advirti¨®: "Tenemos derecho a la represalia en cualquier lugar del mundo".
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