"Ch¨¢vez viola el significado de las palabras"
"La tierra gir¨® para acercarnos, / gir¨® sobre s¨ª misma y en nosotros, / hasta juntarnos por fin en este sue?o". En la pel¨ªcula 21 gramos, Sean Penn recita estos versos a Naomi Watts en un restaurante chic. El personaje de Penn habla del autor de esas palabras como de su "poeta favorito". Pues bien, ese poeta es Eugenio Montejo, venezolano de 69 a?os, que acaba de publicar El cuaderno de Blas Coll (Pre-Textos). Montejo recuerda la primera noticia que tuvo de la pel¨ªcula de Guillermo Arriaga y Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu que dio a su poes¨ªa una popularidad poco habitual para el g¨¦nero: "Recib¨ª un e-mail en el que un chico me dec¨ªa que iba a usar unos versos m¨ªos. Pens¨¦: cosa de universitarios. Al poco me contaron que en una pel¨ªcula de Hollywood citaban a un venezolano. El chico que me hab¨ªa escrito el mensaje result¨® ser Arriaga, que me dijo luego que a Penn le costaba mucho pronunciar Eugenio. El sonido jota es una tortura para los anglosajones. En Londres, una profesora me dijo: 'Mejor te llamo Jeremy".
El filme '21 gramos' populariz¨® los versos del poeta venezolano
La memoria del escritor de Caracas sale del cine y tropieza con el pan que tiene en la mesa. Su padre ten¨ªa una panader¨ªa y ¨¦l se refugiaba all¨ª. "Me impresionaba", cuenta, "la harina por todas partes, el rito de poner el horno al rojo vivo, el sentido de la responsabilidad de aquella gente, trabajando toda la noche. ?se fue mi taller literario". Lo dice mientras da cuenta con parsimonia del men¨² que la Residencia de Estudiantes sirve en platos dise?ados por Laura Garc¨ªa Lorca. "Aqu¨ª la comida tiene memoria", apunta Montejo. "Seguro que esta merluza le gustar¨ªa a Juan Ram¨®n".
Entre plato y plato, el poeta recuerda tambi¨¦n el descubrimiento que marc¨® su infancia, el alfabeto: "Me fascin¨® que el universo cupiera en 28 caracteres". Y recuerda siempre la respuesta de un barbero de barrio en sus a?os de diplom¨¢tico en Lisboa cuando ¨¦l llam¨® analfabeto a un pol¨ªtico: "No hable mal de los analfabetos. Ellos inventaron la escritura".
La comida desemboca en una naranja preparada, y la conversaci¨®n, en la pol¨ªtica. El autor de cl¨¢sicos de la literatura latinoamericana actual como Adi¨®s al siglo XX hubiera preferido seguir hablando de poes¨ªa, pero no se escabulle cuando se le pregunta por el Gobierno de su pa¨ªs: "Hay una regla de oro de la diplomacia: no hablar de cuestiones internas de tu pa¨ªs fuera de ¨¦l. Si me siento autorizado es porque ha sido el Gobierno mismo el que, en la famosa cumbre de Chile, llam¨® fascistas a los estudiantes. Ch¨¢vez viola todas las normas, empezando por el significado de las palabras. Cuando los estudiantes marcharon pac¨ªficamente hasta la Asamblea Nacional los esperaban pistoleros motorizados. ?No son ¨¦stos los que se parecen a los fascistas italianos?". A Eugenio Montejo le "complaci¨® infinito" el no en el refer¨¦ndum constitucional, aunque prev¨¦ un futuro lleno de tensiones "ahora que al presidente se le ha confirmado, contra su deseo, la fecha de salida".
El comedor se va vaciando y el poeta recuerda el consejo medieval: "Ponello en las menos palabras que puedan ser". Y apostilla: "Eso es la poes¨ªa, ?no?". S¨ª. Y el periodismo.
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